
El trágico suceso acaecido en Tailandia protagonizado por el joven Daniel Sancho, encarcelado y a la espera de un juicio sumarísimo, ha removido el pasado de su familia paterna y de paso también la figura de su popular abuelo, Sancho Gracia. Distintos medios de comunicación, en particular revistas del corazón, insertaron en sus páginas estos días la biografía de quien a partir del año 1976 se hizo muy popular por la serie Curro Jiménez, que en posteriores temporadas hasta el presente ha seguido emitiéndose, sobre todo en meses veraniegos cuando la programación habitual se altera. Los jueves, en agosto, se han podido ver capítulos de tan traída y llevada serie. Dióse la circunstancia de que el reconocido actor murió un 8 de agosto, en 2012. Y en esos primeros días del mismo mes es cuando su nieto ha cometido presuntamente su terrible crimen.
La biografía de Sancho Gracia contiene datos publicados con total coincidencia en todos los medios informativos que, respecto a su pasado, no son ciertos. ¿Por qué los alteró el propio actor? Él mismo, como supongo haría siempre con otros periodistas, me contó así la primera parte de su interesante vida: "Yo soy madrileño fetén, nacido en la calle de Embajadores. Aquí estuve hasta los doce años, que es cuando marché con mi familia a Uruguay. Mi padre trabajaba de "maître" en el hotel Palace y le propusieron el trabajo de mayordomo en la Embajada de España en Montevideo. Así que hicimos las maletas y nos largamos para allá. Lo único que yo hacía entonces era estudiar, sin otros sueños que los de cualquier chico de mi edad. Dos años después murió mi padre y entonces tuve que ponerme a trabajar en muy diversos oficios, desde empleado en una cafetería, donde tenía que lavar platos, pasando por auxiliar de banca; luego me llamaron de la Embajada por si me interesaba entrar en calidad de funcionario. Acepté. Aquel empleo me duró hasta cumplir los diecisiete años. Fue cuando me entraron las ganas de dedicarme al teatro, no sé por qué. Me es difícil precisar el motivo de mi vocación inesperada. Supongo que por dinero".
Contado lo cual es cuando relatamos a continuación lo que hemos investigado; lo que se desconocía del pasado de Félix Ángel Sancho Gracia, que para su carrera utilizaría sólo sus dos apellidos. Nacido en septiembre de 1936, al comienzo de la guerra civil. No conoció a su padre, fue hijo póstumo, ya que éste falleció en agosto de ese año a consecuencia de una peritonitis, un mes antes de su nacimiento. Sancho Gracia nunca contó ese antecedente familiar. Ni lo que pasó en adelante. Su madre hubo de trabajar de camarera en el hotel Ritz, ya en la postguerra. En 1941 conoció a Gabino Abril que, de botones llegó a ser "maître" del Palace y contrajo con él segundas nupcias. Obsérvese que cuando Sancho hablaba de su progenitor con esos datos profesionales relacionados con la hostelería, en realidad se trataba de su padrastro, sin señalarlo como tal. El señor Abril lo trató como hijo propio, desde luego.
No sabemos si por cuestiones políticas el padrastro de Sancho Gracia quería marcharse de España con su recién formada familia. En ese empeño lo ayudó el embajador Juan Pablo Lojendio (el mismo que a principios de 1960, estando en La Habana, se enfrentó airadamente ante Fidel Castro en defensa de España). Le facilitó a Gabino Abril un puesto en la legación española en Montevideo. Preparó éste con su mujer, Félix Ángel Sancho y no sabemos si también una hermana de éste, el viaje a la capital uruguaya. Al parecer, primero se instaló él en ese país. Sucedió que con los pasajes del barco en manos de la madre de Sancho Gracia, cuando iban a viajar para reunirse con el mentado Gabino Abril, recibieron la noticia de que éste había fallecido. No obstante, en 1948 se instalaron en Montevideo. Y a partir de entonces sí que ya encaja lo referido por Sancho Gracia acerca de sus primeros años. Tenía doce cuando arribó a Uruguay y amén de los oficios que hubo de emprender y así nos lo contó, trabajó también en una empresa de automóviles y en una fábrica de los jabones "Lux" (que los anunciaban como "el de las estrellas" de cine).
A los diecisiete años le entró la vocación teatral. Estudió Arte Dramático. Conoció a la gran actriz Margarita Xirgu, que lo amadrinó artísticamente, entrando en su compañía. Allí, la catalana exiliada le facilitó interpretar lo mejor de la dramaturgia española del Siglo de Oro. En ese tiempo de estancia en Uruguay, Sancho Gracia hizo amistad con Paco Rabal. Y éste lo animó a que regresara a España.
Sancho Gracia, antes de emprender ese retorno, se había enamorado de una joven periodista, Noela Aguirre Gomensoro, hija de un diplomático uruguayo. Llegado el momento propicio para que Sancho partiera rumbo a nuestro país, convino con Noela casarse… pero por poderes. Y así fue. El 19 de mayo de 1969. Él se encontraba en Barcelona. Bromeaba el actor años más tarde: "En realidad "nunca" me casé con Noela. Lo hizo en mi nombre un amigo mío, llamado Raúl". Éste, efectivamente, fue quien lo representó en Montevideo ante el juez que celebró la ceremonia nupcial.
Sancho y Noela se habían conocido en Montevideo cuando ella fue a hacerle una entrevista. El galán ya era muy conocido en Uruguay por su trayectoria escénica. Lo anecdótico, según me aseguró Noela, es que esa entrevista nunca llegó a publicarla. Seguramente por pudor, ya que ambos se habían enamorado acto seguido de conocerse.
Es a partir de 1963 cuando Sancho Gracia instalado en España comenzó una rápida ascensión en el cine y luego en la televisión, a menudo en películas de acción. Con Noela ya en Madrid formaron un hogar al que fueron llegando sus tres hijos: Félix, Rodolfo y Rodrigo. Sancho mostró siempre mucha simpatía hacia los periodistas, quienes lo correspondimos por el afecto mutuo. Callamos a veces ciertos deslices sentimentales del galán, quien procuraba llevar una existencia discreta respecto a sus romances. Ni siquiera quiso aprovecharse del día que se encamó en Almería con Raquel Welch. Todo un caballero, aunque no lo consideró así el entonces marido de la estrella norteamericana que lo persiguió por todo el hotel donde se hospedaban, pistola en mano. Dos números de la Guardia Civil acudieron al establecimiento para acabar con aquella escena "de película".
Al margen de su condición seductora, Sancho Gracia siempre alardeó de su vida familiar. Adoraba a los suyos. Y cuando el segundo de sus tres varones, Rodolfo, fue padre del hoy de triste actualidad, Daniel, no estando aquel casado, le conminó a reconocer al niño y hacer frente a su responsabilidad. Mucho habría sufrido Sancho Gracia de vivir ahora por lo sucedido con su nieto mayor. De igual manera que su viuda, Noela, y a pesar de que sus hijos han querido aislarla de la televisión y la radio, ha acabado por enterarse de que su querido Daniel está en prisión por tan macabra acción. Se veían a menudo, Daniel pasaba muchos días junto a su abuela. Este es un drama que la familia de Sancho Gracia no podrá olvidar el resto de sus días.

