El "Cristo" de Giotto y "La Trinidad" de Masaccio vuelven a su ubicación original

El alcalde de Florencia, Leonardo Domeneci, y el poeta Mario Luzi fueron los encargados de restituir oficialmente a la ciudad y al mundo estas dos piezas revolucionarias que han marcado la historia del arte por su moderna concepción de la figura humana y la perspectiva.

En realidad, el "Cristo" de Giotto di Bondone (1266-1337), uno de los más grandes pintores de todos los tiempos y genial innovador que introdujo la perspectiva sobre el estilizado y esquemático arte bizantino, recupera el emplazamiento para el que fue concebido tras más de cuatro siglos.

Pintado por el artista toscano entre 1288 y 1290 por encargo de los dominicos de Santa María, el crucifijo sólo permaneció colgado en la nave central de la basílica durante trescientos años, pues en 1564 un incendio obligó a su traslado a la sacristía, donde se conservó hasta 1989, cuando comenzaron los trabajos de restauración.

La tabla, de 578 centímetros de alto y 476 de ancho, representa una figura profundamente humana y natural de Jesús, en un claroscuro más cercano a la escultura que a la pintura y supone un paso fundamental en la superación de los cánones artísticos de la época.

Las manos clavadas en la cruz aparecen en relieve, en lugar de estar aplanadas contra el fondo, mientras la musculatura de los brazos y las piernas refleja la pesadez de un cuerpo que apenas se aguanta por los clavos de las extremidades. Todo el cuerpo permite apreciar la tensión. Además, Giotto alargó la medida de la figura de Cristo respecto a los crucifijos habituales de la época y le dio un aire mucho más naturalista, al tiempo que incluyó en la parte inferior de la cruz una imagen del Gólgota y una gruta con el cráneo de Adán.

"La Trinidad", situada en la pared de la nave izquierda de Santa María Novella tras numerosos traslados a través de los siglos, es una referencia fundamental para la cultura humanística y la investigación sobre la perspectiva en el Renacimiento italiano. El fresco, de más de cinco metros de altura, fue realizado en torno al 1427 por Tommaso Guidi (1401-1428), conocido como Masaccio, considerado ya por sus contemporáneos como uno de los genios de la época.
Su obra, con su moderna visión de la perspectiva, fue estudiada por maestros como Leonardo, Rafael o Miguel Angel.