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Pedro de Tena

La "inteligencia USA", Rusia y Ucrania

Lo más aseado intelectual y moralmente es conocer qué han dicho y dicen los actores de la inteligencia estadounidense, desde Trump a Gabbard.

MOSCÚ, 18/02/2025.- Rusia y Estados Unidos vuelven a los "cara a cara" desde que comenzó la guerra de Ucrania. Los respectivos titulares de Exteriores, Serguei Lavrov y Marco Rubio, vuelven a sentarse frente a frente para negociar, entre otros asuntos, la paz en Ucrania y una posible cumbre entre los presidentes Vladimir Putin y Donald Trump. EFE/Cuenta de Telegram del Ministerio de Exteriores de Rusia *****SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO) ***** | EFE

Cuando se alude a la "inteligencia" estadounidense se señala naturalmente a la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos (IC) que engloba a 16 agencias diferentes del gobierno federal –desde la CIA al FBI, desde las agencias del Pentágono a la DEA y tantas otras—, que trabajan, dentro y fuera del territorio nacional, para coordinar las relaciones internacionales y la seguridad nacional.

Al frente de dicha Comunidad está la recién designada Directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, que depende y responde directamente ante el presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, si bien se supone que mantiene constantes relaciones de información con todo el gobierno, muy especialmente con la Secretaría de Estado que dirige Marcos Rubio y la Secretaría de Defensa, que fue asumida el pasado mes de enero por Pete Hegseth. En todo caso, lo que piensen o digan estas cuatro personas es verdaderamente relevante.

Como era de esperar, el mundo político internacional se ha llenado de ruido y propaganda desde la segunda llegada de Trump a la Casa Blanca. Pero es evidente para todos que sus primeros pasos han ido en la dirección esperada, en las fechas previstas casi siempre y con un nivel de aceleración que ha sorprendido a muchos por la emisión casi continua de órdenes ejecutivas o decretos que están poniendo patas arriba todos los tableros en los que algo se juega.

Si a ello añadimos que el peculiar estilo de comunicación de Trump, que ha transitado del tuit al decreto y a las ruedas de prensa abiertas (con la excepción de Associated Press), mezcla reflexiones, omisiones, intenciones y decisiones no siempre bien coordinadas, es natural que el desconcierto se esté apoderando no sólo de los medios de comunicación occidentales sino, lo que es peor, de sus gobiernos y de los votantes de las democracias.

Ciñámonos al caso de la invasión de Ucrania por Rusia y el principio de las conversaciones de paz de las que han terminado excluidas, por ahora, la Unión Europea, la propia Ucrania e incluso otros actores de relieve internacional como China e India, entre otros. ¿Y la ONU? Pues eso.

La situación actual, poco discutible desde el realismo más descarnado es que, como ha resumido Alberto Rojas, testigo de excepción, la Rusia de Putin, a pesar del efecto sorpresa de su invasión y sus recursos militares superiores, no ha logrado doblegar ni ocupar toda Ucrania en estos años, salvo Crimea, parte del Donbás y Mariúpol. Ucrania sigue existiendo con un gobierno propio, no marioneta del Kremlin, y con su capital en Kiev.

Por su parte, Ucrania, a pesar de la ayuda recibida de la OTAN y de EEUU, no ha podido recuperar los territorios ocupados, ni en 2014 (Crimea) ni en 2022, pero ha irrumpido en la zona rusa de Kursk, ha logrado que Putin esté en busca y captura por el Tribunal Penal Internacional y ha desencadenado la incorporación de Finlandia y Suecia a la OTAN. No es poco dada su dimensión.

Ambos han sufrido muchas miles de bajas, militares y civiles, de cifra incierta, y han experimentado un quebranto económico y social importante. Ambas partes parecían haber aceptado como necesario y conveniente la apertura de un proceso de negociación para terminar con la guerra que, según Trump, podría haberse evitado de no ser, acusa, por la descabellada política de Joe Biden y algunos aliados europeos que no aportaron al conflicto más que declaraciones e intenciones.

Dos interpretaciones generales han estallado de forma inmediata: una, el gobierno de Trump está traicionando la lucha del pueblo ucraniano por la libertad plegándose al tirano e invasor ruso Putin. Dos, Trump está haciendo lo que desde 2016 dijo que iba a hacer, evitando un enfrentamiento con una Rusia, a la que está obligando a negociar y necesita, con la mirada puesta en China.

Parece que lo más aseado intelectual y moralmente es conocer qué han dicho y dicen los actores de la inteligencia estadounidense, desde Trump a Gabbard, a sabiendas de que del dicho al hecho va mucho trecho y que casi siempre hay que esperar que donde dije digo diga Diego. Después, ¿podrá establecerse una opinión fundada? No es probable.

