
Un grupo de cirujanos del Hospital Militar Xijing, en China, ha realizado el primer trasplante exitoso de un hígado de cerdo genéticamente modificado a un ser humano. El receptor fue un hombre de 50 años en muerte cerebral, y la intervención, efectuada el 10 de marzo de 2024, ha sido publicada esta semana por Nature.
Los médicos chinos practicaron un trasplante auxiliar heterotópico, es decir, implantaron el hígado porcino sin retirar el órgano original del paciente. El órgano fue previamente alterado mediante la modificación de seis genes para reducir al mínimo el riesgo de rechazo inmunológico.
Durante los diez días posteriores a la operación, los especialistas realizaron un seguimiento exhaustivo del paciente. El xenoinjerto mantuvo su funcionalidad durante todo ese tiempo, lo que representa un hito en el campo del trasplante entre especies.
Primeras señales positivas tras la cirugía
Según detalla el estudio, el injerto comenzó a producir bilis dorada apenas dos horas después de la reperfusión de la vena porta. Esta producción aumentó hasta alcanzar los 66,5 ml al décimo día del posoperatorio. La albúmina de origen porcino también mostró un incremento significativo.
Los niveles de alanina aminotransferasa se mantuvieron dentro del rango normal, mientras que los de aspartato aminotransferasa se elevaron el primer día tras la intervención y descendieron rápidamente después. La velocidad del flujo sanguíneo en la arteria hepática del cerdo, así como en las venas porta y hepática, se mantuvo en niveles adecuados. Aunque el número de plaquetas descendió inicialmente, este volvió a la normalidad al cabo de unos días.
Los análisis histológicos confirmaron que el hígado trasplantado se regeneró correctamente sin signos de rechazo. En cuanto a la respuesta inmunitaria, la actividad de las células T fue controlada mediante globulina antitimocítica, mientras que la activación de las células B, que aumentó tres días después de la cirugía, fue posteriormente inhibida con rituximab.
Durante el seguimiento posoperatorio no se registraron cambios relevantes en los niveles de inmunoglobulina G o M. Por su parte, los niveles de proteína C reactiva y procalcitonina, inicialmente elevados, descendieron con rapidez.
Un paso clave ante la escasez de órganos humanos
Hasta ahora, los ensayos clínicos con órganos porcinos se habían limitado al trasplante de riñones y corazones. Este avance representa un salto cualitativo en la búsqueda de soluciones a la escasez crónica de órganos humanos disponibles para trasplante. El xenotrasplante, largamente investigado pero aún en fase experimental, se postula ahora como una vía realista para ampliar el número de pacientes que pueden recibir tratamiento a tiempo.
El estudio muestra que no sólo es posible mantener la funcionalidad del órgano porcino durante varios días, sino también controlar las respuestas inmunitarias y evitar fenómenos de trombosis o rechazo, principales obstáculos hasta la fecha en este tipo de procedimientos.
España se suma a la carrera por el xenotrasplante
Este éxito internacional ha coincidido con los preparativos de un ensayo clínico en el Hospital Virgen de la Arrixaca, en Murcia, que pretende probar también el trasplante de hígados de cerdo modificados en pacientes humanos.
Los órganos en este caso procederán de un proyecto de la Universidad de Múnich, aunque el ensayo está aún pendiente de las aprobaciones regulatorias correspondientes. Según explicó Rafael Matesanz, fundador de la Organización Nacional de Trasplantes, en declaraciones al Science Media Centre España, el hospital murciano ya tiene experiencia en esta técnica, ya que ha llevado a cabo trasplantes de hígados de cerdo a monos desde el siglo pasado.
La actual directora de la ONT, Beatriz Domínguez-Gil, también ha valorado positivamente el estudio chino, que considera una extraordinaria aportación al desarrollo clínico del xenotrasplante. A su juicio, se trata de un trabajo muy diseñado, capaz de confirmar el adecuado funcionamiento del injerto, así como que los vasos sanguíneos se mantienen íntegros y que no se producen fenómenos trombóticos ni rechazo inmunológico.

