El trabajo siguió durante una década a más de 1.700 personas en duelo y revela un uso mucho mayor de fármacos y servicios de salud mental.
Las personas que experimentan un duelo intenso y prolongado presentan una probabilidad un 88% mayor de fallecer en los diez años posteriores a la pérdida de un ser querido, según un estudio publicado en la revista Frontiers in Public Health y realizado por investigadores de la Universidad de Aarhus (Dinamarca).
El estudio, que siguió durante una década a 1.735 adultos daneses, también confirma que quienes mantuvieron síntomas persistentes de duelo hicieron un uso más frecuente de medicamentos psicotrópicos y servicios de salud mental, incluso años después del fallecimiento.
Seguimiento durante una década
El equipo, liderado por la doctora Mette Kjargaard Nielsen, realizó el seguimiento entre 2012 y 2022. Los participantes tenían una edad media de 62 años al inicio y habían perdido recientemente a su pareja (66%), a un progenitor (27%) o a otro familiar (7%).
Gracias a los registros sanitarios daneses, los investigadores identificaron a personas que habían perdido a un ser querido con enfermedad terminal y les ofrecieron participar en el estudio junto a sus familiares. El protocolo fue aprobado por los comités éticos daneses y protegía los datos personales de los pacientes.
Cinco trayectorias emocionales tras la pérdida
A partir de los datos, los investigadores definieron cinco tipos de evolución emocional o "trayectorias" tras el duelo, según el cuestionario estandarizado PG-13:
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Baja (38%): síntomas leves y estables.
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Alta (6%): síntomas persistentes elevados.
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Alta-decreciente (18%) y moderada-decreciente (29%): síntomas que mejoran progresivamente.
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Inicio tardío (9%): síntomas que se agravan a los seis meses.
Los resultados mostraron que solo el grupo "alta", con síntomas mantenidos de duelo intenso, presentaba una tasa de mortalidad significativamente mayor a lo largo de toda la década de seguimiento.
Más medicación, más consultas y mayor riesgo
Este grupo de personas tuvo una probabilidad un 186% mayor de recibir terapia psicológica y fue 463% más propenso a recibir antidepresivos, además de tener un 160% más de probabilidades de ser tratados con ansiolíticos o sedantes en comparación con quienes mostraban un duelo leve.
Aunque las diferencias en el uso de estos servicios se redujeron después del octavo año, el exceso de mortalidad se mantuvo constante hasta el décimo año del estudio.
Factores de riesgo previos y detección temprana
Los investigadores subrayan que algunos participantes ya mostraban signos de vulnerabilidad antes de la pérdida, como antecedentes de depresión o un uso elevado de psicofármacos. También observaron que el grupo de duelo intenso tenía, en promedio, un nivel educativo más bajo, lo que podría estar vinculado a una mayor fragilidad emocional.
Para Nielsen, estos factores podrían ayudar a los médicos de Atención Primaria a identificar con antelación a las personas en riesgo de desarrollar un duelo patológico, ofreciendo un seguimiento específico o derivación a especialistas en salud mental.