
Desde hoy, 15 de noviembre, la plataforma X (anteriormente conocida como Twitter) ha implementado sus nuevos términos de servicio, una medida que ya había sido anunciada el pasado mes de octubre. Sin embargo, su llegada coincide con un momento en el que miles de usuarios están reconsiderando su permanencia en la red tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU y el nombramiento de Elon Musk como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental. Los nuevos términos de X incluyen disposiciones que podrían tener un impacto significativo en la privacidad de los usuarios.
Uno de los aspectos más destacados de la actualización es que X utilizará el contenido compartido por los usuarios, como mensajes, fotos y vídeos, para entrenar a su inteligencia artificial, Grok. Esta medida se aplicará por defecto a todos los usuarios sin necesidad de un consentimiento explícito adicional. En los términos de servicio se especifica claramente:
"Usted acepta que esta licencia incluye el derecho de que (i) analicemos el texto y demás información que usted nos proporcione y de que proporcionemos, promocionemos y mejoremos los Servicios de cualquier otra manera; esto incluye, por ejemplo, el uso con nuestros modelos de aprendizaje automático e inteligencia artificial, ya sean generativos o de otro tipo, y el entrenamiento de dichos modelos", se expone en las nuevas condiciones.
Estos cambios surgen después de que medios de comunicación como The Guardian y La Vanguardia hayan decidido suspender su actividad oficial en X, citando la proliferación de "contenido tóxico y discursos de odio" como factores clave.
Para los usuarios de la Unión Europea, los nuevos términos también se aplican, aunque con matices importantes. La normativa del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) exige que se solicite permiso explícito para este tipo de uso de datos, y los organismos reguladores han acordado con X que los datos de los usuarios europeos no se utilizarán para entrenar su IA. Esto ofrece una capa de protección que, en principio, no se extiende a los usuarios de otras regiones.
En otros lugares del mundo, la desactivación de esta opción está disponible, pero su base legal es difusa, ya que no está reflejada de manera explícita en los términos de servicio. Esto ha suscitado críticas sobre la transparencia de la medida y la capacidad real de los usuarios para proteger su información.
Otro cambio relevante es que X ha comenzado a cobrar 15.000 dólares a las cuentas que acceden a más de un millón de mensajes diarios. Esta polémica medida ha afectado principalmente a investigadores y organizaciones que utilizan la plataforma para estudios sobre discurso de odio y análisis de tendencias. Instituciones como la Universidad de Columbia y el Knight Institute han manifestado su preocupación por las implicaciones que esto tiene para la investigación independiente.
En definitiva, las nuevas políticas de X imponen a los usuarios una difícil elección: aceptar que su contenido sea utilizado para entrenar a Grok o considerar la posibilidad de abandonar la plataforma. Mientras los usuarios europeos cuentan con mayores protecciones legales, el resto se enfrenta a un panorama en el que la privacidad parece ser cada vez más limitada. El crecimiento de plataformas alternativas como Bluesky y Threads refleja la búsqueda de espacios más seguros y transparentes para la interacción digital.

