Los malos papas
¿Quién puede ser verdaderamente un mal Papa? Sencillamente aquel que ostenta comportamientos demostradamente contrarios a los Mandamientos de la Ley de Dios.
¿Cómo puede apreciarse si tal o cual sumo pontífice de la Historia ha sido un mal, o un buen, papa? ¿Cómo calificar a cualquiera de los 266 que ha tenido hasta ahora la Iglesia desde Simón Pedro, el hijo de Jonás y primer apóstol? No parece fácil. Ni siquiera parece una tarea a la que dedicar demasiado afán ante la evidente disparidad y confusión de los criterios posibles. Sin embargo, los malos papas deben haber existido.
Al menos, a ellos se ha referido precisamente uno de los considerados buenos, "el papa de la sonrisa", dijeron, el Papa breve, Juan Pablo I, el que fuera Cardenal Albino Luciani antes de ser elegido. Su prematura muerte inquietó a millones de fieles y sobre ella se ha investigado dentro y fuera del Vaticano como consecuencia de las sospechas que suscitó.
Jubilado en la provincia de Sevilla se encuentra el padre estadounidense Charles Theodore Murr, autor de Asesinato en el grado 33, sobre la presencia de la masonería en el interior de la Iglesia, que trata de aquella muerte súbita. Si bien desecha la idea de una conspiración y la hipótesis de un asesinato directo, deja entrever la posibilidad de negligencias y omisiones graves que pudieron haber acelerado una muerte inesperada. Su libro se nutre de las pesquisas sobre la masonería en la curia que hizo para el propio Papa Pablo VI el arzobispo Édouard Gagnon.
Pues bien, el Papa Luciani también escribía, y nada mal, por cierto. Uno de sus libros, que publicó cuando ejercía de Patriarca de Venecia, se titula Ilustrísimos señores, en el que conversa con personalidades y personajes como Teresa de Jesús, Petrarca, Goethe, Twain, Marconi o Chesterton. También con Pinocho, a quien reconoce que "ha habido malos papas, malos sacerdotes, malos católicos. Pero ¿qué significa eso? ¿Que se ha aplicado el Evangelio? No, todo lo contrario, en esos casos no se ha aplicado el Evangelio".
O sea, que malos Papas ha habido sin duda. Pero, ¿quiénes han sido? En estos días funerales de la Iglesia, unos se empeñan en considerar malo y perverso al Papa Francisco mientras ensalzan como sumo bien el pontificado de Juan Pablo II y otros, en un llamativo despliegue de comunicación, se esfuerzan en presentarlo como un arquetipo progresista muy inclinado a la defensa de las "periferias" sociales, burocráticas y geopolíticas desmereciendo al santo Wojtyla y a Benedicto XVI.
Quizás nos falte perspectiva. En realidad, en la trayectoria de cualquiera de los Papas que han existido pueden encontrarse razones para alabarlos o desaprobarlos por sus contribuciones a unas u otras opciones de desarrollo de sus Pontificados. Pero parece bien claro que malos, verdaderamente malos, puede haber habido un grupo de Sumos Pontífices que se saltaron todos los mandamientos y recomendaciones morales de la Iglesia.
Tengo para mí que las reformas protestante y católica del siglo XVI pusieron fin a los excesos públicos de todo tipo que tuvieron lugar en la Iglesia desde la Edad Media. Cuando menos, desde la división radical que se produjo en el cristianismo con la rebeldía de Lutero y otros indignados por la deriva de la Iglesia romana, los escándalos morales, si se producían, ya no eran exhibidos ante los fieles sino ocultados tras un detallado esmero en guardar las apariencias.
Se verá mejor el cambio de las conductas si exponemos el comportamiento de algunos que son universalmente considerados como "malos Papas"[i]. ¿Quién puede ser verdaderamente un mal Papa? Sencillamente aquel que ostenta comportamientos demostradamente contrarios a los Mandamientos de la Ley de Dios, a los Evangelios y a los preceptos de la Iglesia. El escándalo que causaron y causan entre los creyentes daña mucho la credibilidad general de la Institución.
Algunos Papas indiscutiblemente malos
En las décadas previas y en los años posteriores al año 1000, que no fue en realidad tan milenarista como las leyendas cuentan, la Iglesia vivió una de sus peores crisis espirituales de la Historia. Desde el año 896 al 1048, se produjo una sucesión impresionante de malos Papas. Entre los años 872 y 965, 123 años, hubo 24 papas. En sólo nueve años, de 896 a 904, hubo nada menos que 9, con asesinatos y destituciones de por medio.
