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Las tragedias que han marcado la vida de Pierce Brosnan

El actor Pierce Brosnan fue el popular James Bond de los 90. Su vida personal, sin embargo, ha vivido episodios trágicos.

El actor Pierce Brosnan fue el popular James Bond de los 90. Su vida personal, sin embargo, ha vivido episodios trágicos.
Pierce Brosnan y Cassandra Harris. | Gtres

Con vistas a la próxima temporada de primavera, la más importante cadena de grandes almacenes acaba de lanzar una campaña publicitaria con carteles anunciadores que tienen como imágenes las del último James Bond, el actor irlandés-norteamericano Pierce Brosnan; no es la primera vez que lo contratan con esta importante firma. Atendiendo sin duda alguna a que es no sólo un rostro muy conocido: también por su innata elegancia. En la pantalla y fuera de ella, luce siempre impecable vestuario. En esta ocasión lo acompaña uno de sus hijos, Paris. De esa forma, lucen modelos para caballeros de edad madura y asimismo con destino a jóvenes veinteañeros.

Conocí a Pierce Brosnan en una de sus estancias madrileñas, y observé que es un hombre tranquilo (lo contrario en sus aventuras del personaje creado por Ian Fleming), que domina sus gestos, aparenta frialdad, es cortés, sabe escuchar y resulta ser aunque flemático, alguien con el que es fácil mantener empatía. Tal vez esconda en su mirada algún rasgo melancólico. Aunque no le apetezca recordar sus tragedias, es fácil convenir con él que han marcado su vida; la de una infancia y adolescencias tristes, la muerte de su primera esposa, luego la de una hija adoptiva, y si ya no era suficiente, el periodo en el que uno de sus varones cayó en las redes de la droga. Si Pierce Brosnan ha podido superar esas desgracias significa que es un hombre entero, capaz de enfrentarse a cuanto el destino le ha señalado. En el caso de su hijo drogadicto ha admitido que tuvo que renunciar a protegerlo, dejándole seguir su complicada existencia.

Pierce Brendan Brosnan, irlandés de nacimiento, nacionalidad que comparte con la norteamericana desde hace veinte años, tiene setenta actualmente, a punto en mayo próximo de cumplir uno más. Se conserva estupendamente: hace ejercicio a menudo y practica diversos deportes. Si no se deja la barba por imposición de algunos personajes, resulta más joven.

Hijo de un modesto carpintero que abandonó el hogar siendo Pierce un bebé, hubo de quedar a los cuatro años al cuidado de sus abuelos porque su madre se marchó a Londres para trabajar de enfermera. Murieron sus abuelos, se ocupó de él una tía, luego un tío, para acabar en una pensión al cuidado de una señora llamada Eileen. Qué duda cabe que esos amargos recuerdos no los ha olvidado. Pues después, a partir de 1964, vióse obligado a marcharse a Londres donde su madre se había casado de nuevo y Pierce hubo de convivir con un padrastro.

Pensando en su futuro y seguro de sus habilidades con el dibujo entró de ayudante con quien tenía una empresa de arte gráfico y allí permaneció tres años dedicado, entre otras habilidades, a realizar portadas de discos. Pero le sobrevino un interés repentino por el teatro. Y convencido de que podía ganarse la existencia como actor se preparó para ello. Durante varias temporadas intervino en funciones teatrales, series de televisión, en modestos cometidos.

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Con Keely Shaye-Smith | Archivo

Con el tiempo, transcurridos unos cuantos años, en 1995 aceptó ser el nuevo James Bond, rodando cuatro películas, a partir de la primera, Goldeneye. Era el quinto actor en incorporar el ficticio personaje cinematográfico "con licencia para matar", después de la larga etapa de Sean Connery y sus respectivos continuadores: George Lazenby, Timothy Dalton, y Roger Moore, cada uno de los cuáles, como recordarán muchos espectadores, con un estilo especial. No defraudó Brosnan en su papel, pues los filmes en que intervino dejaron en taquilla en todo el mundo excelentes recaudaciones. Vivió Pierce un episodio durante uno de los rodajes de esa secuela, cuando su compañera en Muere otro día, la bella actriz de color Halle Berry, en una pausa de la filmación se atragantó comiéndose un higo. Rápidamente Pierce se dio cuenta del mal momento que atravesaba su compañera y con destreza y rapidez logró que Halle expulsara aquel fruto de su garganta. Probablemente le salvó la vida y Halle Berry se lo ha agradecido varias veces cuando ha contado a los periodistas ese incidente.

Amén de otras películas, entre comedias de acción donde por lo común era el héroe de la historia, haber sido James Bond le proporcionó a Pierce Brosnan un crédito positivo como actor. Limitado desde luego, pero sin salirse de los cauces que le imponían. Consiguió a cambio también una sólida posición económica. Acostumbrado a conducir automóviles de probada potencia en la pantalla, fue haciéndose propietario de modelos inalcanzables para el común de los mortales: así de la importancia de un Aston Martin, BMW últimos modelos, Range Rover, Ford 150… Ha sido hace tiempo su más conocido capricho.

En cuanto a su vida personal ya les adelantábamos en nuestra introducción cuantas penas hubo de soportar, amén de las ya comentadas sobre su etapa de niño y adolescente. Conoció en 1977 a la actriz australiana Cassandra Harris, con quien se desposó tres años más tarde. Aportó ella al matrimonio un par de hijos que tuvo en un anterior enlace. Y con Pierce alumbraron un varón. Falleció su ex y Pierce adoptó a aquellos dos retoños. Cassandra se fue de este mundo en 1991 tras arrastrar una grave enfermedad cancerígena.

Dolorido, Pierce Brosnan se refugió en su trabajo, que afortunadamente nunca le faltó, y en la educación de sus hijos. Educado en la religión católica, el actor no protagonizó historias amorosas de ningún tipo hasta que encontrándose en México por razones laborales conoció a una actriz, modelo y entonces periodista llamada Keely Shaye Smith, con quien simpatizó en poco tiempo.

Aquel encuentro sucedió en 1994, pero la boda de la pareja no tuvo lugar hasta 2001. Dos hijos llegaron a su hogar, situado en Malibu Beach, California.. Todo transcurría entonces en un entorno feliz. Mas de nuevo un cáncer de ovarios se llevó por delante a su hija adoptiva Charlotte Emily, en 2013, la misma enfermedad que padeció la madre de ésta, Cassandra Harris. Otro zarpazo cruel que dejó sus huellas en Pierce Brosnan, consolado a diario por su segunda esposa. Para superar los malos momentos, él ha recurrido a menudo a los pinceles: pinta cuadros y así supera sus depresiones, que soporta en la intimidad. Ya ha celebrado con éxito alguna exposición, como una en Los Ángeles, que le reportó buenas críticas y ventas, con asistencia de sus mejores amigos de Hollywood.

Keely dice esto sobre su marido: "Es cautivador, alto, moreno, guapo… Soy consciente de que le gustan las mujeres, las aprecia… Y sobre su belleza, lo que más admiro de él es la que procede de su alma".

Keely queda dicho que fue modelo. La naturaleza cambia a quienes van cumpliendo años, como es lógico, a una mayoría de personas. Y la segunda esposa de Pierce Brosnan comenzó a engordar y así mantiene ahora un aspecto muy distinto a cuando se casó con él. Nunca el actor la ha desplazado, apareciendo en eventos sociales y cinematográficos juntos y sonrientes. Pierce ha dicho al respecto de la obesidad de la mujer que le ha devuelto la paz y el equilibrio sentimental: "Amo cada curva del cuerpo de mi mujer".

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