Trump

Sobre él se ha extendido la sospecha de una oscura alianza con Putin, al menos desde 2015 y su primera campaña preelectoral a la Presidencia. Hasta su tía Mari L. Trump lo calificó como el hombre "más peligroso del mundo". Hillary Clinton lo acusó de haberse beneficiado de una supuesta interferencia electoral rusa, que primero negó, luego vio posible y luego volvió a negar. Su actual Directora General de Inteligencia, Tulsi Gabbard, exdemócrata, calificó tal acusación como una calumnia de los Clinton.

No cabe duda de que la administración Biden ha sido hostil hacia al régimen de Putin, algo que Trump ha criticado muchas veces por servir a intereses belicistas. Ya en enero de 2017, en Fox News, Trump se desligó de las sanciones a Rusia tras la anexión de Crimea. Pero meses más tarde acusó a Rusia de estar tras los ataques químicos en Siria. De nuevo, en 2019, en ABC News, sostuvo que Ucrania era un régimen corrupto aunque admitió que le vendió misiles. Poco antes de la invasión rusa de 2022, criticó a Biden por no saber manejar el asunto ucraniano.

Tras la invasión de Ucrania en 2022, condenó a Rusia aunque reconoció admirar su estrategia. En 2024, calificó de "estúpido" que Biden autorizara la venta de misiles de largo alcance a Ucrania. Trump anunció el año pasado que la estrategia de "Ucrania Primero" no era admisible para los intereses de Estados Unidos pero, en un discurso tras su elección presidencial, amenazó a Rusia con graves sanciones si no se avenía a negociar.

Desde que llegó a su segunda presidencia, sus pasos han sido rotundos. Coherente con su posición de no mandar armamento de forma masiva a Ucrania, anunció un proceso de negociación aceptado por todos, incluso por el G7 y Ucrania. La forma de su comienzo es lo que ha suscitado todo tipo de desconfianzas tanto en Ucrania como en los principales países europeos. Zelenski iba a acudir a Riad, pero luego anunció que no.

Este mes de febrero Trump anunció que había sostenido una conversación telefónica de hora y media con Putin sobre Ucrania. Para unos es una postura realista y para otros realza a un tirano e invasor y lo blanquea como eje esencial de la solución. La cosa subió de tono cuando aclaró que Ucrania podía haber evitado la invasión de no haber intentado entrar en la OTAN, lo que implica aceptar de hecho la principal excusa rusa para invadirla. De este modo, Putin pasaba en la batalla de la comunicación de verdugo a víctima en un santiamén.

Además, puso en duda, en comparecencia posterior, que Zelenski tenga representatividad popular, aludió a sólo un 4% de apoyo en la población, le llamó dictador y le urgió a convocatoria de elecciones, aún en estado de guerra. ¿Es tal discurso la "aceptación" del régimen autocrático y policíaco ruso, al que no propone la celebración de elecciones libres?

Trump ha dejado claro que Ucrania no va estar en la OTAN —Biden decía no quererlo tampoco—, y que ningún destacamento de la OTAN debe estar presente en Ucrania sino que la fuerza de garantía de los posibles acuerdos, es cosa de una Europa que pague el gasto militar real. Eso sí, la ayuda USA estará condicionada en todo caso al acceso a las "tierras raras" y otras riquezas de Ucrania, una deuda según Trump, y, si hay acuerdo de paz, se levantarán todas las sanciones a Rusia.

Naturalmente, este panorama sugiere a unos que los Estados Unidos de Trump abandonan a Ucrania y, de paso, a Europa, a su suerte futura sin cuestionar un ápice la credibilidad de un Putin que ha demostrado no tener escrúpulos. A sus amigos, a su gobierno y a otros países europeos les parece que Trump practica una política "realista" para evitar una III Guerra Mundial aunque nadie explica en qué estrategia general y de calado se inscribe tal "realismo" que rima, eso sí, con su America First, esto es, el dólar, la industria, la tecnología y el poder militar USA, primero.

¿Nuevo orden mundial con pax americana antes del próximo retorno de la Historia o impotencia manifiesta y repliegue aislacionista? Si la debilidad de Obama, según Trump, precipitó la invasión rusa de Crimea, ¿podría la "facilidad" con que Rusia está alcanzando sus objetivos geoestratégicos propiciar, en unos años, nuevas operaciones de expansión y control para reavivar el viejo imperio soviético, que es el objetivo primordial que cree la "inteligencia" trumpista que motiva a Putin?