En cualquier historia de los Papas o de la Iglesia, puede comprobarse la degeneración experimentada por los sucesores de Pedro en su confusión entre poder espiritual y poder temporal, alentada por emperadores y reyes que necesitaban de su influencia. Durante su mandato, 896-7, el Papa Esteban VI convocó un sínodo escandaloso, se le ha llamado "sínodo del cadáver" o "Concilio cadavérico" (Synodus Horrenda) que conllevó la exhumación de los restos mortales de su predecesor, el Papa Formoso, al que se enjuició públicamente tras ocho meses muerto.
Tratando de acabar con su prestigio por razones políticas, se le desenterró, se le vistió con las galas papales y se le nombró, incluso, un abogado defensor que actuó en su nombre. Tras ser condenado, su cadáver fue quemado y arrojado al Tíber, perfectamente ataviado con sus ropas pontificales.
"Pasados pocos meses estalló en Roma un tumulto provocado por el hundimiento de la techumbre de la basílica de Letrán, que fue tomado como signo del cielo por tanta iniquidad: Esteban VI, depuesto y encerrado en prisión, murió estrangulado". Así lo cuentan literalmente en el libro Diccionario de Papas y Concilios, los historiadores Barrios, Paredes, Ramo-Lissón y Luis Suárez.
Sus sucesores no contuvieron la decadencia moral de la Iglesia y se inauguró un período calificado como una verdadera "pornocracia" al servicio de la discutida Marozia, ambiciosa mujer aspirante a un reino mayor, tal vez a un Imperio, que para conseguir sus fines usaba cualquier medio. Por ejemplo, el Papa, que era hijo suyo, la casó irregularmente lo que provocó una sublevación de los rivales que le resultó fatal. Gibbon, en su ensayo sobre la decadencia del Imperio Romano escribió: "El hijo bastardo, el nieto y el biznieto de Marozia —una extraña genealogía— se sentaron en la Silla de Pedro". Así estaban las cosas.
De todos modos, hay quien considera que fue Juan XII, (16 diciembre 955 - 14 mayo 964), el peor Papa de toda la Historia. Así se lo pregunta José María Zavala[ii] y lo responde Fernand Hayward.[iii] Liutprando de Cremona, por su parte, daba cuenta en su obra testifical Antapodosis de la cadena de adulterios de este singular pontífice con la concubina de su padre, Estefanía, y hasta con su propia sobrina. "Hizo del palacio sagrado una casa de meretrices", resume.
¿Y qué hizo Juan XII? Era un bastardo de 16-17 años que llegó al gobierno eclesial. Según Zavala, "la historia de este papa nefasto empezó tan mal como terminó. Después de tomar parte en un complot contra el emperador Otón I, del Sacro Imperio Romano Germánico, el papa Juan XII fue convocado a Roma para un sínodo, el 6 de noviembre del año 963, a raíz del cual fue depuesto por contumacia y sustituido finalmente por León VIII".
La traición al emperador la perpetró de la mano de griegos y sarracenos, como un Judas Iscariote de la Cristiandad. El Papa Juan XII "huyó de Roma llevándose consigo los tesoros de la Iglesia. Y con idéntica cobardía, regresó a la capital romana, cuando el emperador ya no estaba, para vengarse del papa León VIII, quien logró escapar in extremis; no sucedió lo mismo con varios de sus súbditos, los cuales fueron cruelmente torturados".
Sobre su muerte caben dudas, si bien se considera probado que fue una muerte violenta, tal vez a martillazos por la mano de un marido celoso, como creen algunos historiadores franceses como Pierre Lanfrey, que añade que "estaba manchado de incestos y adulterio". Es más, "ordenaba a los sacerdotes en una cuadra e invocaba a Venus y a Baco, como le correspondía por ser franco pagano".[iv]
Tampoco puede olvidarse el papado de Benedicto IX, vinculado a la misma familia, que vendió el Papado, fue acusado de violaciones y asesinatos y fue depuesto dos veces puesto que fue Papa tres. "La Crónica de Desiderio de Montecassino atribuye a este papa toda suerte de vilezas, si bien los historiadores entienden que se mezclan evidentes exageraciones para la propaganda", dicen los autores del Diccionario mencionado más arriba.
Hubo un intento singular de asesinato de este Papa que fue frustrado por un eclipse, como puede leerse en E.R. Chamberlin, Los malos Papas. Lo cuenta de este modo: "Pero, hacia la hora sexta de aquel día ocurrió un eclipse de sol que duró hasta la octava hora. Todos los rostros tenían la palidez de la muerte, y todo lo que podían ver estaba bañado en los colores amarillo y azafrán". El oportuno fenómeno salvó a Benedicto, pues los asesinos, al ver la luz extraterrena que inundó la basílica, perdieron los nervios, y con ellos la ocasión de cometer el asesinato". Se salvó, pero no fue el único intento de eliminarlo.
