
La población en general entiende que la biodiversidad del planeta se está deteriorando y disminuyendo. Pero, ¿Qué es la biodiversidad? Es el número de especies totales que habitan el ecosistema y cuyas relaciones e intercambios de energía forman el equilibrio ecológico.
Todos los seres vivos dependemos del resto, en mayor o menor medida, para poder sobrevivir. Por ello, no es de extrañar que los seres humano dependamos de los recursos naturales para satisfacer nuestras necesidades y poder realizar nuestras actividades económicas. Sin embargo, esos recursos naturales no estarían disponibles de la misma forma en la que lo están hoy día si no existiera ese equilibrio ecológico. En todos los ecosistemas existen especies que tienen una determinada función. En este caso, cada animal tiene una función diferente y especial.
De hecho, como bien dijo en su momento Albert Einstein, las abejas son muy importantes para el desarrollo del hombre ya que sin ellas, el 60% de las frutas y verduras que hoy consumimos desaparecerían al no ser polinizadas.
Para que nos hagamos una idea, de las 100 especies de cultivos que abastecen el 90% de los alimentos del mundo, las abejas polinizan más del 70% de ellos. Además, polinizan más de 25.000 especies de plantas con flores. Por tanto, sin estos insectos la actividad agrícola prácticamente desaparecería, lo que dejaría a muchas familias sin una fuente de ingresos.
Algunas curiosidades sobre las abejas:
- Para producir un kilo de miel deben visitar alrededor de 10 millones de flores.
- Una abeja obrera puede llegar a volar 800km en toda su vida y sólo produciría media cuchara de miel.
- No atacan al hombre si no se les molestan.
Función de las abejas
La función principal de las abejas es la polinización. Antes de nada debemos saber qué es la polinización. Pues es el proceso a través del cual el polen es transferido desde el estambre (órgano floral masculino) hasta el estigma (órgano floral femenino). De esta forma, se produce la germinación y fecundación de óvulos de la flor, lo que da lugar a la producción de semillas y frutos.
Las abejas son muy importantes en los ecosistemas, ya que lo que hacen es fomentar la reproducción de las plantas del planeta. Al igual que las plantas, el ser humano necesita de las abejas para poder polinizar más de la mitad de las frutas y verduras que existen hoy día y, que de no ser polinizadas, desaparecerían.
Por que nos hagamos una idea, las abejas polinizan más de 25.000 especies de plantas con flores. Sin estos insectos la actividad agrícola tendería a la extinción. Ya no sólo significaría el declive de la agricultura, sino que, millones de familias cuyo trabajo es el agro, verían mermados sus ingresos. Es por ello, que la desaparición de las abejas implicaría graves desequilibrios en la estabilidad de la economía mundial.
El diverso mundo de las abejas
En cuestión de abejas, lo más común es pensar solo en las abejas de miel o melíferas. Es decir, un grupo de abejas que viven en una colmena, con una reina, zánganos y obreras que vuelan de flor en flor recolectando polen, haciendo miel y, de vez en cuando, picando a alguien con su antipático aguijón. Sin embargo, las abejas melíferas representan solo una pequeña parte de la población apícola. Y sus compañeras, las abejas silvestres, pueden ser de lo más variadas.
- De hecho, existen más de 20.000 especies de abejas, más del 85% de las cuales son solitarias y no viven en colmenas.
- El 80% de las especies de abejas silvestres anidan en túneles subterráneos u otras estructuras hechas de barro, resina de plantas, piedritas e incluso caparazones de caracoles.
- Las abejas silvestres pueden ser muy selectivas en su alimentación. Con el tiempo y en distinta medida, se han adaptado a diferentes tipos de plantas, y algunas de ellas se alimentan exclusivamente de una planta específica.
¿Qué está pasando con la población apícola?
¿Las abejas están desapareciendo? En el caso de las abejas melíferas, el panorama general indica que no. Las colonias de abejas melíferas gestionadas han aumentado, de hecho, en un 65% a nivel mundial desde 1961.
Para las abejas silvestres, la situación es más complicada: distintas abejas silvestres tienen características biológicas y necesidades muy diferentes, lo que complica la evaluación de su desarrollo en general. Sin embargo, es una realidad que ciertos grupos de especies de abejas silvestres en regiones específicas están disminuyendo.
Y tanto las abejas silvestres como las abejas melíferas siguen enfrentándose a varios desafíos:
- Plagas y enfermedades: El ácaro Varroa es el mayor enemigo de las abejas melíferas. Este se agarra a la abeja y le succiona la hemolinfa (el equivalente de la sangre en las abejas) y la grasa corporal, lo que debilita el sistema inmune de la abeja. Los ácaros Varroa también transmiten enfermedades virales a las abejas. Las colonias, además, pueden verse afectadas y debilitadas por otras plagas y depredadores, como el avispón asiático, y enfermedades causadas por bacterias, hongos o virus.
- Factores genéticos: Las abejas melíferas han sido cultivadas en las últimas décadas, seleccionadas por cualidades deseables, como menor agresión y mayores tasas de producción de miel. Sin embargo, esto ha reducido su diversidad genética, lo que las ha hecho más vulnerables a parásitos y enfermedades y ha debilitado a las abejas reinas.
- Falta de nutrición y hábitat: Los paisajes modernos no cuentan con las flores perennes que las abejas melíferas necesitan ni con las plantas entre las que las abejas silvestres buscan alimento y los hábitats en los que anidan.
- Condiciones climáticas adversas: Las condiciones climáticas desfavorables, como las primaveras demasiado frías, pueden interrumpir la recolección de néctar y polen, lo que daña a las colonias de abejas melíferas y sus crías.
- Prácticas agronómicas: Los métodos de cultivo cada vez más intensivos han afectado los hábitats de las abejas silvestres y el alimento disponible para ellas. El mal uso de los pesticidas también afecta a las abejas.
Medidas para disminuir los efectos negativos
A nivel más amplio, se debería de prohibir, disminuir o controlar el uso de plaguicidas y herbicidas realizando un control de poblaciones de abejas y evitando que los efectos tóxicos puedan frenar la polinización de las plantas y la desaparición de las abejas. También reducir los efectos del cambio climático. Restaurar los ecosistemas más deteriorados para que no exista fragmentación, etc. De esto se tienen que encargar los gobiernos, las grandes empresas y los agricultores. Pero, a nivel personal cada uno también puede hacer algo ¿Qué podemos hacer los individuos?
- Si en tu casa tienes un jardín, planta flores en él. Si tienes un patio, plántalas en una maceta, de esta forma, las abejas tendrán alimento. Evita tratar tus plantas del hogar con productos químicos. Las flores como la menta, el romero, las amapolas, etc. son de las favoritas para las abejas.
- Tanto en tu maceta como en tu jardín deja crecer un poco las malas hierbas. Estas malas hierbas también sirven de alimento para las abejas nativas.
- Recalcamos el no usar pesticidas ni químicos, ya que, aparte que afectamos negativamente a las abejas, cuando éstas polinizan y fabrican la miel en la colmena, luego esos tóxicos pasan a nosotros a través de la cadena alimenticia.
- Siempre que puedas, compra miel natural local. De esta manera, garantizas un poco más que al ser miel extraída de colmenas locales, no son tratadas con pesticidas.

