El asteroide Bennu contiene ingredientes clave para la vida: hallan agua, aminoácidos y compuestos del ADN
Experimentó procesos prolongados de interacción con agua líquida, fundamentales para la formación de compuestos orgánicos complejos.
Los primeros análisis detallados de las muestras del asteroide Bennu, traídas a la Tierra por la misión OSIRIS-REx de la NASA, han identificado unos compuestos esenciales para la vida como aminoácidos, nucleobases y sales sedimentarias que señalan la presencia de agua líquida en el pasado de este objeto espacial. Los resultados han sido publicados en las revistas Nature y Nature Astronomy.
Los científicos encontraron 14 de los 20 aminoácidos utilizados por la vida en la Tierra, además de las cinco nucleobases presentes en el ADN y el ARN. Estos compuestos fueron detectados en muestras preservadas en condiciones controladas desde que fueron recolectadas en 2020 por la nave OSIRIS-REx y entregadas a la Tierra en 2023.
Según el estudio publicado en Nature Astronomy, también se detectaron "altas concentraciones de amoníaco y formaldehído", moléculas que pueden combinarse, en determinadas condiciones, para formar aminoácidos. Estas reacciones requieren la presencia de agua, un componente que también ha dejado huellas claras en las muestras analizadas.
El equipo de investigación halló evidencias minerales que se forman por evaporación de agua salada, como la halita y la silvita, así como trona, un compuesto que hasta ahora no se había detectado en material extraterrestre. En total, identificaron 11 minerales evaporíticos, lo que apunta que Bennu albergó ambientes ricos en salmuera durante largos periodos de tiempo.
La muestra
La obtención directa del material de Bennu ha sido clave. "Las pistas que estamos buscando son muy minúsculas y se destruyen o alteran con mucha facilidad al exponerse al ambiente de la Tierra", explicó Danny Glavin, científico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA y coautor del estudio. Gracias al estricto control de contaminación aplicado por la NASA, estas muestras preservan su estado original, lo que permite realizar análisis que no serían posibles con meteoritos que han caído en la Tierra.
El equipo de Tim McCoy en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian, y de Sara Russell, mineralogista cósmica del Museo de Historia Natural de Londres, se centró en caracterizar los entornos geológicos del asteroide. Su trabajo, publicado en Nature, confirma que Bennu experimentó "procesos prolongados de interacción con agua líquida, clave para la formación de compuestos orgánicos complejos".
Uno de los hallazgos más destacados es la presencia de aminoácidos en proporciones iguales de formas levógiras y dextrógiras. A diferencia de la vida en la Tierra, que solo utiliza la forma levógira, las muestras de Bennu conservan ambas versiones.
La detección conjunta de estos componentes básicos de la vida en Bennu explica cómo los materiales orgánicos pudieron llegar a la Tierra a través de objetos formados en las regiones exteriores del sistema solar. Aunque no hay evidencia directa de vida en el asteroide, los resultados sugieren que las condiciones necesarias para su surgimiento estaban ampliamente distribuidas durante la formación del sistema solar.
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