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El 'mosquito del metro de Londres' no es británico: su origen está en el Mediterráneo

La investigación, con participación de la Universidad de Córdoba, cuestiona su aparición reciente en entornos urbanos europeos.

Mosquito del metro de Londres. | Europa Press

El conocido como ‘mosquito del metro de Londres’ – denominado así porque su especie se adaptó a vivir en el entorno subterráneo del metro de Londres– no surgió en la capital británica hace dos siglos, como se pensaba hasta ahora. Esta especie ya existía hace más de mil años en el Mediterráneo, según concluye un estudio internacional liderado por la Universidad de Princeton y publicado en la revista Science. En la investigación ha participado Daniel Bravo, del Departamento de Parasitología de la Universidad de Córdoba (UCO), y sus hallazgos reescriben por completo la historia evolutiva del mosquito Culex pipiens molestus.

Durante décadas, la literatura científica ha considerado que el Culex pipiens molestus, una variante subterránea del mosquito común capaz de reproducirse en espacios cerrados como túneles o sótanos y de picar principalmente a humanos, había evolucionado recientemente en entornos urbanos del norte de Europa, concretamente en Londres.

El insecto adquirió notoriedad durante la Segunda Guerra Mundial, al sobrevivir y reproducirse en el metro londinense durante los bombardeos. Esta aparente adaptación al entorno subterráneo lo convirtió en un ejemplo clásico de evolución rápida ligada a la vida moderna en las ciudades.

Sin embargo, el nuevo trabajo desmiente esta teoría y sitúa su origen en el Mediterráneo oriental o el antiguo Egipto, donde ya convivía con humanos hace más de un milenio, posiblemente asociado a los primeros asentamientos agrícolas.

Implicaciones para la salud pública y la transmisión del VNO

Además del cambio histórico en el origen del mosquito, el estudio proporciona nuevas claves sobre la transmisión del virus del Nilo Occidental (VNO). Según explica Daniel Bravo, las dos formas del mosquito Culex –la pipiens, que pica a aves, y la molestus, que pica a personas– pueden hibridar, y cuando esto ocurre, surgen mosquitos capaces de transmitir el virus desde aves a humanos.

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El trabajo muestra que esta hibridación es mucho menos frecuente de lo que se creía, y se concentra especialmente en grandes núcleos urbanos, donde la densidad de población humana es mayor. "La urbanización, más que la latitud, favorece la mezcla genética entre formas", ha explicado Yuki Haba, primer autor del artículo.

Este dato es clave para los modelos de vigilancia epidemiológica, ya que la configuración urbana influye directamente en el riesgo de transmisión del VNO. Bravo subraya que conocer "dónde y cuándo se produce esta hibridación" es fundamental para detectar los puntos de salto del virus al ser humano, y poder anticiparse a brotes.

12.000 muestras y más de 150 instituciones implicadas

El estudio ha requerido un esfuerzo colaborativo internacional para analizar con precisión la evolución genética del mosquito. Más de 150 instituciones científicas de todo el mundo han contribuido a recolectar unas 12.000 muestras de Culex pipiens, permitiendo comparar la diversidad genética entre poblaciones de distintas regiones y entornos, tanto rurales como urbanos.

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Los resultados destacan también la necesidad de incrementar el muestreo comparativo y de aplicar modelos de vigilancia genómica que monitoricen los cambios en la estructura genética de estos mosquitos a lo largo del tiempo y el espacio.

Daniel Bravo subraya que estos sistemas permitirán comprender mejor el papel del mosquito en la epidemiología del virus, con aplicaciones directas en salud pública.

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