
Madonna no se llama así realmente, sino Louise Ciccone, pero le pusieron tal sobrenombre en recuerdo de su madre, muerta de cáncer. Apelativo de raíz latina, vocablo habitual en Italia, de donde era su progenitor, que emigró con su esposa, descendiente de canadienses, a Estados Unidos, donde nació la futura reina del pop, en agosto de hace sesenta y seis años, en el estado de Michigan. La familia se asentó en un suburbio de Detroit. Pasaron muchas calamidades. En la escuela, Louise ya se reveló como una niña rebelde, característica que siempre la acompañaría.
Madonna, cuando todavía no había cumplido la mayoría de edad, se arriesgó a marcharse a Nueva York con sólo treinta y cinco dólares en los bolsillos. Trabajó duro para pagarse unas clases de baile y canto, gracias a cuanto cobraba como camarera en un bar, reuniendo propinas diarias y llevando una existencia austera.
Cuando le fue posible dejó de servir mesas, integrada en el espectáculo del francés Patrick Hernández donde bailaba y cantaba. De paso, se lio con él, para dejarlo después montando otra banda, tocando guitarra y batería. Su nuevo compañero en el grupo y en la cama se llamaba Stephen Bray; la banda llevaba por nombre Emmy, curiosamente, como luego se han conocido los importantes premios televisivos.
Ya al comienzo del decenio de los 80 Madonna estaba dispuesta a independizarse artísticamente como solista, iniciando en 1982 su, a día de hoy, prolongada discografía, grabando un par de años después el primer álbum, "Like a Virgin", rampa de lanzamiento mundial de la artista, convencida de que podría ser una estrella del pop. Quien le produjo aquel elepé se llamaba John Benítez, e ingresó en la larga lista posterior de sus amantes, al que sustituyo otro artista, Jean Michel Basquiat. Como la relación de los novios que ha tenido ocuparía mucho espacio, renunciamos a describirla, salvo para anotar sus únicos dos matrimonios.
El primero fue con Sean Penn, el conocido actor, tipo duro, inconformista como ella. Se conocieron cuando Madonna grababa un video de su canción "Material Girl", casándose el día del cumpleaños de ella en 1985. La unión de dos caracteres tan potentes era un puro volcán. Tarde o temprano se vislumbraba su final, que les llegó en 1989.
Después de su divorcio Madonna se enamoró de su entrenador personal, Carlos León, quien le daba sesiones de "fitness" hasta que pasó también a proporcionarle otras de carácter íntimo. Era cubano, sexualmente muy activo, y a su lado, retozando día tras día, la cantante alcanzó la maternidad que deseaba, una niña llamada Lourdes aunque también se la conoce como Lola; ahora es una atractiva modelo que ejerce su profesión en Nueva York, donde vino al mundo en 1996.
Concluido aquel idilio, en 2000 Madonna repitió boda, con un director cinematográfico, Guy Ritchie, ceremonia romántica celebrada en un castillo escocés. Dejó la cantante su residencia neoyorquina para establecerse con su segundo marido en Londres, que es donde él vivía. De esta unión, Madonna fue madre de un varón, al que pusieron de nombre Rocco, decisión de ella, porque es de origen italiano, como lo era su padre. Rocco se gana la vida como pintor, firma con el seudónimo Rhed y reside en la capital británica, su lugar de nacimiento. Sus progenitores se divorciaron en 2008. Si mis informes no me fallan, Rocco sale con la modelo española Olivia Monjardín, con quien ha pasado unas vacaciones en la isla de Cerdeña. Se conocieron en la Universidad de Saint Martins, de Londres, templo del aprendizaje de la moda. Ambos tienen la misma edad, veintitrés años. Olivia es hija de una interiorista y un empresario minero, muy amiga de Victoria Federica.
