Dicen que el hábito hace al monje, y en el caso del abogado Ricardo Álvarez-Ossorio, apodado El abogado del diablo, podría decirse que también. El apuesto letrado ha dado el salto a la actuación, si bien no sale de las salas de los tribunales (ficticias) de la ultima serie de Movistar, Marbella. En ella hace de juez, no de abogado, profesión donde se ganó un apodo de los que acongojan: el abogado del diablo.
La cosa se aclara si tenemos en cuenta el titular: Osorio fue el abogado del mismísimo Cándido Conde-Pumpido, que esta misma semana ha cumplimentado su detención trimestral reglamentaria tras un supuesto ataque de nervios en las puertas de Mediaset.
El hijo del presidente del Tribunal Constitucional y principal herramienta de Pedro Sánchez para sus desmanes presidenciales es conocido en su profesión por sus excesos. El pasado mes de noviembre fue arrestado tras la denuncia de una prostituta que aseguró haber sido violada por el abogado y otros hombres en el chalet de Pumpido Jr. en Madrid. La mujer, Aline, aportó un terrorífico testimonio pero fue fulminantemente extraditada por otros cargos pendientes en su país de origen, Brasil, y retiró los cargos. Desapareció.
Entre esa fecha y el presente han mediado otros brotes psicóticos de Pumpido, que ha sido de nuevo ingresado en una clínica psiquiátrica justo después de -como en la otra ocasión- su detención por las autoridades. El supuesto brote del abogado, en esta ocasión, vino provocado por la denuncia de una empareja de Pumpido, que asegura que la amenazó con ahorcarla con un cable y agredió. Éste se presentó en las instalaciones de Mediaset para reclamar unas imágenes tratando de hacer valer sus derechos. Tras la detención dio positivo en drogas.
En lo que se respecta a Álvarez-Ossorio, que fue su abogado, ha celebrado su cumpleaños saliendo en la tele. Pero no declarando a favor del que fue su defendido, sino interpretando. A un juez. La serie Marbella protagonizada por Hugo Silva narra las aventuras de un abogado sin escrúpulos que defiende a narcotraficantes en la localidad andaluza. César, que así se llama, no se apellida Álvarez-Ossorio pero también se enfrenta a un complejo entramado de delitos de todo tipo relacionados con ese área de trabajo. Él es también un abogado del narco, o el abogado del diablo.
Álvarez-Ossorio, nacido en Vigo pero criado en Cádiz, ha defendido a delincuentes como El Nene o Alex Male y en el pasado se ha visto incluso salpicado por el caso Villarejo (en alguna ocasión gestionó la contratación del polémico excomisario). El apodo no le viene grande: por él le reconocen tanto la Policía como sus defendidos, desde narcotraficantes hasta blanqueadores de dinero y sicarios. A él no le gusta.
Su relación con Pumpido es evidente, en tanto ambos recibieron sendos premios de la Sociedad Europea de Fomento Social y Cultural, que concedió los Toga de Oro a la Excelencia Jurídica al despacho Álvarez-Ossorio. El segundo premio fue a parar a Conde-Pumpido & de Porres Abogados, que acudió a la gala de la mano de su entonces pareja, Lara Dibildos (que ya se ha desentendido de su ex tras su segunda detención).
El desembarco del abogado del diablo en la ficción de Movistar tuvo lugar exactamente como uno espera: en una macrofiesta organizada por él mismo y a la que acudió el director Dani de la Torre, precisamente tras las cámaras en la serie Marbella. El protagonista parece inspirado en el propio Álvarez-Ossorio: es guapo, es rico y se desenvuelve muy bien en ese discutible pero lujoso ambiente.
Él mismo reconoce el paralelismo a El Mundo, pero también señala que tiene un punto de "caricatura". El personaje de Hugo Silva -dice- "hace cosas que yo no haría nunca". Lo que el personaje de Hugo Silva no ha hecho, de momento, es defender al hijo de Cándido Conde Pumpido, por lo que la realidad aquí ha vuelto a superar a la ficción.