Y seguía explicando que durante sus años de reinado "el asesinato y las violaciones eran cosa normal, las riquezas que le quedaban al Papado fueron sangradas una vez más en burdeles, festines y la leva de ejércitos privados". Además, quiso casarse y para ello vendió el Papado por un préstamo de los ingresos futuros que compró su padrino, luego Gregorio VI, por 1.500 libras de oro, que podrían equivaler según algunos cálculos a una cantidad superior a los 1.000 millones de dólares actuales. También incluye en su lista de Papas malvados a Bonifacio VIII (1294-1303) y a Clemente VII (1523-1534).
Entre los malos Papas de libro, se incluye al Papa Urbano VI (1378–1389), que fue artífice del Cisma de Occidente; al Papa Alejandro VI (1492–1503) como ejemplo de corrupción, nepotismo, sexualidad desenfrenada sin importarle ser padre de varios hijos y al Papa León X (1513–1521) que consagró el negocio de la venta de indulgencias, uno de los motivos del estallido de la Reforma Protestante que volvió a dividir a la Cristiandad.
Urbano VI no fue malo por sus intenciones sino por su imprudencia. Quiso eliminar el lujo de los cardenales y la disipación de las costumbres, pero carecía del don del tacto. Su alocución inaugural de abril de 1378, fue violenta e insultante para los cardenales. "Derramó sobre ellos toda la bilis acumulada durante años y años de inferioridad. Cada cardenal recibió una andanada dedicada especialmente a él —su afición al poder, su escandalosa riqueza basada en la simonía, su inmoralidad, el olvido de sus deberes—, y todas en un lenguaje propio de arrabal… Le gritó a uno que cerrara la boca, llamó a otro embustero, loco a un tercero, y, con bastante precisión, calificó de bandido al cardenal-soldado de Ginebra", cuenta Chamberlin.
El resultado final fue un cisma, el de Occidente, y la división de la Iglesia entre Roma y Aviñón. Los purpurados franceses, muy descontentos con él y su autoritarismo y malas formas, declararon que su elección había sido inválida y eligieron a Clemente VII, el primer antipapa, en la ciudad francesa. Esto es, el Papa francés era, en realidad, el rey de Francia, la mano que meció la cuna.
Más que mala fama tuvo el Papa Alejandro VI, el Papa Borgia, español, que disputa el título a peor Papa de la historia eclesiástica. Fue acusado en su tiempo y por los historiadores hostiles de nepotismo descarnado, enriqueciendo y otorgando propiedades y distinciones descaradamente a sus hijos, que tuvo muchos, aunque solo se recuerdan habitualmente cuatro: César, Juan, Lucrecia y Jofré. En aquella época, el sexo "libre" en la Iglesia era muy frecuente.
No hay muchas dudas de que compró su Papado mediante actividades simoníacas y de que favoreció a parientes y amigos. Se sospecha que llegó a confiscar propiedades para aumentar las suyas propias y no tuvo piedad alguna para sus opositores políticos y religiosos. Famoso fue su trato, inicialmente paciente, con el reformador Savonarola, al que luego mandó torturar y ejecutar.
En cualquier caso, arrastró su leyenda negra española para siempre, aunque fue defendido por Maquiavelo y por historiadores posteriores. Se ha negado que organizara orgías, que mantuviera relaciones incestuosas con su hija o que asesinara o mandara asesinar a su propio hijo Juan.
Llegaremos al final de este recorrido con el Papa León X, el principal Papa Médici. Si se le incluye habitualmente entre los peores Papas de la Historia no es en su caso por crueldad personal, pero sí por su consentimiento de la inmoralidad económica del Vaticano y por su falta de visión, lo que le condujo a sufrir la escisión protestante. En su favor están otras obras como la Basílica de San Pedro y su atención al arte y a la cultura.
Por sus enormes gastos y el lujo de su tren de vida defendió y promocionó el sistema de la venta del perdón de los pecados por medio de la compra de indulgencias, práctica considerada corrupta muy especialmente por Martín Lutero, al que subestimó inicialmente sin comprender los intereses de los príncipes alemanes y holandeses en la ruptura de la Iglesia.
Igualmente favoreció a parientes y aliados, como era la costumbre, primó su estimación del arte y su expresión pública antes que la espiritualidad y se implicó en conflictos en los que sus afinidades familiares pesaron más que sus responsabilidades pontificias. En cualquier caso, las consecuencias de su gobierno fueron letales para la Iglesia y eso explica su inclusión en esta lista negra de malos Papas.
