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Richard Gere cumple 75 y estrena casa en Madrid con su familia

Con un capital estimado en alrededor de ciento cincuenta millones de dólares, Richard Gere se enfrenta ahora a una vida más tranquila en Madrid.

Con un capital estimado en alrededor de ciento cincuenta millones de dólares, Richard Gere se enfrenta ahora a una vida más tranquila en Madrid.
Richard Gere y Alejandra Silva. | Gtres

Estos días Richard Gere, su esposa Alejandra Silva y sus hijos se aposentan en su lujoso chalé madrileño, muy pendientes de que éstos inicien su periodo escolar. El galán norteamericano sostiene que si su mujer estuvo de acuerdo en residir con él seis años cerca de Nueva York, justo es que ahora le devuelva la ilusión de vivir en nuestro país, el de ella, natural de La Coruña. Una pareja modelo que, lejos del glamur con el que se exhiben otras que provienen de la fama en el cine, procuran llevar una existencia sencilla. Además están al frente de una Fundación que vela por sus ayudas a familias que malviven en la pobreza.

No obstante, la residencia en la que comienzan a estar en la capital de España, es por supuesto lujosa. Nada posiblemente comparada con otras de las grandes estrellas norteamericanas, pero de acuerdo con su "status" social. Situada en la urbanización La Moraleja, al norte de Madrid, mide mil metros cuadrados edificados en una parcela de diez mil, en el año 1994. Su precio, once millones de euros. Es una casa de tres plantas, dotada de piscina climatizada y una bodega. No muy lejos de ellos, viven personajes muy conocidos, como Ana García Obregón, forrada de millones, que ha puesto a la venta su otra vivienda de Palma de Mallorca, propiedad de su familia, por la que pide treinta y cinco millones de euros. Otros vecinos de Richard Gere son: el futbolista del Real Madrid Luka Modric, la baronesa Thyssen, Rosendo Vauro y Amaia Salamanca…

Los Gere estén, como decíamos al principio, muy pendientes de sus dos hijos, Alexander, de cinco años y James, de cuatro, a los que se unió hace tiempo Albert, que Alejandra Silva tuvo de una anterior relación, hacia quien el actor siente cariño paternal. Además es padre también de Homer, de veinticuatro años, fruto de su segundo matrimonio, que reside en Nueva York.

Richard Tiffany Gere, que desde mediada la década de los setenta comenzó a destacar en la gran pantalla, sobre todo por su inmenso atractivo (tras abandonar sus estudios universitarios), ha sido calificado desde entonces como "un hombre objeto", o con el término cada vez más en desuso de "sex symbol". De sus cerca de cuarenta películas, hay dos sobre todas ellas que ya son historia en el Séptimo Arte, de las más taquilleras: "American Gigolo", fechada en 1980 y "Oficial y Caballero", de 1982. Aunque la crítica no la reconociera con las mismas virtudes, "Pretty Woman" resultó ser en 1990 otra cinta que batió récords de espectadores en todas partes donde se exhibió. Estrenaba allí canas, formando una estupenda pareja con Julia Roberts en su personaje ésta de prostituta de lujo. Aunque no con tanta proyección, en la filmografía de Gere hay otros notables títulos como "Mr. Jones", "Chicago", al lado de Catherine Zeta-Jones, y Renée Zellweger, ya en 2002, y algunas más puesto que, hasta la fecha, ha mantenido una regularidad en su filmografía, por supuesto cada vez más distante en el tiempo. Los años no perdonan y en el cine la galanura es atributo de los más jóvenes. A pesar de ello, Richard Gere a sus setenta y cinco años recién cumplidos, con esa cabellera plateada tan llamativa, mantiene un espectacular físico y la admiración femenina.

En el lejano 1977 era el varón por el que se encaprichaba Diane Keaton en la historia de "Buscando al señor Goodbar", ella en busca de amores desde la barra de un bar. Época en la que la liberación femenina estaba de moda en los argumentos cinematográficos. Luego, en "American Gígolo" era lo que en español callejero se denomina un puto: se prestaba a los deseos eróticos de su clientela en su papel de Julian Kay. El símbolo perfecto para una generación de damas liberadas, solteronas o esposas descontentas con el sexo con sus maridos. El escándalo apareció desde sectores conservadores. Y el galán se benefició de ese morbo cuando las imágenes lo mostraban en calzoncillos o completamente desnudo.