Un año antes de romper con Guy Ritchie, Madonna quería aumentar la familia. Tal vez no pudo por problemas de su marido; el caso es que se decidió a adoptar un niño de trece meses, David, tras visitar el orfanato Home of Hope de Malawi. Había quedado huérfano de madre a poco de nacer, fue abandonado por el padre, padecía malaria y neumonía, sus hermanos habían fallecido a una edad temprana a causa de una infección, y la cantante quedó conmovida al saber la historia de ese bebé de piel negra. Ya era madre de tres hijos. Decidida a tener una familia numerosa, en 2009 adoptó también una niña de Malawi, a quien impuso los nombres de Mercy Jones. Y en 2017, hizo otro tanto en el mismo orfanato con las gemelas Estere y Stella.
Cuando David cumplió once años fue fichado por el Benfica, club de fútbol portugués, en su plantilla de futuros ases. Y dada su minoría de edad, Madonna, que lo quería mucho, se instaló en nuestro vecino país, adquiriendo un palacete de hace un par de siglos en Lisboa donde ha residido mucho tiempo, aunque no dejara de cumplir con sus compromisos musicales en todo el mundo.
Este David merece unas líneas, porque recientemente hizo unas declaraciones al diario "The Sun" donde aseguraba, ya viviendo en Nueva York, que no disponía de medios para comer, incluso que había llegado a rebuscar entre la basura para encontrar algo con lo que alimentarse. Tal supuesta declaración del hijo de Madonna se publicó en medios de todo el mundo. Para luego resultar ser una mentira a medias. Cierto es que se ha independizado de su madre, y no desea recibir ayuda económica de ella; de ahí que optara por buscarse un apartamento en el Bronx, uno de los barrios más peligrosos de Manhattan, donde quiere tener la experiencia de un bohemio en plena libertad, sin trabajo fijo, aunque de vez en cuando da clases de guitarra, y disfruta viviendo al día. Madonna sufre desde que David se fue de casa y encima dándole este disgusto. Su identidad se completa con el apelativo Banda. Tiene una novia, la modelo de veintiún años María Atuesta. Sabemos que antes de llegar a ese punto descrito, en mayo último tocó la guitarra con la banda que acompaña a Madonna en su actual gira mundial; fue en Río de Janeiro. Estaba muy contenta entonces ella porque insistimos en que David es el favorito de sus hijos, del que dice es buen compositor, que además ha ejercido muy bien de modelo y tiene un cuerpo admirable de atleta.
Han transcurrido ya cuarenta y cinco años del despegue musical de Madonna, sin duda alguna la cantante de mayor influencia en infinidad de jóvenes intérpretes del pop mundial. Ella fue quien impuso su estilo, la moda de sus espectáculos, la coreografía, unas letras irreverentes en ocasiones, ácidas, críticas contra el "establishment"…Madonna siempre fue un icono sensual, habló siempre de la sexualidad con todo descaro, cuando aún no existía la libertad de expresión actual. Y en escena, con su trepidante música, su endiablado ritmo (no olvidemos que empezó siendo bailarina) y una voz de singular potencia, no ha tenido rivales en muchas temporadas. Ahora, puede que sí, pongan ustedes sus nombres, lo que no la impide seguir siendo una reina del pop aún no destronada. Ha vendido más de seiscientos millones de discos, protagonista de varias películas, como "Evita" (junto a Antonio Banderas, a quien nunca consiguió "llevárselo al huerto" como era su irrefrenable deseo), realizadora cinematográfica; es diseñadora de ropa, ha escrito varios libros, productora de discos, empresaria… De salud, ahora está bien, pero hace un año se libró de una enfermedad proveniente de cierta bacteria. Creyendo que podía morir, reunió a sus seis hijos, que le aportaron cariño y fuerza suficiente para no pensar en sus lúgubres pensamientos. En lo que la vida no la ha acompañado con tanta fortuna, a pesar de su amplia experiencia sentimental, es en el amor. Lo persigue, lo canta… Pero no lo encuentra de verdad.