
Un equipo de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha desarrollado un proceso innovador que convierte los restos de poda del olivo, como sus hojas, en antioxidantes naturales aplicables a sectores como la cosmética, la alimentación o la farmacia.
El hallazgo, publicado en la revista cinentífica ACS Sustainable Chemistry & Engineering Journal, propone una alternativa ecológica a los procesos industriales tradicionales, utilizando disolventes verdes en lugar de productos derivados del petróleo.
España es el mayor productor mundial de aceite de oliva y genera toneladas de residuos vegetales cada año, que habitualmente son quemados. Este nuevo proceso revaloriza esos desechos agrícolas, transformándolos en ingredientes bioactivos con alta demanda comercial.
Una técnica sostenible con resultados prometedores
El equipo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales (ETSII) empleó disolventes supramoleculares, mezclas formadas por fases orgánicas y acuosas, capaces de adaptarse a distintos objetivos de extracción. En las pruebas realizadas, la combinación más eficaz fue una mezcla de ácido caprílico, etanol y agua, con la que lograron extraer polifenoles, compuestos antioxidantes clave.
Estos polifenoles son conocidos por su capacidad para combatir el envejecimiento celular, proteger frente a radicales libres y mejorar la salud cardiovascular, lo que los convierte en ingredientes muy valorados por la industria cosmética y alimentaria. "Los resultados confirman la posibilidad de sustituir los disolventes convencionales por alternativas sostenibles", ha señalado Andrea Sánchez, investigadora principal del proyecto.
De residuo a recurso: una oportunidad para la economía circular
La técnica se alinea con los principios de bioeconomía circular, al ofrecer una solución para aprovechar subproductos agrícolas de forma rentable y limpia. En lugar de desechar las hojas de olivo, el proceso permite darles una segunda vida útil y abrir nuevas líneas de negocio basadas en ingredientes naturales.
El sistema, además, minimiza los riesgos ambientales y de salud asociados a los disolventes fósiles que se usan habitualmente en laboratorios e industrias, y plantea una vía realista para modernizar el sector agroalimentario en clave ecológica.
Financiación europea y próximos pasos
El estudio ha contado con apoyo financiero de la Unión Europea y de la Comunidad de Madrid, mediante los proyectos PID2022-141965OB-C22 y PEJ-2021-AI/AMB-21861, además del respaldo del Programa de Excelencia para el Profesorado Universitario.
Los autores trabajan ya en validar el método a escala industrial y explorar su aplicación en otros cultivos, como el almendro o la vid, para ampliar su impacto económico y ambiental en distintos territorios agrícolas.


