
Sin que pretendamos meter miedo alguno, sino alertar a cuantas mujeres se someten a intervenciones de cirugía estética, pasamos a contarles el durísimo calvario de una modelo de prestigio internacional, Linda Evangelista, que ha permanecido alrededor de siete años alejada de las pasarelas internacionales y las revistas del ramo. Partes de su bella anatomía, como descubriremos, quedó deformada, consecuencia del tratamiento al que se sometió, y a varias operaciones. Hoy, ya puede contarlo. Y así lo ha hecho a través de una docuserie junto a otras compañeras, The Super Models, que podrá verse a partir del próximo 20 de septiembre en Apple Tv.
Para los lectores que desconozcan su identidad, sepan que Linda Evangelista, nacida en Canadá hace cincuenta y ocho años, fue a finales de los años 80 y la década siguiente una de las más cotizadas Top Models, rivalizando con otras colegas destacadas, entre ellas Cindy Crawford, Naomí Campbell, Claudia Schiffer y Elle Macpherson. Eran las reinas de los desfiles, quienes acaparaban las portadas de revistas de la categoría de Vogue y hasta aparecían algunas en el cine, como Linda, que además intervino en algunos vídeos de su buen amigo, el cantante George Michael.
Tuvo Linda Evangelista varios pretendientes, amantes y un par de maridos, el primero de ellos Gérald Marie, director ejecutivo de la importante agencia de modelos "Élite", con quien contrajo matrimonio en 1987 hasta disolverse seis años más tarde. En la posterior lista de quienes la amaron sin comprometerse a firmar papel alguno, figuró el guardameta de fútbol francés Fabian Barthez. Tenía treinta y cuatro años Linda y perdió el hijo que esperaba la pareja. Con quien sí alcanzó la maternidad fue con François-Henri Pinault, (novio de Salma Hayek).Y cuando se separaron, Augustin James, el hijo que tuvieron, comenzó a recibir una generosa pensión alimenticia cifrada en miles de dólares cada mes hasta su mayoría de edad.
Otro amor de la modelo canadiense fue el actor de Twin Peaks Kyle MacLachlan. El magnate italiano del petróleo Ugo Brachetti Peretti compartió una temporada el lecho de Linda Evangelista. Llegado 2005, ésta se casó por segunda vez con el piloto de Fórmula 1 Paolo Barilla. Italianos y franceses al parecer eran sus hombres preferidos. Luego de aquella boda no hemos conocido otras parejas de quien iba a vivir la más espantosa experiencia de su vida, personal y profesional a un tiempo. Ello ocurrió a partir de 2015.
Contaba medio siglo entonces. Una edad avanzada para una modelo de primera. Mas todavía era contratada por primeras firmas de la moda. Linda se obsesionó con recurrir a una operación estética. Criolípolis se llama, consistente en eliminar grasa; alternativa para no someterse a la más conocida liposucción, que es más agresiva. Con aquella elección se pretendía destruir, como decíamos, toda clase de tejido adiposo, congelando células. Pero eso no sucedió. ¿Error médico? ¿Culpa de la paciente?
Dos cirugías posteriores no fueron suficientes para que el cuerpo de Linda Evangelista luciera en todo su esplendor. Aparecieron por todo él bultos repartidos entre la espalda, los muslos, síntomas que responden a la denominación de hiperplasía adiposa paradójica. Cuando la modelo se contempló ante el espejo puede suponerse su reacción. Consultando a sus abogados, resolvió demandar a la clínica por un importe de cincuenta millones de dólares. La vista no sabemos si llegó o no a celebrarse; sí conocemos que se llegó a un sustancioso acuerdo económico, pero esa cifra, que sepamos, no llegó a hacerse pública. En cualquier caso, imaginamos que Linda Evangelista no iba a enriquecerse entonces merced a tal resolución legal: ganaba, antes de esa desgracia, lo suficiente. Lo peor fue la depresión que hubo de soportar hasta que en septiembre de hace un año pudo desfilar en la Semana de la Moda de nueva York, ya curada.
La serie televisiva que podremos contemplar dentro de unas semanas, como anunciábamos al comienzo del artículo, nos devolverá la todavía figura espléndida de Linda Evangelista, a sus cincuenta y ocho años, que aún no se ha retirado definitivamente de las pasarelas, aunque se haya tomado la vida más tranquilamente. Y lo principal: aceptando el físico que ahora tiene… sin visitar ya ninguna clínica estética, por muchos reclamos que le ofrezcan. Es aquello ya tan viejo de "virgencita, que me quede como estoy".

