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El gran engaño de la transición energética: récords de consumo y CO₂ en 2024

La "transición energética" no avanza: las fuentes limpias se suman a un sistema dependiente de petróleo, gas y carbón, cuyas emisiones aumentan.

Según la 74ª Revisión Estadística de la Energía Mundial del del Instituto de Energía del Reino Unido, en 2024 el planeta registró máximos históricos de consumo energético y emisiones de CO₂, impulsados por un aumento mayor de los combustibles fósiles que de las energías limpias.

A pesar de los compromisos climáticos y la inversión masiva en renovables, el balance global sigue escribiéndose con carbón, gas y petróleo. Las renovables, lejos de sustituir a las fuentes tradicionales, se limitan a sumar en un sistema cada vez más demandante y desordenado.

El mantra de la "transición energética" se tambalea frente a los datos.

Consumo energético en alza

En 2024, la demanda mundial de energía creció un 2 %, hasta 592 exajulios (EJ), un volumen equivalente a más de 100 000 millones de barriles de petróleo al año —o 4 500 barriles cada segundo.

  • Combustibles fósiles: + 7,6 EJ
  • Renovables (solar + eólica): + 2,8 EJ

Este desajuste muestra que, lejos de sustituir a los fósiles, las fuentes limpias se suman a un sistema que no para de incrementar su requerimiento energético.

Renovables al alza... sin reemplazo real

La energía eólica y la solar experimentaron un crecimiento del 16 % en 2024 —nueve veces más rápido que la media de la demanda global— y China aportó el 57 % de esas nuevas instalaciones, duplicando su capacidad solar en solo dos años.

Sin embargo, las hidroeléctrica (+ 4 %) y la nuclear (+ 3 %) también avanzaron, y todas las fuentes convencionales mostraron alzas:

  • Gas natural: + 2,5 %
  • Carbón: + 1 %
  • Petróleo: + 0,6 %

El petróleo siguió siendo la principal fuente, cubriendo el 34 % del consumo mundial y superando por primera vez los 101 millones de barriles diarios, pese al estancamiento de los países de la OCDE.

La paradoja es clara: aunque las renovables crecen con fuerza, no logran desplazar a los combustibles fósiles, que también continúan aumentando.

Emisiones récord de CO₂

Las emisiones globales de gases de efecto invernadero ligadas a la energía crecieron un 1 % en 2024, hasta 40,8 gigatoneladas (GtCO₂e) —el cuarto récord anual consecutivo—. El 60 % de ese aumento se concentró en China e India, dos economías en plena expansión.

"Ningún país ha influido más en este resultado que China", reconoce el informe, que añade: "China sigue desempeñando un papel desproporcionado en la configuración del panorama energético".

La electricidad: más demanda, más fósiles

La generación eléctrica mundial ascendió un 4 %, consolidando la era de la electricidad. Sin embargo, el 87 % de esa electricidad procedió de carbón, gas o petróleo, mientras que la eólica y la solar apenas cubrieron el 6 % del total.

En Asia-Pacífico, donde se produce el 52 % de la electricidad global, el crecimiento fue del 5 %, pero impulsado casi exclusivamente por centrales fósiles. China, por ejemplo, generó el 58 % de su electricidad con carbón en 2024, y la India elevó su consumo de carbón un 4 %, igualando la suma de la CEI, América y Europa juntas.

Europa, a pesar de su apuesta política por la descarbonización, sufrió un frenazo: "El aumento de los tipos de interés y los costes logísticos han ralentizado el despliegue de renovables".

El caso de España

España, que presume de "liderar" la transición, refleja la misma tendencia según los datos del Energy Institute:

  • Fósiles: + 3 % (de 3,68 a 3,79 EJ)
  • Renovables: + 0,16 % (de 0,61 a 0,62 EJ)
  • Emisiones de CO₂: + 2,9 % (226,4 millones de toneladas)

Estas cifras cuestionan la eficacia de las inversiones y las políticas de subvención: los campos de paneles y parques eólicos no alcanzan para alterar la matriz, y el recibo de la luz sube sin freno.

Una transición al margen de la realidad

El presidente del Energy Institute, Andy Brown, subraya que "el 60 % del crecimiento de la demanda en 2024 se cubrió con combustibles fósiles", un dato que choca con el relato oficial de sustitución de fuentes. ". La razón: las economías emergentes —que impulsan la mayoría del crecimiento energético— siguen apostando por fuentes tradicionales por razones de coste, seguridad y disponibilidad.

El informe alerta además de una fragmentación regional creciente, tensiones geopolíticas y prioridades nacionales que demoran cualquier avance coordinado.

"Un sistema desordenado", resume el informe: se añaden energías, no se eliminan emisiones.

Un sistema cada vez más inestable

El informe advierte que la incorporación masiva de renovables intermitentes, como la solar y la eólica, pone en riesgo la estabilidad de las redes eléctricas. "Sin una planificación estratégica cuidadosa, la seguridad energética podría lograrse a expensas de la estabilidad del sistema."

Los países que han avanzado más en generación renovable, como Dinamarca, Alemania o España, enfrentan serios desafíos técnicos para garantizar el suministro continuo. El despliegue de baterías y redes inteligentes no compensa aún la volatilidad de estas fuentes. Como pudimos ver en España durante el "gran apagón" hace unos meses.

Un relato oficial sin sustento en los datos

El informe del Instituto de Energía confirma que estamos lejos —muy lejos— de una transición energética real. El sistema mundial no se está descarbonizando, sino expandiendo.

Más que una transición, vivimos una era de adición energética desordenada, donde conviven todas las fuentes. Un escenario donde la propaganda política choca con los datos, y donde las soluciones climáticas se diluyen entre intereses geopolíticos, demandas sociales
y límites tecnológicos.

Ana Hernández es Doctora en Química Orgánica, especializada en Química Médica y Biología, con más de veinte años de experiencia como investigadora tanto en España como en el extranjero. Es autora de múltiples publicaciones científicas y patentes.

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