... un grano de tierra en el mayor de los desiertos, un suspiro perdido en la inmensidad de cualquier cielo, una molécula de luz en el mas infinito de los universos.
Un átomo en cualquier cuerpo, un cuerpo para poder seguir viviendo... y en él y por él viviendo, un corazón para dar vida, una vida para poder seguir compartiendo.
Discernir, pensar e intentar concluir en cuantas partes ese corazón se ha de partir para amar sin equivocarte, para no ser injusto, para no hacer romper el equilibrio, para hacer del sufrimiento tan solo una definición de un mal cuento por escribir y jamás poder ser escrito.
Mi meta, mi ilusión, mis ganas de vivir o el fin que he de perseguir es poder llegar a regalar, sin necesitar aplausos ni vítores, a mas de dos corazones las sonrisas perdidas, las risas jamás expuestas, los sueños incumplidos o una realidad perfecta.
Corazones que casi ausentes en vidas propias, le daban soplos de aire fresco y puro a mi corazón ajado y triste. Los corazones que hacían que en mi sentido viejo motor, resonaran notas de música aun no descubiertas. Notas de músicas alegres de fiestas, que la savia de vida surgiera como olas en galerna. Que los afluentes se tornaran ríos generosos e hicieran florecer en el desierto de mi desencanto, la mas bella flor de Primavera.
No quiero que sea tan solo un sueño, me duele pensar que conseguir recuperar las alegrías, para regalarlas, tan solo pueda llegar a ser una quimera.
Si algún poder pudiera tener, si un milagro se me pudiera conceder, si de una lámpara mágica su genio un deseo me pudiera conceder, tan solo pediría que el amor en todos los rincones resplandeciera y de esta "sencilla manera", los cristales opacos de la tristeza lograra así, por fin, poder romper.
Manuel
