Hay "emociones", que algunos hemos tenido la suerte de descubrir en las relaciones, de amistad y compañerismo, de nuestro entorno y que nos animan a seguir luchando, día a día.
El cariño con que determinadas "personas" tratan a los demás, cómo comparten sus cosas, cómo valoran lo bueno, "sin envidias," empujándonos y animándonos a desarrollar capacidades y a poner en práctica proyectos, en los que no nos implicaríamos solos, pero dejando que seamos nosotros quienes decidamos, sin imposiciones ni presiones, sin invadir nuestro espacio, sin pedir nada a cambio y sabiendo que podemos contar siempre con su ayuda.
Esas personas lo hacen todo más fácil, no hacen ruido, no llaman la atención... actúan con suma "delicadeza," que es una manifestación de la ternura y el cariño con los que tratan a los que están a su alrededor.
Hoy, no está de moda que seamos delicados, en un mundo en el que las imposiciones, la agresividad y el "yo" antes que nadie, están a la orden del día, "la delicadeza y el respeto" son el equilibrio que nos ayuda a seguir adelante y que hace que valoremos a estas personas, como “un tesoro” que hay que “cuidar” y “mostrar” a los demás, para que se contagien de ese sentimiento que nos ayuda a ser mejores personas y que hace que nos emocionemos, con ellos, al poderlos llamar “amigos”.
Ana
