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Katy Mikhailova

La celulitis no es bella

Alguien dijo una vez que si amas a las mujeres tienes que amar también la celulitis. Pero también hay distintos modos de enfrentar que la tienes.

Tania Llasera | Instagram

La lucha contra la celulitis es tan normal como la existencia de la misma. A nadie le gusta una grieta en la pared de su dormitorio, como a nadie le puede resulta agradable la estética de lo que es conocida como "piel de naranja", por ejemplo. El que diga lo contrario, se autoconsuela. Lo que no quita que sea esa acumulación de nódulos de grasa (que se presentan en formato de bolitas graciosas) algo que se acepte y se lleve sin complejos (o al menos así debería ser), pero sin ninguna necesidad de exhibirlo a diario en nuestras redes sociales.

Dicho esto: yo tengo celulitis. Está ahí. No se va. Lo he probado todo. Sentadillas, presoterapia, correr una hora cada día, cremas… Alguien dijo una vez eso de que si amas a las mujeres tienes que amar también la celulitis. Hasta aquí, todo bien. Existirá un pequeño porcentaje de mujeres a las que Dios les habrá librado de este mal endémico tan difícil de erradicar. Afortunadas ellas. Aunque quizá no más felices, o sí…

Soy feliz. Me gusto. No me escondo. Pero no publico cada semana fotos de mis piernas con esa celulitis con intenciones "socio-moralistas" y para autoconvencerme de que no es tan mala. Tampoco monto un cristo si en una foto se me ve. Ni tanto ni tan calvo.

La presentadora Tania Llasera no piensa lo mismo. En su Instagram, vuelve a protagonizar un polémico debate a raíz de mostrar un vídeo, en bikini, en el que no esconde ninguna "imperfecciòn", y baila sin tapujos, mientras cierra con sus glúteos la puerta en un tono humorístico. Acompaña el vídeo de un texto que dice "estoy rellenita y no llena de complejos, y eso chicas… pues parece que choca". Su objetivo es "normalizar la celulitis" y yo me pregunto cuándo se ha "anormalizado" algo tan primitivo y natural. En qué momento se produce la "anormalizaciòn" de la celulitis y por qué me lo he perdido. Que no la saque de paseo la moda, no significa que esté "anormalizada" y sea motivo de vergüenza. Veo en la playa a la gente con celulitis y no con burkas. Lo siento, Tania: pero la celulitis está normalizada. La gente convive con ella. La normalizaciòn de la celulitis consiste en tratar con normalidad la existencia de la misma.

Ya sé que su discurso va por el camino de si "la industria de la moda y la belleza vende perfección inexistente" y todos esos mantras culpables de, por ejemplo, haberse cargado los desfiles de los ángeles de Victoria’s Secret.

¿Por qué ahora estamos tan obsesionados con la no-perfecciòn? Y me pregunto si acaso no será la consecuencia de la frustración de no alcanzar esas pseudo-perfección idílica (que, por cierto, es tan relativa como el discurso de Pedro Sánchez según a quién se dirija). ¿Por qué aspiramos a ser bellos pero, en caso de no alcanzarlo, abrazamos el consuelo de promover la libertad de lo antiestético?

Veamos: yo no soy perfecta ni de lejos, pero quiero ser la mejor versión de mí misma. Ser la mejor versión de mí misma significa trabajar en lo ético y en lo estético en la medida de mis posibilidades. Cultivando esto último, nunca podré tener una talla 34 porque mido metro setenta y soy de huesos anchos, así que estoy en la 38-40. Es más cómodo que cene pizza en lugar de acelgas. Pero si ceno pizza y no me animo a correr o jugar al pádel, mi 38-40 se convertirá en una 44. Y, aunque la belleza no sea una cuestión de tallas sino de actitud, el sobrepeso no ayuda. Este actitud de belleza viene en un envoltorio que además de aspirar a la armonía, debe ser (debería ser, creo) saludable. Y no traducirse en unos análisis de sangre en los que la glucosa está por las nubes y en las cartucheras. Una cosa es la celulitis y otra muy distinta es el sobrepeso y la obesidad. No voy a entrar a debatir si Llasera tiene o no sobrepeso, dado que sería especular ilegítimamente. Pero, ¿por qué de pronto ese rechazo a cuidar la línea? ¿Por qué no, en lugar de sacar un vídeo saltando en bikini para decir "miradme, salto’ soy feliz, y mis michelines saltan conmigo", no hace uno ese vídeo pero animando a la gente a pasear una hora cada día, a dejar las bebidas azucaradas, a nadar, etc.? Por qué no promover el deporte y la vida saludable? Y, por último, chicas: ¿tan necesario es que una prescriptora os inste en las redes a aceptaros? ¿No podéis quereros por vosotras mismas, y necesitáis ver a un personaje famoso con celulitis que os guíe a amar vuestra propia celulitis? Tu celulitis es tuya, y nadie tiene que decirte cómo amarla.

Ironía aparte. Los extremos nunca han sido buenos. Las obsesiones tampoco. El equilibrio es la clave de la felicidad. Y la felicidad, nos guste o no, es el resultado del equilibrio entre mente, cuerpo y alma. El cuerpo hay que cuidarlo. No solo con falsos elogios exhibicionistas. Hay que saber interpretarlo y comprender porqué engordan especialmente ciertas partes.

Si la industria de la belleza sacara a relucir permanentemente la imperfección de la vida dejaría de tener gracia. Si algo de magia tiene la moda es que crea sueños. Y los sueños individuales no son más que un cúmulo de deseos que se forjan en base a nuestra memoria de lo que queríamos ser y lo que somos en estos momentos. La celulitis no es bella ni bonita; lo bello y bonito es superarse cada día y no rendirse ante cualquier adversidad.

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