
La Kombucha, una bebida fermentada, con fibra logra reducir las grasas y modificar la microbiota intestinal en adultos sanos. Así lo demuestra un reciente ensayo clínico realizado por el Instituto IMDEA Alimentación en colaboración con Komvida Kombucha.
Los resultados, publicados en la revista científica Current Research in Food Science, respaldan el efecto positivo de esta kombucha enriquecida con inulina, una fibra prebiótica extraída de la raíz de achicoria.
Durante seis semanas, 60 voluntarios sanos participaron en un estudio doble ciego, aleatorizado y controlado. Los resultados son prometedores: reducción de triglicéridos en sangre, aumento de bacterias beneficiosas como Bifidobacterium y una alteración significativa en la composición del microbiota intestinal.
Una bebida simbiótica: probióticos + prebióticos
La kombucha es una bebida fermentada elaborada a partir de té (verde o negro), azúcar y un cultivo simbiótico de bacterias y levaduras, conocido como SCOBY. Durante la fermentación, este cultivo transforma los azúcares en ácidos orgánicos, gases y compuestos bioactivos con potencial efecto beneficioso para la salud.
Tradicionalmente reconocida por su potencial probiótico, el estudio analizó una versión enriquecida con inulina de raíz de achicoria, una fibra soluble con propiedades prebióticas ampliamente documentadas.
Cuando se combinan probióticos y prebióticos en un solo producto se habla de simbióticos, con efectos potencialmente sinérgicos sobre la microbiota intestinal.
Esta bebida funcional se posiciona así como una estrategia nutricional innovadora para modular la flora bacteriana intestinal, con efectos que van más allá del aparato digestivo.
Diseño del estudio: riguroso y controlado
El ensayo incluyó a 60 adultos sanos, de los cuales 58 completaron el estudio. Todos llevaban un estilo de vida activo.
Se dividieron al azar en dos grupos. Uno consumió cada día 250 mL de kombucha con fibra. El otro, una bebida similar en sabor, pero sin fermentar ni añadir inulina.
Durante seis semanas se evaluaron cambios en el peso, la dieta, los análisis de sangre, los síntomas digestivos y, la microbiota intestinal mediante secuenciación del ADN bacteriano (16S rRNA), una técnica que permite identificar qué microbios hay en las heces.
Los análisis se realizaron siguiendo estándares internacionales y los datos se procesaron con software bioinformático especializado (QIIME) y se clasificaron usando bases científicas como SILVA.
Microbiota más sana y perfil lipídico mejorado
Los resultados del estudio revelan efectos positivos tanto en el perfil metabólico como en la composición de la microbiota intestinal.
En el grupo que consumió kombucha con fibra, los niveles de triglicéridos —un tipo de grasa en sangre vinculada al riesgo cardiovascular— se redujeron casi un 10 %. Aunque partían de valores normales, la disminución fue estadísticamente significativa y clínicamente relevante.
A nivel intestinal, se observó un aumento del género Bifidobacterium, una bacteria beneficiosa que contribuye al equilibrio digestivo y a la modulación del sistema inmune. Al mismo tiempo, se redujo la abundancia de Ruminococcus torques, asociada a procesos inflamatorios y degradación de la mucosa intestinal.
También se registraron cambios en la diversidad beta, un parámetro que mide la diferencia en la composición del ecosistema microbiano entre grupos. Este hallazgo sugiere una reestructuración real de la microbiota tras la intervención.
No se detectaron efectos adversos relevantes. El único síntoma leve fue un aumento de gases intestinales en el grupo que tomó kombucha con fibra, algo habitual con el consumo de prebióticos fermentables y que indica, de hecho, una mayor actividad bacteriana en el colon.
¿Qué tiene de especial la fibra añadida?
La inulina usada en este estudio (Fibruline® Instant) es una fibra soluble extraída de la raíz de achicoria. Actúa como alimento para las bacterias beneficiosas del colon, especialmente Bifidobacterium.
En esta investigación, se añadió a razón de 9,8 gramos por ración, una dosis funcional pero dentro de los límites considerados seguros por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Este tipo de fibra no solo mejora la composición del microbioma, sino que también puede ayudar a regular la glucosa, reducir lípidos y mejorar la consistencia de las heces, como han demostrado estudios previos, aunque la mayoría de ellos han sido realizados en modelos animales.
¿Qué aporta este estudio al conocimiento actual?
Aunque el interés por la kombucha ha crecido exponencialmente, la evidencia clínica en humanos es aún escasa.
Este trabajo aporta una de las primeras pruebas de calidad que demuestra efectos concretos sobre la salud intestinal y el perfil lipídico en personas sanas. Según los autores, los beneficios observados podrían deberse a una acción combinada de los compuestos fermentados del té y la fibra prebiótica añadida.
Este estudio se suma a un número creciente de investigaciones que sugieren que los simbióticos —combinación de probióticos y prebióticos— pueden ser más efectivos que cada uno por separado.
Cautela y futuro: un paso, no la meta
Aunque los resultados son esperanzadores, los propios autores subrayan la necesidad de seguir investigando. Harán falta estudios más amplios, con mayor duración y en distintas poblaciones, para confirmar estos efectos y entender mejor los mecanismos biológicos implicados.
Este ensayo marca un avance importante: demuestra que una kombucha enriquecida con fibra puede influir positivamente en la salud intestinal y metabólica. Pero en nutrición, como en toda la ciencia, no basta con intuiciones ni modas. Solo el rigor, los datos y la evidencia acumulada permiten separar lo prometedor de lo probado.


