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Ana Obregón se topa con un nuevo obstáculo: su mansión de Mallorca no encuentra comprador

Valorada en 35 millones, la propiedad acumula meses en el mercado sin ofertas firmes y podría enfrentarse a una rebaja inminente.

Valorada en 35 millones, la propiedad acumula meses en el mercado sin ofertas firmes y podría enfrentarse a una rebaja inminente.
Ana Obregón. | Sotheby’s/ Gtres

En plena vorágine personal y mediática, Ana Obregón se enfrenta a una nueva encrucijada que va más allá de las portadas del corazón: la venta de 'El Manantial', la icónica mansión familiar en Mallorca, que sigue sin encontrar comprador pese a su exclusividad y valor sentimental. La propiedad, valorada en 35 millones de euros, permanece estancada en el mercado, convirtiéndose en un quebradero de cabeza más para la actriz, volcada en la crianza de su nieta Ana Sandra.

Lejos de ser una simple transacción inmobiliaria, la venta de esta residencia supone para Obregón cerrar uno de los capítulos más intensos de su vida. La casa, construida hace más de medio siglo, fue adquirida en los años 90 por el padre de la presentadora, Antonio García, a través de su promotora JOTSA, y desde entonces se convirtió en el epicentro de los veranos familiares. Allí pasaron largas temporadas Ana, sus hermanos, su madre y, especialmente, su hijo Aless, con quien compartió algunos de los momentos más felices, y también los más dolorosos.

"Es un lugar lleno de recuerdos, tanto alegres como tristes. Volver allí me resulta muy difícil desde la muerte de mi hijo y de mi madre", confesó Ana en declaraciones pasadas. El peso emocional del inmueble ha sido tal, que en los últimos años los hermanos Obregón optaron por turnarse para disfrutarla, aunque finalmente la carga emocional y las circunstancias del mercado han precipitado la decisión de vender.

Lujo en una ubicación privilegiada

Situada en la prestigiosa Costa de los Pinos, en el municipio mallorquín de Son Servera, 'El Manantial' cuenta con una parcela de más de 6.000 metros cuadrados y una superficie construida de 993 metros, todo ello en una sola planta. Tiene acceso directo a la playa de El Rajolí, embarcadero privado, piscina, pista de pádel, fuente de mármol, esculturas de autor, un estanque de carpas y hasta espacio para aterrizaje de helicópteros. Su distribución interior se divide en tres zonas claramente diferenciadas: día, noche y servicio. Dispone de siete suites, salón-comedor con vistas al mar, cocina, casa de invitados y una zona para el personal que incluye dormitorio, baño, lavandería y despensa.

El anuncio de venta, gestionado por una inmobiliaria de lujo, la describe como "un ejemplo sublime del diseño mediterráneo" y destaca su integración en el entorno natural, sus altos techos, grandes ventanales y suelos de piedra natural. La vivienda ha sido decorada con mimo por la propia Ana, quien imprimió un estilo personal basado en materiales nobles y una paleta cromática suave, sin perder de vista la funcionalidad y la elegancia.

Un precio que aleja a posibles compradores

A pesar de su atractivo y su exclusividad, la propiedad no ha logrado cerrar ninguna operación. Según publicó el portal Look, apenas ha recibido visitas y no hay ofertas firmes. La situación pone en evidencia una realidad cada vez más común en el mercado del lujo: el exceso de expectativas frente a la escasa disposición de los compradores a asumir elevados costes sin garantías.

El principal escollo parece ser la antigüedad del inmueble. Con más de medio siglo desde su construcción, la mansión requeriría una reforma significativa para adecuarla a los estándares actuales de confort. Esta perspectiva, unida a su altísimo precio, está desanimando incluso a compradores con gran capacidad adquisitiva.

De momento, desde el entorno de la familia no se plantean una rebaja, aunque no se descarta que esa opción se contemple si la situación se prolonga. La discreción con la que los cinco hermanos están llevando el proceso contrasta con el ruido mediático que sigue acompañando a Ana Obregón.

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