Desde hace algunos años se viene produciendo una "popularización" en los premios internacionales que, tradicionalmente, han sido catalogados como cultos. El Nobel a Bob Dylan fue el gran ejemplo. Ahora le ha tocado el turno al Pulitzer, concretamente al de la modalidad de música, que ayer galardonó por primera vez en 75 años a un autor de música popular. Kendrick Lamar ha sido el pionero gracias a su último disco, Damn, que ha sido catalogado por el jurado como "una virtuosa colección de canciones unificadas por su autenticidad vernacular y su dinamismo rítmico que ofrece emocionantes historias que capturan la complejidad de la vida afroamericana moderna".
Aunque puede ser una categoría poco conocida (el Pulitzer está más asociado al periodismo), el reconocimiento a Lamar no deja de ser un hito para un premio que ha estado lastrado desde su creación, en 1943, por un supuesto academicismo que no tenía en cuenta al público. Este ha sido solo un reconocimiento más para Damn, que ha vendido más de un millón de copias y ya se hizo con el Grammy al mejor disco de hip hop.