Donald Trump firmó este lunes un decreto que pospone la prohibición de TikTok y otorga a ByteDance, la matriz china propietaria de la popular aplicación, tiempo extra para alcanzar un pacto que disipe las dudas de Washington sobre la seguridad nacional. Según la orden, la Casa Blanca busca una solución que proteja la seguridad del país sin cerrar de golpe una plataforma usada por millones de estadounidenses pese a que se sostiene que esta red social sirve al Gobierno chino y que es un arma en manos de Xi Jinping.
El presidente de Estados Unidos ha declarado que "TikTok no vale nada sin mi visto bueno" y plantea que el país podría hacerse con la mitad del control de la aplicación, que ya estuvo inaccesible durante varias horas para unos 170 millones de usuarios en el país. Este gesto representa un giro con respecto al primer mandato de Trump, en el que se impulsó una prohibición total de la red social. Ahora, el inquilino de la Casa Blanca reconoce "un cariño especial" por la plataforma, tras haber empezado a usarla para conectar con el electorado más joven.
Mientras tanto, el Gobierno de China, que hasta 2023 había manifestado una firme oposición a cualquier venta forzosa de TikTok, ha moderado ligeramente su postura y anima a que sean las propias empresas quienes decidan sus movimientos. Según informa The Guardian, altos cargos chinos contemplan implicar a Elon Musk en la negociación, algo que ByteDance ha tachado de "pura ficción".
En paralelo, la tensión con otras grandes redes sociales no ha amainado. Trump reiteró su disgusto con Meta (compañía dueña de Facebook e Instagram) e hizo referencia a que, sin TikTok, el gigante de Mark Zuckerberg vería "duplicado su negocio". No obstante, la plataforma de vídeos cortos se mantiene, de momento, a salvo de un cierre inmediato, mientras la discusión sobre la protección de datos y la supuesta difusión de propaganda sigue sin resolverse del todo.