
Perseverance, el quinto vehículo enviado por la NASA al Planeta Rojo, ha hecho un hallazgo "fascinante", en palabras de la agencia estadounidense. El rover habría encontrado una roca con indicios de que podría haber albergado hace millones de años vida microscópica.
Aunque la agencia precisa que hace falta más análisis e investigación, la roca, bautizada como Cataratas de Cheyava, presentaría características compatibles con que hubiera albergado vida en el pasado. La NASA precisa que la roca, recogida el pasado 21 de julio cuando el robot exploraba el Valle de Neretva, en el cráter Jezero, muestra rasgos químicos y estructuras que podrían ser la huella de que el lugar albergó una vez, hace billones de años, vida microscópica, cuando la zona albergaba agua.
"Hemos encontrado algo que no habíamos visto nunca, y que dará mucho que estudiara nuestros científicos", señala Nicola Fox, uno de los responsables de la agencia en Washington, destacando cómo la ruta del Perseverance se diseñó para que atravesara las zonas más prometedoras para encontrar vestigios de vida. La roca, es "la más compleja, desconcertante e importante analizada hasta ahora por el Perseverance", añade Ken Farley, miembro del proyecto Perseverance.
"Por un lado, hemos reunido detectado por primera vez indicios de material orgánico, manchas de reacciones químicas que vidas microscópicas podrían haber usado como fuente de energía y por último la clara evidencia de que el agua, esencial para la vida, discurrió por esa roca. Por otro lado, no hemos sido capaces de determinar cómo se formó esa roca y si otras rocas próximas pudieron calentarla y contribuir a esas marcas".
"Las manchas son una gran sorpresa", señala en una nota de prensa de la NASA el astrobiólogo David Flannery y miembro también del equipo Perseverance en la Universidad de Tecnología de Queensland. "En la Tierra, apunta, esos signos se asocian habitualmente con restos fosilizados de microbios que vivieron sobre la superficie". La roca, de uno por 0,6 metros, ha sido analizada "con láser y rayos X día y noche desde todos los ángulos imaginables", añade Farley, que apunta que el robot no puede hacer aportar más datos y faltaría el paso de que pudiera investigarse en un laboratorio terrestre. "Nos encantaría traerla aquí y que pudiera ser analizada con instrumentos más potentes", dice, aunque esa opción todavía está muy lejos.
