
La industria del diamante natural, símbolo de lujo y exclusividad durante más de un siglo, atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia. La irrupción de los diamantes sintéticos, impulsada por el avance tecnológico de China, ha convertido en obsoleto un modelo basado en la escasez geológica. Hoy, laboratorios industriales son capaces de producir en siete días gemas que la naturaleza tarda hasta mil millones de años en formar, y ya abastecen el 70 % de la demanda mundial en joyería, según datos citados por Financial Times. Esta transformación está provocando un desplome histórico de precios y amenaza la viabilidad de la minería tradicional.
Una disrupción global
El epicentro de esta revolución se encuentra en la provincia china de Henan, donde empresas como Jiaruifu operan cientos de máquinas de gran tamaño capaces de generar piedras de tres quilates —medida habitual en anillos de compromiso— en apenas una semana, de acuerdo con un reportaje de Financial Times.
El coste de producción es radicalmente inferior al de la extracción minera: un diamante natural de tres quilates puede alcanzar los 40.000 dólares, mientras que su versión sintética, químicamente idéntica, se vende por menos de 4.000 dólares, según cálculos del analista Paul Zimnisky.
Impacto en los gigantes históricos
El auge de la producción sintética ha golpeado de lleno a los grandes nombres del sector. Según la consultora Tenoris, los diamantes cultivados en laboratorio representan ya el 17 % del mercado minorista en Estados Unidos y más de la mitad de las ventas de anillos de compromiso.
En 2024, la multinacional De Beers acumuló un inventario sin vender valorado en 2.000 millones de dólares, el más alto desde la crisis financiera de 2008, y cerró su filial de diamantes sintéticos, Lightbox, al no poder competir en precio con las marcas chinas, tal y como recogió The New York Times.
Cambio de hábitos de consumo
Los compradores menores de 40 años priorizan la sostenibilidad, la trazabilidad y el coste, lo que ha reducido el atractivo del diamante natural. En joyería nupcial, la tendencia es clara: un estudio de la plataforma The Knot señala que más del 50 % de las parejas en Estados Unidos optan ya por piedras cultivadas en laboratorio para su anillo de compromiso.
La caída de la demanda ha hundido el precio de los diamantes naturales de menor tamaño a mínimos de la última década, generando una presión sin precedentes sobre mineras como Alrosa, Rio Tinto o Petra Diamonds, según Bloomberg.
El dilema de la exclusividad
Para la joyería de alta gama, el reto es doble. Por un lado, mantener el valor percibido de las piedras naturales en un mercado donde el consumidor medio ya no ve diferencias visibles entre ambas opciones. Por otro, responder a un cambio cultural que considera que un diamante no necesita haber salido de la Tierra para simbolizar amor o compromiso. Algunos joyeros lo ven como una amenaza directa al concepto de lujo; otros lo interpretan como una oportunidad para democratizar el acceso a gemas de gran calidad.


