
Por increíble que parezca: un conquistador de comprobado historial amoroso vive solo en los últimos meses en su chalé situado en Torrelodones, a una treintena de kilómetros de Madrid. En compañía de sus perros, eso sí. Lo que no es lo mismo tratándose de un "donjuán" al que sus novias no le duran mucho. Digamos también que, aunque al actor gallego no le guste que lo consideren un guapo al que mucho le gustan las mujeres, lo que es completamente cierto, no se ha de minusvalorar la carrera artística que lleva, demostrando su ductilidad interpretativa y su talento. A su faceta de actor añadió hace poco tiempo la de director, y ya le está dando vueltas a situarse de nuevo tras las cámaras, si es posible teniendo como protagonista por segunda vez a su hermano Óscar, después de aquel debut como realizador de "Mi soledad tiene alas".
Se le ha juntado otro estreno, y tiene pendiente en abril el de "Muy lejos", una coproducción hispano-holandesa donde incorpora el personaje de un "hincha" del Español, equipo de fútbol al que sigue, desplazándose a Utrecht a ver un partido trascendental. Cuando va a regresar a Barcelona, donde vive, sufre un ataque de pánico que lo lleva a una situación surrealista: se queda a vivir en esa ciudad holandesa sin hablar el idioma, sin dinero, sin casa y permaneciendo en soledad en una especie de limbo. Naturalmente le suceden aventuras que Mario Casas interpreta entre el drama y la comedia.
La soledad en la que el actor sobrevive en esa película nos lleva a recordar pasajes de su vida en la que le han ocurrido muchos vaivenes, sobre todo de carácter sentimental.
Nació en la Coruña hace treinta y ocho años, pero siendo muy niño él y sus hermanos fueron llevados por sus padres emigrantes a Barcelona. Se instalaron a lo largo del tiempo en dos localidades catalanas, Martorell y Esparaguera. Siempre soñó con ser actor. Su familia, modesta, tenía a su padre trabajando en el ramo de la construcción y luego en la reforma de pisos. Ser albañil, no era precisamente el futuro para él. Tuvo que comenzar en el cine y la televisión con pequeños papeles. Hizo "spots" publicitarios para Telepizza y Renfe. Hasta que Antonio Banderas se fijó en él ofreciéndole un papel en el debut del malagueño tras la cámara, "El camino de los ingleses", año 2006.
El golpe de suerte lo tuvo Mario Casas un año más tarde, al intervenir en la serie de televisión "Los hombres de Paco", dando vida al policía Aitor Carrasco. Le llovieron críticas por la naturaleza del personaje, pero que no afectaban a su buen trabajo. En 2010 concluyó su paso por aquella serie. Ya conocido en toda España fue cuando su carrera subió como la espuma, convirtiéndose en uno de los galanes más aclamados. Las revistas rosas comenzaron a publicarle lo referente a cuantas mujeres fueron ocupando su corazón, casi todas actrices, compañeras suyas con quienes ligaba entre película y película.
Así, se recuerdan sus romances más o menos duraderos con Amaia Salamanca, Clara Lago, hasta desembocar en su convivencia con María Valverde, entre los años 2010 y 2014. De la noche a la mañana, en ese último año, ocurrió su ruptura inesperada con aquella para enrollarse con Berta Vázquez, con quien estaba rodando "Palmeras en la nieve", una de las mejores películas de Mario. Relación de un par de años, finiquitada en 2016.
Tras un tiempo durante el que no se le conoció ninguna amistad íntima femenina relevante, llegado 2018 el gallego compartió piso y cama con Blanca Suárez, una de sus mejores amigas. Por supuesto, con ninguna de las citadas habló nunca de casarse. Y en ese ir y venir hubo más mujeres que lo amaron, todas guapísimas, como otra actriz, Deborah François. Acabada su historia con ella, al corazón de Mario llegó una actriz y cantante mexicana, Eiza González, que ha sido hasta la fecha, su último amor. Finalizando 2024, el galán descansaba de tanto trajín, en ese lujoso chalé que tiene, no muy lejos de donde viven sus padres. Forman los Casas un clan muy unido.
Mario apoya a su hermano Óscar, que también lleva una carrera ascendente, como actor y como seductor. La benjamina de la familia, ya toda una mujer, es Sheila, quien últimamente aparece mucho en los semanarios del "cuore", amartelada con el jinete Álvaro Muñoz Escassi, que podría competir en conquistas con quien es ahora su probable cuñado. Éste, Mario, preguntado qué le parece la elección de su hermana, ha dicho que si ella es feliz, por él, encantado de la vida. Conociendo los antecedentes de Escassi, no apostaríamos que forme parte de la familia de los Casas, aunque nunca se sabe, sólo que el historial tanto de Álvaro como de Mario nos induce a creer que lo que les va, es la marcha. Pero no la nupcial.

