Colabora

Dean Kamen: el inventor más grande vivo

Casi nadie conoce su nombre, pero está detrás de uno de los desarrollos que podrían cambiar la vida en este planeta: un purificador de agua universal.

Dean Kamen es uno de los inventores vivos más grande | Cordon Press

De pequeño se preguntaba por qué una pelota llega más bajo en cada bote o por qué si dejas una taza caliente encima de la mesa termina enfriándose pero si la pones fría se termina calentando. Ahora después de 64 años se pasea por su mansión de Bedford, New Hampshire, a las afueras de Manchester y comenta uno de sus lugares preferidos. Un pasillo con seis cuadros pintados por su padre en el que se representan a Arquímedes, Da Vinci, Galileo, Newton, Maxwell y Einstein. Según Dean Kamen los más grandes de la historia de la ciencia. Se pregunta cuál será el próximo que esté a la altura. Qué cosas descubrirá o qué nuevos mundos nos abrirá.

En su modestia Dean Kamen cuestiona a los que le llaman genio. "Soy el genio más lento y estúpido que podéis conocer". Sin embargo es, sin duda, uno de los más grandes inventores vivo.

Empezando por la medicina

En el sótano de su casa había montado un pequeño taller donde pasaba gran parte del día mientras era estudiante universitario. Su hermano era médico y trabajaba con niños enfermos de leucemia. Para la dosificación de los medicamentos eran necesarias complicadas máquinas que sólo existían en los hospitales. Dean diseñó un pequeño dosificador portátil, alimentado con pilas, que pronto se hizo popular para el tratamiento de la diabetes. Fue sólo el comienzo que permitió crear una empresa de éxito.

En pocos meses detectaron una nueva necesidad ligada a la movilidad de los enfermos: la diálisis. Gracias al nuevo invento, Kamen posibilitó que miles de pacientes pudieran seguir su tratamiento en casa. La máquina era pequeña y fácil de manejar pero necesitaba veinte litros de agua destilada para cada uso. "Para los inventores los problemas son oportunidades que permiten crear soluciones". Así que Dean se puso manos a la obra. Se propuso hacer una máquina que destilara agua para los tratamientos de diálisis y lo consiguió. Pero se dieron cuenta de que esa tecnología podría servir para mucho más. Podía dotar de agua potable a todo el mundo.

Mientras tanto el misterio de Ginger

En 2001 la prensa de todo el mundo se hizo eco de un invento secreto llamado Ginger que revolucionaría la sociedad. No se conocían apenas datos. La responsabilidad del proyecto era de la compañía DEKA, propiedad de Dean Kamen. Así fue como en diciembre de 2001 se presentó en sociedad el Segway PT. Un medio de transporte personal de dos ruedas basado en un sistema de auto balanceo gracias a una tecnología de giroscopios novedosa. La idea parecía realmente revolucionaria. Personalidades de la tecnología y la empresa (como el propio Steve Jobs) quedaron asombradas por el potencial del invento. Una forma limpia y práctica de desplazarse en distancias medias sin tener que sacar "máquinas de 1.800 kilos para mover un culo de 70". Pero las cosas no fueron como se suponía. El Segway hacía lo prometido pero a un precio excesivo. El desarrollo había sido muy costoso pero los 6.000€ eran demasiado para algo que la gente percibió como un lujo.

Pensando en la cultura: FIRST

Desde el principio Dean se sintió comprometido con la sociedad. Donó algunos centros de educación donde los niños podían experimentar con la ciencia. Allí se dio cuenta de que el principal problema no era la educación sino la cultura. Ningún niño era capaz de citar el nombre de un ingeniero o un inventor. Eso sí, llevaban camisetas de los equipos de fútbol americano, baloncesto o baseball.

Fue en 1989 cuando Kamen fundó la fundación FIRST (For Inspiration and Recognition of Science and Technology), para la inspiración y el reconocimiento de las ciencias y la tecnología. La primera y más conocida competición promovida por FIRST fue la FRC de 2011. Una competición de robots construidos por alumnos de escuelas y universidades. Debían enfrentarse a diferentes pruebas para competir contra sus contrincantes robots. Miles de jóvenes estrujándose la cabeza y divirtiéndose. Sin ninguna duda, como el propio Dean dice, alguno de ellos curarán enfermedades ahora mortales o inventarán cosas inimaginables.

Entre tanto Dean seguía trabajando en un brazo robótico que obedece al enfermo de la misma forma que su brazo original; en una silla que sube escaleras y es capaz de moverse en equilibrio con sólo dos ruedas y el mayor de sus sueños: el purificador de agua SlingShot.

El 50% de los enfermos de todo el mundo se podrían curar si bebieran agua potable. Para ello lleva 20 años desarrollando esta tecnología. El camino fue arduo y costoso hasta que en 2011 llegó a un acuerdo con el presidente de Coca-Cola: si la empresa de Dean mejoraba los surtidores que dispensan el refresco de cola, estos distribuirían el purificador de agua a poblaciones pobres de todo el mundo. En 2013 cincuenta máquinas fueron entregadas a poblaciones con necesidades de agua potable. El sueño empezaba a hacerse realidad.

Dean Kamen no es demasiado conocido, ni siquiera en su país. Muchos piensan que se mató en un segway. Sin embargo la carrera por dotar de agua potable al mundo ha empezado. Sólo le hace falta algo de apoyo inversor para perfeccionar el invento y tiempo. El mismo tiempo que trata de atrapar construyendo todo tipo de relojes. Es su mayor hobby. "El tiempo no se puede comprar". Por eso cuando se le pregunta cuál sería el invento que le gustaría construir, él siempre responde: una máquina del tiempo. "Si alguien pudiera construir algo así se merecería la pared entera". Quitaría todos los cuadros y le dejaría sólo a él.

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario