
El cáncer de mama metastásico es aquel cáncer de mama que se ha extendido a otras partes del cuerpo en forma de metástasis. También se conoce con el nombre de cáncer de mama en estadio IV o cáncer avanzado. Las localizaciones más frecuentes de las metástasis en cáncer de mama son: huesos, pulmones, hígado y cerebro. Según la Asociación Española de Cáncer de mama metastásico, una de cada ocho mujeres padecerá cáncer de mama a lo largo de su vida sin excluir a los hombres, que también pueden padecer, aunque en menor proporción. Gracias a la investigación y el desarrollo de soluciones a todos los niveles, tanto en el diagnóstico, el tratamiento y la atención, la supervivencia libre de enfermedad a los 5 años está alrededor del 80%, sin embargo, entre un 5% y un 6% en el momento del diagnóstico y entre un 20-30% de las pacientes con cáncer de mama ya diagnosticado desarrollará cáncer de mama metastásico (CMM) incluso años después de haber terminado los tratamientos. Actualmente el CMM, salvo excepciones, no es curable y la supervivencia oscila entre los 4 y 5 años. Es por ello que las pacientes aspiran a una cronificación de la enfermedad, que nada tiene que ver con el ‘’cáncer del lazo rosa’’.
Debido a que es una enfermedad incurable, las investigaciones van ligadas al objetivo primordial de aumentar la supervivencia y mejorar la calidad de vida todo lo posible. El seguimiento multidisciplinar (que incluye apoyo psicológico y social) es para toda la vida. La elección del tratamiento, que puede ser mediante cirugía, quimioterapia, hormonoterapia, radioterapia, inmunoterapia, terapias diana, viene determinado por el subtipo de cáncer, la terapia previa, la toxicidad, el estado funcional, la comorbilidad (presencia de otra enfermedad) y también la preferencia del paciente. Los avances en el conocimiento de la biología molecular han permitido pasar de una quimioterapia agresiva a altas dosis, a la oncología de precisión del siglo XXI, más individualizada a la situación de la persona, permitiendo tomar cierto tipo de decisiones en función de las características genómicas de cada paciente. En este contexto, los Anticuerpos Conjugados con Fármacos (ADCs) juegan un papel importante.
Gema Rodríguez es paciente de cáncer de mama desde hace casi 10 años, con metástasis, unos 7. Ahora, es vicepresidenta de la Asociación Española de cáncer de mama metastásico y lucha por la visibilidad, la investigación y conseguir una mejor vida de aquellas pacientes que, como ella, se enfrentaron a la noticia de esta enfermedad sin cura. ‘’Al principio da mucho miedo y hay que convivir día a día con la incertidumbre. Es una enfermedad muy difícil de llevar porque dependes continuamente del hospital y un tratamiento de por vida’’, nos cuenta.
Los Anticuerpos inmunoconjugados han supuesto un avance significativo para los pacientes de CMM. Los ADCs combinan un anticuerpo que ataca una proteína específica presente en mayor medida en las células cancerosas de manera más directa. Estas terapias son una opción cuando otras opciones han dejado de funcionar, que ha demostrado ser efectiva.
Existen distintos tipos de cáncer de mama metastásico según el nivel de expresión de receptores hormonales (estrógenos y progesterona (HR) y de receptores del factor de crecimiento epidérmico tipo 2 (HER2) -que serían los mismos cuando hablamos de cáncer de mama temprano-. En este sentido, existen ADCs para las pacientes que no expresan HER2, que representan el 85% de la población de pacientes metastásicas; también para el subgrupo HER2-Low (pacientes con baja expresión de HER2 dentro de las HER2-); y, por último, contamos también con ADCs para las pacientes HER2+.
¿Cuál es el futuro?
Hablamos con el Dr. Kino Gavilá, jefe clínico del Servicio de Oncología Médica del IVO y el resumen es que, con los nuevos fármacos que se están aprobado, cada vez se consiguen mejores resultados que con las terapias convencionales. ‘’El problema de España es que nosotros somos líderes a nivel mundial en cuanto a la calidad de participación de los ensayos clínicos. Vamos después de EEUU e incluso a veces por delante. Cuando toca desarrollar un fármaco, somos los mejores’’, comenta el doctor. Cuando el medicamento es aprobado por la Agencia Europea del Medicamento, países como Alemania lo comienzan a utilizar de manera inmediata. Sin embargo, en España, tarda una media de 725 días en estar disponibles y en aprobarse la financiación por el sistema nacional de salud, además de retrasos adicionales. ‘’Supone un tiempo que las pacientes no tenemos’’, declara Gema. ‘‘Yo no digo que para todos los fármacos tengamos que ser los primeros, pero en este caso, donde hay una necesidad médica no cubierta, debemos ser muchísimo más rápidos’’, concluye el doctor.
‘’A la persona que acaba de recibir la noticia, le diría que no está sola. Que busque ayuda, de cualquier tipo, a través de las asociaciones, donde encontrará a personas que han pasado por la misma situación’’. Con estos anticuerpos, se abre la posibilidad de tener una línea adicional de tratamiento, lo que supone una nueva oportunidad.