Jacobo Ostos acudió el lunes al plató de Y ahora Sonsoles para aclarar con contundencia todas las informaciones aparecidas sobre la guerra familiar entre él y sus hermanos Gabriela y Jaime tras la muerte de su padre, Jaime Ostos.
Posicionándose claramente con su madre, Jacobo ha querido dejar claro que la relación con sus hermanos no era idílica antes de fallecer su padre: "Cuando el dinero está en juego a la gente se le quita la careta" y añadía: "Esta historia viene de hace muchos años, ha habido una persona que ha intentando arreglar una familia y esa ha sido mi madre".
Jacobo recordó con amargura, por ejemplo, cómo su hermano no ha ido al funeral o los homenajes, o cómo ninguno de los dos se molestó en muchos meses en pasar por la casa familiar para recuperar pertenencias que podían ser de su posible interés.
"Las cenizas se dividen a partes iguales. Mis hermanos desde el minuto cero en que fallece saben que pueden ir a casa a recoger lo que quieran. Tuvieron todas las facilidades", dijo Ostos ante Sonsoles Ónega. "Pero no han venido hasta julio de este año, un año y siete meses después, cuando acude mi hermana con un amiga y un camión".
El abogado explicó la situación del capote de su padre, una de las principales pertenencias y objeto de discusión familiar, dando la versión proporcionada por su madre, María Ángeles Grajal: "Mi padre se lo dejó a mi madre porque era un regalo para mí", explicó.
La situación, dijo Jacobo, es la siguiente, y es la que no acaban de asimilar sus hermanos: "Mi padre tenia una pensión como jubilado. Mi padre era rico cuando se casó con Consuelo Alcalá. Estaba en el mejor momento de su carrera. Pero se lo dejó todo en el divorcio y se quedaron con todo lo que tenía. La que puso el dinero en la casa fue mi madre María Angeles Grajal".
Cansado de todas las acusaciones que se están haciendo hacia su madre, Jacobo defiende que sus padres se casaron por amor y no por el dinero.
Ante esta otra polémica en la que la pareja no estaría realmente casada en el momento de la muerte, la propia María Ángeles Grajal ha dado su versión de los hechos a través de una llamada teléfónica en la que ha explicado: "Nos casamos el 14 de agosto de 1992 en El Escorial por segunda vez" un matrimonio que según la colaboradora Pilar Vidal "no está registrado en el ministerio de justicia". Jacobo rebatió esta versión con fuerza enseñando documentos que demostrarían que su padre "está registrado como fallecido y mi madre es su viuda".