
La Vía Láctea y la galaxia de Andrómeda acabarán fusionándose junto a sus respectivas galaxias enanas en aproximadamente 2.500 millones de años, según un estudio internacional liderado por la Universidad de Queensland y publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. La investigación analiza si este tipo de colisiones y la disposición de sus satélites son un fenómeno común en la evolución galáctica o si el Grupo Local —la región que incluye a la Vía Láctea— es una excepción.
Un modelo a partir de galaxias gemelas
La Dra. Sarah Sweet, de la Escuela de Matemáticas y Física de la Universidad de Queensland, dirige el proyecto Delegate, cuyo objetivo es comprobar si la historia evolutiva de la Vía Láctea se repite en otros sistemas comparables. Para ello, el equipo ha estudiado en detalle a NGC5713 y NGC5719, un par de galaxias espirales situadas a 27,2 megapársecs de la Tierra (unos 88 millones de años luz) que están en proceso de fusión.
La separación entre ambas es de 94 kilopársecs y están unidas por una estructura de gas neutro (hidrógeno HI) de más de 200 kilopársecs de longitud, indicio claro de interacción. Sus masas, morfología y brillo en banda K son comparables a los de la Vía Láctea y Andrómeda, lo que las convierte en un laboratorio natural para anticipar nuestro futuro.

La "danza" de los satélites
En torno a NGC5713 y NGC5719 orbitan 14 galaxias enanas confirmadas con velocidades medidas. Su distribución no es aleatoria: forman dos subgrupos claramente diferenciados por su posición y por su velocidad respecto al centro de masas del par principal. Esta configuración sugiere un sistema satélite coherente y en rotación, un patrón que los autores describen como una "danza cósmica".
El análisis muestra que estas órbitas organizadas podrían ser consecuencia directa de la fusión en curso. Sin una interacción de este tipo, los satélites tenderían a distribuirse de forma dispersa, sin planos definidos.
Claves para entender la formación de estructuras
Los investigadores evaluaron varios escenarios para explicar este patrón: un plano de satélites visto casi de frente, un sistema mixto con parte de los satélites en un disco y parte en órbitas aleatorias, y la fusión de dos grupos galácticos. La evidencia apunta a esta última hipótesis: cada galaxia principal llegó con su propio grupo de enanas y ambas se están integrando mientras se desplazan a lo largo de un filamento cósmico en la región conocida como Boötes Strip.
Este proceso es análogo al que, según los modelos, vivirá el Grupo Local cuando la Vía Láctea y Andrómeda empiecen a fusionarse, arrastrando y reorganizando a sus respectivas galaxias enanas.ç
Un desafío para las simulaciones
El profesor Helmut Jerjen, de la Universidad Nacional de Australia y autor principal del artículo, destaca que fenómenos como éste son poco comunes en las simulaciones cosmológicas actuales, que tienen dificultades para reproducir la alta coherencia orbital observada en la realidad. Esta discrepancia, conocida como "tensión de los planos de satélites", plantea la necesidad de revisar los modelos de formación galáctica y distribución de materia oscura.
Lo que queda por estudiar
El proyecto Delegate continuará con la publicación de nuevos trabajos para confirmar estos hallazgos y comparar el Grupo Local con otros sistemas gemelos. La meta es determinar si nuestro caso es representativo o una rareza, y con ello mejorar la capacidad de extrapolar conclusiones sobre la evolución galáctica en un contexto cosmológico más amplio.