¿No ha habido más Papas malos de esta envergadura con implicaciones personales demostrables? Tras la reforma católica y posteriormente la pérdida de los estados pontificios, la actividad de los titulares de la cátedra de San Pedro se orientó más hacia lo espiritual, ya era hora, que hacia lo temporal. La exigencia de buen comportamiento público fue eliminando –otros creen que ocultando por vías diplomáticas o propagandísticas—, cualquier acto personalmente inmoral de los Sumos Pontífices.
Si prestamos atención a los siglos XX y XXI, es evidente que ya no puede hablarse de Papas visiblemente anti evangélicos aunque sobre la idoneidad de sus conductas quepa todo tipo de dudas razonables. Por ejemplo, se ha acusado a Pio XII de ser contemporizador e incluso de favorecedor del nazismo, pero, ¿cómo explicar que ante la inminente llegada de las tropas hitlerianas a Italia esperara ser detenido y pusiera por escrito su renuncia para favorecer la continuidad de la Iglesia? ¿O cómo considerar los documentos que certifican su esfuerzo por la salvación de muchos judíos? ¿Colaboró con la bestia o la contuvo?
En este nuestro tiempo cargado de sucedáneos ideológicos y simplismos atronadores, los Papas malos han sido sustituidos, tal vez no sin cierto maquillaje, por Papas discutibles y polémicos, según el punto de vista adoptado por sus críticos o admiradores. Pero, como decía el Dante, el que sabe del Mal es quien sabe del Bien.
Sobre el Vaticano como centro de poder universal con divisiones y compañías morales de gran influencia sobre los más de 1.400 millones de católicos y también sobre los 2.400 millones de cristianos, se ciernen siempre sospechas alarmantes, a veces acompañadas de revelaciones escandalosas que exigen todo un esfuerzo crítico considerable por la dificultad de comprobar la veracidad de las informaciones.
Para ilustrar nuestras dudas, nada más clarificador que intentar encajar que un Papa considerado peronista, como Francisco, fuera objeto de campañas oscuras de descalificación por parte de los Kirchner, muy interesados en debilitar su figura ligándola a comportamientos cómplices con la dictadura militar argentina. Si a eso le añadimos su acercamiento evidente al Grupo de Puebla[v] y su proximidad al régimen venezolano, tenemos servido un jeroglífico complejo. No digamos nada del pésame por su muerte proferido por Hamás.
Eric Frattini, periodista especializado en servicios secretos y también en los pasadizos vaticanos, escribió en 2012 Los cuervos[vi] del Vaticano. En este libro, se revelaba "una historia de mayordomos traidores, filtraciones de documentos, comisiones secretas de investigación, del servicio de espionaje y contraespionaje del Vaticano, de prelados que denuncian la corrupción y que son alejados de inmediato de San Pedro, lavado de dinero, altos miembros de la mafia siciliana, un complot para asesinar al Papa, una adolescente desaparecida y supuestamente utilizada como esclava sexual, una guerra entre periodistas y directivos de la prensa católica, un presidente del IOR[vii] cesado y con miedo a ser asesinado…".
La maldad seguirá existiendo, como la bondad, pero…
[i] No hay unanimidad en este punto. Por ejemplo, Inocencio III es considerado un Papa genocida y se acusa a Juan Pablo II se venerar papas como Pio XII, considerado enemigo de los judíos por algunos aunque otros argumentan justamente lo contrario.
[ii] Zavala, José María, Papas Plaza&Janés, 2021
[iii] Hayward, F – Histoire des Papes, 1931
[iv] Historia política de los Papas, París, 1860
[v] Lo forman 64 líderes de 18 países, incluyendo presidentes en ejercicio como Lula da Silva (Brasil) y Luis Arce (Bolivia), además de expresidentes como José "Pepe" Mujica (Uruguay), Dilma Rousseff (Brasil), Rafael Correa (Ecuador), José Luis Rodríguez Zapatero (España), Evo Morales (Bolivia), entre otros. También incluye figuras políticas como la excanciller mexicana Alicia Bárcena y la exministra española Irene Montero. La presencia de Zapatero implica la influencia de Venezuela y Cuba en este Grupo al que formalmente no pertenecen.
[vi] Que se llamen a sí mismo cuervos los partidarios del equipo de fútbol del que era hincha el Papa Francisco, el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, no es más que una coincidencia.
[vii] Instituto de Obras para la Religión, es decir, el Banco Vaticano.
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