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Richard Gere y Alejandra Silva

No es extraño que "Playgirl", la revista que hacía lo mismo que "Playboy" sólo que dirigida a ellas, diera en portada a Richard Gere titulando que era el hombre más deseado del cine. En su interior, un texto lo consideraba el varón por el que suspiraban millones de féminas encantadas de soñar con él, manteniendo fantasías eróticas a todo trapo. Con "Oficial y caballero" sucedió tres cuartos de lo mismo.

Como actor tuvo algunos desencuentros con ciertas compañeras. Debra Winger, en "Oficial y Caballero", no se llevó bien con él y vino a declarar que rodando era un tipo lleno de frialdad. Lo que, evidentemente, contrastaba con lo que pensaban sus millones de seguidoras. Y asimismo otros colegas se enfrentaron con él, pues al parecer no se mostraba amistoso con ellos. Bruce Willis, tipo duro donde los haya y desde hace unos años víctima de una enfermedad progresiva, lo detestaba cuando protagonizaron en 1997 "The Jackal". Y Sylvester Stallone tampoco hizo buenas migas con Gerel en el rodaje de "The Lords of Fkatbush", en 2006.

Ello resulta también contradictorio para cuantos periodistas lo han entrevistado, que lo consideran un ser asequible y afable, muy tranquilo, sobre todo desde que hace cerca de cuatro decenios practica el budismo. Tal es su dedicación a esta creencia que con Tenzin Gyatson, casi nonagenario, último Dalai Dama, jefe espiritual de cuantos siguen esa religión del Tibet, ha venido varias veces a España en su afán de extenderla entre posibles fieles.

Su afinidad religiosa con su dios Buda no ha impedido a un seductor de su categoría mantener una intensa capacidad amatoria con muchas mujeres. Se le relaciona íntimamente con Barbra Straisand, Priscilla Presley, Kim Basinger… Se ha casado tres veces. La primera de ellas con Cindy Crawforf en 1991, la top model del lunar, de quien se divorció cuatro años después. Luego estuvo conviviendo siete años con la también modelo y actriz Carey Lowell, su esposa a partir de 2002 hasta 2016, siendo padres de un varón, Homer. Un par de años más adelante es cuando durante un tiempo que vivió en Italia se enamoró en la isla de Positano de la gallega Alejandra Silva.

Era ésta una empresaria directora de un precioso hotel, de alta categoría, "Villa Treville", construido en 2013 por un multimillonario norteamericano. Uno de los hijos de éste, Goving, heredó el negocio, también cargado de millones y geólogo de profesión. Tuvieron en 2012 un hijo. Las relaciones del matrimonio no presagiaban ruptura alguna pero la llegada como huésped a ese hotel de Richard Gere iba a cambiar por completo la vida de sus propietarios.

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Ni qué decir tiene que el actor desplegó todos sus recursos de conquistador cuando quedó deslumbrado ante la belleza de nuestra compatriota. Al parecer, ella no le hizo mucho caso al principio, y le hizo saber desde luego que era una mujer casada, madre de un niño. Pero Gere fue poco a poco ganándose la confianza de la gallega, al punto que Richard viajó con ella a Nueva York, junto a su hijo Albert, dejando a Govind Friedland con dos palmos de narices. Eso sí: quisieron hacer las cosas bien y hasta 2016, cuando ella consiguió el divorcio, no se casó con Richard. La ceremonia sucedió por el rito budista en 20l8, en el rancho que el novio poseía en Pound Ridge, a media hora de coche de Nueva York, (luego celebraron otra en La Coruña) aunque primero vivieron en una granja de Connecticut, de la que asimismo era dueño él. Nueva York es la capital donde más años ha vivido el actor. Nunca le gustó Hollywood, aunque tuviera que filmar allí muchas de sus películas. En los últimos tiempos ha preferido estar lejos de la conocida como Meca del Cine para interesarse por producciones más modestas, las del cine independiente.

Richard Gere y su esposa han estado en el reciente Festival de Cine de Venecia. Y ante una gran audiencia, el actor se puso de rodillas ante Alejandra Silva, su esposa. Gesto romántico, señal que la adora, mas un poco estrambótico.

Con un capital estimado en alrededor de ciento cincuenta millones de dólares, Richard Gere se enfrenta ahora a una vida más tranquila en Madrid junto a los suyos.

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