En las últimas décadas, los avances en la medicina han permitido una notable reducción de las enfermedades cardiovasculares (ECV) a través de la modificación de factores de riesgo clásicos como el tabaquismo, la diabetes, la dislipemia, la hipertensión arterial y la obesidad. Sin embargo, a pesar de estos logros, persisten riesgos residuales que requieren atención. Un campo de investigación emergente que está cambiando nuestra comprensión de la salud cardiovascular es el estudio del microbioma intestinal.
El microbioma intestinal
El microbioma intestinal, tal como lo define el Dr. Roberto Martín Reyes, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Universitario La Luz, es un ecosistema complejo de microorganismos, como bacterias y hongos, que reside en nuestro tracto digestivo. "Estos microorganismos -añade el especialista- pueden influir en nuestra salud de maneras sorprendentes". Investigaciones recientes han revelado que estos microorganismos juegan un papel crucial en la salud cardiovascular al metabolizar compuestos químicos diversos. Estos compuestos, o metabolitos, pueden entrar al sistema circulatorio a través de las células intestinales, modulando la inflamación, el estrés oxidativo y la coagulación sanguínea.
Pero para entender mejor cómo influye el microbioma intestinal en nuestra salud cardiovascular, es esencial conocer los conceptos de probióticos, prebióticos y simbióticos.
Los probióticos son microorganismos vivos que, al ser administrados en cantidades adecuadas, aportan beneficios para la salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), deben ser capaces de sobrevivir al tránsito gastrointestinal y adherirse a la membrana intestinal para estabilizar la flora intestinal. Los productos probióticos deben ser evaluados exhaustivamente para asegurar su eficacia y seguridad.
Los prebióticos son sustancias que sirven como alimento para la microbiota intestinal, favoreciendo el crecimiento de bacterias beneficiosas. Los prebióticos incluyen ciertos carbohidratos y fibras dietéticas que son fermentables por la flora intestinal.
Los simbióticos por su parte combinan probióticos y prebióticos, potenciando el efecto beneficioso sobre el microbioma intestinal.
Impacto de los probióticos
La investigación sobre el impacto de los probióticos en la salud cardiovascular ha mostrado resultados variados.
Por ejemplo, algunos ensayos clínicos han mostrado cierta eficacia de algunas cepas de probióticos sobre la dislipemia, una dolencia caracterizada por niveles anormales de lípidos en sangre, y se convierte en un importante factor de riesgo para la cardiopatía isquémica. Aunque es cierto que estos productos pueden reducir los niveles de colesterol, se trata de efectos modestos en comparación con tratamientos farmacológicos más establecidos.
En el caso de la hipertensión arterial, que puede causar daño a largo plazo al corazón y aumentar el riesgo de arritmias y angina, algunas cepas de probióticos han mostrado una reducción discreta en la presión arterial en estudios pequeños. Además, algunas fórmulas simbióticas han mostrado eficacia en el manejo de la preeclampsia leve durante el embarazo.
En el caso de la diabetes mellitus, una enfermedad que aumenta el riesgo de complicaciones cardiovasculares, ha mostrado mejoras en el control glucémico con ciertas cepas de probióticos así como con prebióticos como la insulina enriquecida con oligofructosa, especialmente en personas con sobrepeso u obesidad.
El Dr. Martín Reyes resume: "El estudio de la interacción entre el microbioma intestinal y la salud cardiovascular es un campo en expansión. Aunque la evidencia actual muestra resultados prometedores, es necesario realizar más
investigaciones para comprender mejor cómo estos microorganismos pueden contribuir al manejo de los factores de riesgo cardiovascular".
La modulación del microbioma intestinal podría convertirse en una estrategia terapéutica complementaria en el futuro, mejorando el enfoque en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.