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Por qué es "casi imposible" que surja una variante del coronavirus capaz de derrotar a las vacunas

La variedad en la respuesta de nuestro sistema inmune y los límites en la evolución de los virus son la clave.

La variedad en la respuesta de nuestro sistema inmune y los límites en la evolución de los virus son la clave.
Mural en la ciudad sudafricana de Soweto | EFE

La acumulación de mutaciones detectada en la variante ómicron de coronavirus preocupan por tres aspectos: que la hagan más transmisible, que produzca una enfermedad más grave o por que suponga una pérdida de eficacia en las vacunas. Pero este último punto no significa que ómicron, si se confirmaran los peores augurios, sea capaz de evadir por completo la acción de las vacunas. Distintas voces han confiado en los últimos días en que la protección que ofrecen frente a la enfermedad grave seguirá siendo robusta. Y, además, la hipótesis de que una nueva variante sea capaz de evadirlas por completo es "prácticamente imposible". Estas son las razones:

El "arsenal" que crean las vacunas

La respuesta inmune que generan las vacunas es mucho más amplia y fuerte de lo que comúnmente se cree. Según recuerda a LD Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, la vacuna estimula por un lado la producción de anticuerpos. Es la respuesta humoral, la que puede evitar la infección. Pero, además, la vacuna genera otra respuesta, la celular, en la que se produce un "procesamiento del antígeno" más complejo y que crea una respuesta al virus "mucho más variada". El inmunólogo del Hospital Universitario de Santiago, José Gómez Rial, aporta a LD algunas cifras sobre el "arsenal" de defensa que crea nuestro cuerpo con la vacuna: "La proteína S incluye aproximadamente 1.200 aminoácidos" frente a los cuales las denominadas células T-CD8 "reconocerán aproximadamente 52 epítopos", las porciones del antígeno contra las que actúan las defensas, y las células T-CD4, otros 23. "Que el virus cambie varios de esos aminoácidos del total de la proteína S no quiere decir ni mucho menos que las vacunas dejen de servir, ya que de todo este arsenal que hemos generado siempre quedará algún modo de hacerle frente", explica. López Hoyos coincide: esa variedad de la respuesta inmunitaria es lo que garantiza que "siempre habrá alguna célula que va a responder" frente al virus.

Gómez Rial cree, sobre ómicron, que "lo más probable es que se pierdan algunos" de los epítopos que reconocen los anticuerpos neutralizantes pero eso "no es grave, ya que la parte celular cubre muchos más y la proteína S "tendría que cambiar muchísimo más para tener un escape vacunal". En su opinión, esa posible pérdida parcial de eficacia se traducirá en una mayor transmisibilidad del virus (como ocurrió con delta) pero se seguirá evitando la enfermedad grave, principal objetivo de las vacunas y la clave para salir de la pandemia. Todas las vacunas "están diseñadas para protegernos frente a pequeñas variaciones del virus", insiste.

Nuestro sistema inmune también muta

No sólo cambia el coronavirus en su proceso de adaptación al ser humano: nuestro sistema inmunitario también tiene "capacidad de adaptación a las variaciones naturales de los virus". Según explica José Gómez Rial, la respuesta inmune humana se adapta "a estos cambios" mediante el mecanismo de "hipermutación somática", que hace que los anticuerpos que se generan varíen para adaptarse a nuevas variantes y "tener mayor afinidad en el reconocimiento". Para el inmunólogo, "debemos confiar mucho mas en nuestra capacidad de respuesta y pensar que no solo es el virus el que cambia sino que también nuestra respuesta se adapta a los nuevos cambios".

Un virus que se "autodestruiría"

Pese a la capacidad de nuestro sistema inmune para responder a las amenazas tras la vacuna o la infección, ¿sería posible que el virus mutara tanto como para evadir completamente las defensas y devolvernos a la casilla de salida? López Hoyos lo ve "prácticamente imposible": "El virus tendría que mutar tanto que al final se autodestruiría. No sería factible".

Gómez Rial subraya que las llamadas "variantes de escape" a las vacunas no son habituales y lo que sí puede existir, "como mucho, es mayor o menor efectividad frente a una determinada variante pero que clínicamente no es relevante". "Tenemos que tener en cuenta, además, que las mutaciones no siempre son ventajosas para el virus ya que puede haber un momento en que pierda capacidad de transmisión porque ha cambiado tanto la proteína S (la "llave" para entrar en las células humanas) que no entre en la cerradura (el receptor ACE2), por lo que con los cambios se haga mucho menos patogénico y, por tanto, peligroso".

El catedrático de Parasitología Rafael Toledo también utiliza la metáfora de la llave para explicar a LD que la aparición de una variante que "evada todo ese entramado de anticuerpos" es "muy difícil". Explica que, con cada cambio, el virus "está arriesgando su viabilidad para sobrevivir", es decir, su capacidad de transmisión. Es como cuando una llave nueva para la cerradura va un poco dura y la "retocas un poco" para que abra mejor, explica. "Si te pasas, deja de abrir", dice Toledo, que apunta que cuando hablamos de variantes, nos movemos "en una franja limitada" de cambios. "Las mutaciones no pueden ser infinitas nunca porque afectarían a la viabilidad del virus", insiste.

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