¿Una nueva Yalta? Tras aquella foto, nació la URSS y se comió toda la Europa medio devorada por Hitler. De momento, Putin ya ha conseguido con escaso esfuerzo quebrar a la OTAN y la alianza euroamericana. ¿Parará ahí?

Marco Rubio

Secretario de Estado del presidente Trump e iniciador de las recientes conversaciones de Arabia Saudí con el ministro ruso de Exteriores desde hace 21 años, Serguéi Víktorovich Lavrov. Al margen de las concretas precisiones sobre la salida del conflicto, tiene una visión estratégica muy definida acerca de Rusia y su papel presente y futuro.

¿Tendrá una influencia internacional similar a la Unión Soviética? No es probable. Sin embargo, es el país "totalitario" que más poder militar acumula en términos de ojivas nucleares y eso obliga a entenderse con él en cualquier caso. El problema de Ucrania es simple: "Buscaron relaciones económicas y políticas más cercanas con Occidente, y el hombre fuerte ruso Vladimir Putin les hizo pagar un precio por ello". Y tanto EEUU como Europa lo consintieron, lo que condujo a la invasión definitiva en 2022.[i]

Con todo, Rusia, como China e incluso Venezuela, Irán o Corea del Norte, son un entramado de tradiciones, cultura y valores nacionales que no se resignan al "fin de la historia" con victoria de las democracias liberales. Y, de hecho, la historia no se ha acabado. "Rusia ha declarado su intención de afirmar una esfera de influencia, y China parece dispuesta a ayudarles a hacerlo", escribe en sus Décadas de decadencia.

Para Rubio, el enemigo es China y el problema es Asia. Pero resulta sorprendente leerle en estos momentos la reflexión que sigue: "Obama y su secretaria de Estado, Hillary Clinton, sostenían la absurda opinión de que Rusia podría ser un socio fiable en el futuro. Clinton le dio al ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, un botón rojo de ‘reinicio’ en 2009, prometiendo el comienzo de una nueva era. Esto se produjo menos de un año después de la invasión rusa de Georgia".[ii] ¿No encuentran parecidos asombrosos?

Por aclararlo aún más, Estados Unidos no puede ignorar las ambiciones rusas y su gran potencia nuclear. "Pero mientras Estados Unidos siga comprometido con Europa, vamos a necesitar que nuestros aliados europeos den un paso al frente y asuman la mayor parte de esta carga. Porque el desafío fundamental de este siglo es el ascenso de China". ¿Es preciso, pues, separar primero a Rusia de China? ¿Es esto en lo que se está?

Pete Hegseth

Flamante y discutido secretario de Defensa, su visión es muy crítica respecto al gobierno Biden: "Bajo el Comandante en Jefe Joe Biden… perdimos Afganistán, dando a los talibanes nueve bases militares a un costo de cientos de miles de dólares… Rusia ha hecho lo que quiere en Europa del Este. Irán se mueve sobre Israel, de la manera más brutal a través de Hamás el 7 de octubre de 2023. China está al borde de dominar a sus vecinos geográficos, especialmente Taiwán. Corea del Norte se burla y acosa a voluntad. Y nuestra frontera sur está ampliamente abierta a cualquier adversario con un plan y algunos billetes de avión".[iii]

¿Se compadece este juicio con el preámbulo de las negociaciones con Rusia? Para Hegseth, la expansión de la OTAN hacia el Este ha sido un error estratégico y el abandonismo energético de Europa la causa esencial del poderío creciente de Putin. Inicialmente admitió en Fox News que la invasión de Crimea fue una violación del derecho internacional, pero subrayó que, esencialmente, no era un problema norteamericano.

En febrero de 2022, dijo que Putin estaba cometiendo un error histórico invadiendo Ucrania, añadiendo que la respuesta inteligente de Estados Unidos era ayudar a Ucrania sin desencadenar una guerra abierta con Rusia. En 2023, confirmó la ayuda a Ucrania pero priorizando los intereses estadounidenses recalcando los errores de Biden y de Europa en el conflicto.

De hecho, ha escrito sobre la OTAN: "La OTAN desempeñó un gran papel en desafiar a la Unión Soviética hasta que fue finalmente derrotada y se desintegró —por ahora— en Rusia y un número de países más pequeños… Hoy, la OTAN es un gran ejemplo de globalismo tonto. Los ‘expertos’ en seguridad nacional afirman que la OTAN es indispensable. ¿De verdad? ¿Para quién? Europa ya se ha dejado invadir. Se negó a reconstruir sus ejércitos, felizmente alimentándose de la teta de la disposición de América…".

