
Si hay unas bebidas que todo el mundo considera necesarias en el día a día, esas son el café y el té. Además del agua, que es indispensable para la supervivencia de los seres vivos. Por la mañana, a mediodía después de comer, por la tarde... numerosos son los momentos de la jornada en los que uno se para a tomarse uno, pero ante la gran ingesta que se hace como sociedad de ellas, es conveniente saber qué efectos tienen sobre los riñones.
Pero, el motivo principal para que el té y el café sean dos de las bebidas más consumidas en todo el mundo es debido a sus efectos estimulantes y sabores. Sin embargo, es importante tener en cuenta cómo afectan a los riñones, órganos vitales responsables de filtrar los desechos y mantener un equilibrio adecuado de líquidos en el cuerpo.
Más concretamente, el café es la segunda bebida más consumida en el mundo, después del agua, su reacción es distinta en cada persona, ya que uno de sus principales ingredientes es la cafeína, que en algunas provoca placer, estado de alerta y concentración, mientras que en otras trae consigo temblores, ansiedad e insomnio. Pero, a rasgos generales, un consumo moderado de café, que serían de 3 a 5 tazas diarias, se ha asociado con una dieta saludable, pues es bajo en calorías y contiene: cafeína, vitamina B2 (riboflavina), magnesio y sustancias químicas vegetales: polifenoles como el ácido clorogénico y el ácido quínico, y diterpenos como el cafestol y el kahweol.
Además, a lo largo del tiempo, mucho se ha hablado de si es mejor tomar café descafeinado, café con cafeína o té para la salud. Como en todo lo que tiene que ver con la alimentación existen muchas creencias populares, pero la ciencia va aumentando el conocimiento sobre su efecto protector. Hasta la fecha ya es conocido que tomar café a diario -de 3 a 4 tazas- puede ser protector a la mortalidad por cáncer y por enfermedad cardiovascular, además de aumentar la longevidad y reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Sin embargo, esta recomendación es válida para personas sanas y que siguen una dieta equilibrada. En el caso de personas mayores con exceso de peso y síndrome metabólico, un conglomerado de enfermedades que abarcan la diabetes, la obesidad, la hipertensión, los triglicéridos altos y el HDL bajo, la cosa cambia.
La enfermedad renal es un importante problema de salud pública en todo el mundo, ya que afecta a un 10% de la población adulta. Cuando se habla de población mayor, es decir, a partir de los 60 - 65 años, la frecuencia es mayor y puede llegar a afectar al 20%. El envejecimiento produce que el riñón pierda ciertas facultades y empeore su capacidad para depurar la sangre, lo que provoca que se acumulen tóxicos en el organismo. Esta capacidad de filtración se mide con la tasa de filtración glomerular.