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La HP1, una enfermedad rara poco conocida cuya detección temprana es clave

La hiperoxaluria primaria es una enfermedad rara que afecta al hígado y los riñones, provocando la formación de piedras e insuficiencia renal.

Médico examinando una muestra hepática. | Cordon Press

El pasado viernes 28 de febrero se celebró el Día Mundial de las Enfermedades Raras, una jornada que sirvió para concienciar sobre la realidad de quienes padecen estas patologías y resaltar la importancia de la investigación y el acceso a los tratamientos.

Las enfermedades raras son aquellas que afectan a menos de 5 de cada 10.000 personas, y en España, específicamente, hay tres millones de personas que padecen una de estas enfermedades. Un ejemplo de ello es la hiperoxaluria primaria (HP), una enfermedad rara que se origina por un desorden metabólico hereditario autosómico recesivo, lo que significa que ambos padres deben ser portadores de la mutación genética para que su hijo desarrolle la enfermedad. Es como recibir dos piezas de un rompecabezas que, al encajar juntas, activan una condición específica. Si solo se hereda una de ellas, no ocurre nada, pero cuando ambas están presentes, el mecanismo que regula su metabolismo deja de funcionar correctamente, dando lugar a la enfermedad.

La prevalencia de las hiperoxalurias primarias (HP) se encuentra entre 1 y 3 casos por cada millón de personas, mientras que la incidencia anual estimada es de 1 a 2 casos por cada 10 millones, sin diferencias significativas entre sexos.

La enfermedad se caracteriza por un problema en el funcionamiento de la alanina glioxalato aminotransferasa –una enzima que juega un papel clave en el metabolismo del glioxilato, un compuesto intermedio en varias rutas metabólicas, necesario para evitar la acumulación de compuestos dañinos–. Esta enzima se expresa específicamente en el hígado y se localiza en el peroxisoma hepático, que son orgánulos encargados de llevar a cabo diversas funciones metabólicas en el hígado, como eliminar sustancias tóxicas y regular procesos metabólicos clave.

En otras palabras, cuando esta enzima no funciona correctamente, el organismo no puede deshacerse de ciertas sustancias de manera eficiente, lo que provoca su acumulación y daño en los órganos, especialmente en los riñones.

Las enfermedades raras, las grandes olvidadas por Mónica García

En este sentido, se produce en el hígado una elevada producción hepática de oxalato, un compuesto que forma parte de algunos alimentos y que el organismo también lo produce como producto de desecho, eliminándolo a través de la orina. En un hígado sano, el oxalato tan solo está presente en pequeñas cantidades, ya que el cuerpo no lo necesita y lo expulsa a través de los riñones.

Debido a esta alteración, los riñones son los órganos más afectados, ya que el exceso de oxalato forma cristales que se acumulan en su interior, provocando cálculos renales recurrentes (litiasis), depósitos anormales de calcio en el tejido renal (nefrocalcinosis) e insuficiencia renal prematura. En los casos más graves, el daño es tan avanzado que los pacientes pueden requerir trasplantes de riñón y/o hígado.

El tipo HP1, presente desde el nacimiento

Existen hasta tres tipos distintos de hiperoxaluria primaria, siendo el tipo 1 particularmente rara. El HP1 se produce por una mutación (alteración) de un gen llamado AGXT.

Esta alteración genética da lugar a la acumulación de oxalato, provocando un daño progresivo. Además de formar cristales que dañan los riñones, en etapas avanzadas de la enfermedad estos cristales pueden afectar también a otros órganos, como el corazón, los huesos y la piel.

La enfermedad está presente desde el nacimiento, pero los síntomas suelen aparecer más tarde, en la infancia y adolescencia. Al ser una condición hereditaria, es fundamental el seguimiento de pruebas genéticas en las familias donde se diagnostica un caso.

Síntomas y tratamiento

Los síntomas del HP1 son los siguientes:

Por otro lado, el tratamiento consiste en reducir la máxima cantidad de oxalato presente en el organismo con el objetivo de impedir que se acumule en los riñones. Para ello, es indispensable que los pacientes tomen medicamentos que reduzcan la acumulación de cristales de oxalato y que bajen la concentración urinaria de oxalato.

Asimismo, se recomienda tomar el suficiente líquido para impedir la formación de piedras y cristales en los riñones. Para completar el tratamiento, en algunas ocasiones se puede llegar a imponer un plan de alimentación que evite los alimentos ricos en oxalato –como las espinacas, el chocolate, las patatas y los frutos secos– y que introduzca alimentos ricos en calcio –como el yogur, la leche o el queso–.

La importancia de un diagnóstico precoz

Hay que resaltar que la detección temprana puede llegar a ser crucial en pacientes con HP1. Muchas veces el diagnóstico se retrasa hasta cinco años después de los primeros síntomas, puesto que hay un claro desconocimiento y falta de investigación de esta enfermedad rara.

Por esta razón, las pruebas genéticas y el análisis de oxalato en orina son fundamentales para diagnosticar esta afección y poder iniciar un tratamiento adecuado.

En un mundo donde las enfermedades raras siguen siendo las grandes olvidadas, cada esfuerzo en investigación, divulgación y acceso a tratamientos marca la diferencia. Porque detrás de cada estadística hay personas que merecen una oportunidad de vivir sin el peso del desconocimiento y la incertidumbre.

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