Tulsi Gabbard

La otra pieza de la "inteligencia" americana es la Directora General de Inteligencia, Tulsi Gabbard, que fue congresista por el Partido Demócrata y excandidata presidencial. Rechaza, como los demás, que Rusia haya ayudado o sostenga alianza secreta alguna con Donald J. Trump. De hecho, señala a Hillary Clinton en el origen de la "loca acusación" que lo presentaba como "títere de Putin".

Gabbard acusa a los demócratas de presentar una falsa realidad en Ucrania —el peligro inminente de la destrucción del país—, para desarrollar los negocios militares de su defensa. Recomienda ser prudente con "guerras frías en escalada que se libran con Rusia y China, dos naciones armadas con armas nucleares, que con sólo una chispa podrían iniciar una guerra nuclear, intencionadamente o no, debido a un error de cálculo".

Recuerda Gabbard en su reciente libro[v]que "en 2018, el presidente Trump dijo que ‘llevarse bien con Rusia es algo bueno’". Y explica: "Como se puede imaginar, los demócratas y el Washington permanente se volvieron locos. ¿Cómo se atreve a hacer una declaración tan traidora? Los demócratas no quieren una relación pacífica con Rusia en absoluto. Si Trump tuviera éxito, ¿qué sería de los demócratas?".

El plan de éstos, su gran mentira, es "librar una Nueva Guerra Fría que se ha convertido en una guerra de poder caliente contra Rusia, utilizando de manera despreciable a los ucranianos como carne de cañón. La administración Biden se niega a apoyar negociaciones para poner fin a esa guerra, porque en última instancia no les importa el pueblo de Ucrania. Y no les importa la seguridad, la protección y la libertad del pueblo estadounidense".[vi]

Recuerda Gabbard la carta que 30 congresistas demócratas del Caucus progresista publicaron el 22 de octubre de 2022. En ella solicitaron que el presidente Biden "realice esfuerzos diplomáticos en apoyo a un acuerdo negociado y un alto el fuego, involucrarse en conversaciones directas con Rusia, explorar perspectivas para un nuevo arreglo de seguridad aceptable para todas las partes que permitirá una Ucrania soberana e independiente, y, en coordinación con nuestros socios ucranianos, buscar un rápido fin al conflicto".

Nota final

Puede percibirse con claridad una coherencia estratégica de la "inteligencia" trumpista respecto a la invasión de Ucrania por Rusia. Es preciso acabar con una guerra que puede ser peligrosa por sus connotaciones nucleares; que es gravosa para las arcas estadounidenses por la inanidad de una Europa sin aportación militar suficiente que, además, depende de la energía rusa y que distrae del verdadero enemigo que crece en el continente asiático.

En palabras de Marco Rubio, además, "por horrible que sea lo que Putin le ha hecho a Ucrania y por muy importante que sea detenerlo, los estadounidenses no tenían ningún interés en ver a sus hijos e hijas morir en los campos de Ucrania". Es preciso reconocer, escribe, "los límites del poder estadounidense."

Pero una cosa es esforzarse en negociar la paz y otra muy diferente es conseguirla como sea. Lo que se ha visto en estos últimos días cabe interpretarse de formas distintas. Cesiones de Trump a Putin, fin de la OTAN, traición a la democracia liberal y a Ucrania, sagacidad estratégica de USA, primer paso de America First. Las consecuencias van a ser enormes, sea cual sea la verdad de lo que ocurre, que es algo imposible de saber hoy por hoy porque las intoxicaciones mediáticas son abrumadoras. Y, por cierto, ¿dónde queda China en la ecuación?

Lo que no deja lugar a dudas es que el futuro de las naciones democráticas europeas, origen y cuerpo histórico de lo que llamamos "civilización occidental", ya sólo depende de ellas mismas y de su voluntad, o no, de erigirse en poder político y militar en el tablero internacional. O Europa First, como Estados-Naciones Unidos o como burocracia superpuesta, o no Europa. Esa parece ser la cuestión.


[i] Rubio, Marco. Sueños de América, 2015. Se refiere a la invasión de Crimea.

[ii] Rubio, Marco, Décadas de decadencia, cap. 4, Crisis de confianza.

[iii] Hegseth, Pete. La guerra y los guerreros, 2024

[iv] Hegseth, Pete. La cruzada americana. Nuestra lucha por permanecer libres, 2020. 5. Globalismo: los peores ciudadanos del mundo.

[v] Gabbard, Tulsi: Por amor al país. Dejar atrás al Partido Demócrata. 2024.

[vi] Gabbard, Tulsi, obra citada, cap. 5, "La cábala elitista e los belicistas. La gran mentira"

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