Álvaro enumera lo que le desplumó el que supuestamente era su banco. Le robaron unos 30.000 euros, cayendo en la trampa de unos suplantadores profesionales. Utilizaron la técnica del "smishing", un fraude a través de sms que suplanta entidades y organizaciones. Una táctica, casi imposible de diferenciar porque los mensajes del hacker se mezclan con los verdaderos. Gobierno, teleoperadoras y banca llevan meses trabajando juntos. De hecho, el Ministerio de Transformación Digital ha lanzado una consulta pública para intentar frenar estos mensajes del lado oscuro digital.

