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Comic-Con 2019: el 50 aniversario

12 horas para ver a Tom Cruise hablando del nuevo Top Gun, a Schwarzenegger presentando Terminator, Dark Fate o asistir a los 40 años de Alien.

12 horas para ver a Tom Cruise hablando del nuevo Top Gun, a Schwarzenegger presentando Terminator, Dark Fate o asistir a los 40 años de Alien.
Así celebró la San Diego Comic-Con su 50º Aniversario

Decía Gil de Biedma que "de casi todo hace veinte años". Creo que lo dijo ya hace más de veinte años, así que a los que tenemos ya cierta edad y memoria, más bien de casi todo hace 50 años. Hace 50 años puso el hombre un pie en la Luna; hace 50 años se proyectó el Planeta de los Simios con un Charlton Heston confuso y asombrado; e iríamos camino de que se cumplan también 50 años de la muerte de Francisco Franco si no se hubiera empeñado la izquierda española en resucitarlo. También en 2019 se ha cumplido el primer medio siglo de vida del Cómic-Con, desde que en julio de 1969, un grupo de entusiastas del arte de la ilustración y las historietas creasen una fundación para la promoción del cómic en tanto que parte integral del arte y la cultura popular.

Mark Twain una vez dijo que "nunca había pasado un invierno tan severo como un verano en San Francisco". Pues bien, el calentamiento global tampoco ha hecho acto de presencia en el sur de California este año. Todo lo contrario, en estos días de julio, se agradecía un jersey o una chaqueta para combatir el aire gélido que la corriente de Humboldt traía desde el Pacífico. Con todo, la masa de fanáticos de las historias ilustradas, la ciencia ficción, el horror y la fantasía no podía más que subir la temperatura ambiente. Esta nueva edición del Cómic-Con International de San Diego ha reunido a casi 150 mil fans, profesionales del sector y, simplemente, freakies. Nunca tantos alcanzaron el éxtasis en estos cuatro intensos días de convención. Con todo, los afortunados que lograron un pase completo se han visto acompañados por miles de pases diarios que, en mi impresión personal, la organización ha repartido con inusual generosidad este año.

Obviamente, al conmemorarse el 50 aniversario, ha habido algunas cosas nuevas. Empezando por el merchandising oficial que se agotó prácticamente el primer día. Imagino que para regusto de eBay donde más de alguno intentará ponerse las botas con las ediciones exclusivas de esta edición. Más interesante han sido los paneles que han rememorado y analizado década a década la actividad del Cómic-con. Cada día una década.

Con todo, no creo equivocarme si afirmo que ha habido más continuidad que celebración. En muchas cosas. Para empezar, la gran dosis de paciencia de los sufridos asistentes que han tenido que volver a hacer grandes colas bien para comprar ese deseado objeto de colección, bien para poder acceder a un determinado panel. Particularmente duro ha sido para los asistentes al ya mítico hall H, donde se presentan la mayoría de las grandes novedades y donde los actores principales se dejan tocar un ratito. Por ejemplo, un Tom Cruise hablando del nuevo Top Gun a la vez que recordando la escena grabada hace 34 años en el cementerio naval en Punta Lomas, a un tiro de piedra desde el centro de convenciones. También la pareja Arnold Schwarzenegger y Linda Hamilton, milagrosamente resucitada para la próxima entrega de Terminator, Dark Fate. El cine es así. En cualquier caso, para sentarse ante estos mitos cinematográficos, costaba este año no menos de 12 horas de cola, casi todas de pernocta. ¿Se podría organizar el acceso de otra manera? Sin duda, pero entonces se perdería la gracia y el merecido castigo de quienes están dispuestos a dormir al raso año tras año.

La segunda cosa que tampoco ha cambiado en 2019 es la enrome cantidad de pasión que los participantes aportan. No hay panel sin un animado debate; no hay expositor sin revolver para dar con ese preciado objeto. Buena parte del tiempo del asistente se va en luchar por acceder a los dibujos, libros, láminas o juguetes que sólo ven la Luz como exclusivas del Cómic-Con. Si hay quien no lo entienda, le reto a que se de un salto a la tienda Forbidden Planet en Londres, que no es un sex-shop como muchos piensan, sino la meca en Europa de la ciencia ficción en todas sus vertientes. Nada más entrar, verá una gran vitrina donde se exponen a la venta las exclusivas de San Diego. Y si se fija uno en los precios, se verá lo lucrativo de este negocio de coleccionistas. Yo, confieso, me he hecho con un libro editado para esta edición, sobre el making-of de esa obra maestra que es Alien. Con el libro venía un pin numerado con la insignia del Nostromo que será la envidia de mis amigos sin lugar a dudas. Si hay alguien que no sepa qué es la Nostromo, que corra a ver Alien.

Y la tercera cosa que sigue igual se puede resumir con la mítica frase "que la fuerza te acompañe", porque el Cómic-Con es una prueba de resistencia. En la primera jornada, paseando entre los expositores del Exhibition hall, me hice casi 14 kilómetros. Y aunque no se suele madrugar, pues los primeros pases y paneles comienzan sobre las nueve de la mañana, hay sesiones que se extienden bien pasada la media noche.

Si tuviera que caracterizar esta 50 edición, sería la diversidad y una gran frustración. Diversidad porque no ha habido ningún disfraz que dominase, como en anteriores ocasiones donde los Indiana Jones y los Darth Vader se paseaban en grupo a todas horas. Este año, y no se por qué, ha habido varios Súper Marios, pero aislados; también se han repetido los disfraces de marinerito que Steve Harrington lleva para su papel de vendedor de Helados Ahoy en la tercera temporada de Stranger Things. Sin embargo, algo que ha desaparecido del todo este año son los zombies. Aún peor, AMC, la productora de The Walking Dead, también ha desaparecido de San Diego y su ausencia se ha hecho notar, al fin y al cabo sus decorados irreverentes eran de los más visitados durante la convención. Esta desagradable carencia ha intentado ser suplida –incluso en el mismo espacio físico que AMC ocupaba año tras año– por la nueva entrega de Star Trek, pero no es lo mismo.

Disney ha acaparado una buena porción del Exhibition Hall para exponer todo tipo de memorabilia de Star Wars, como no podía ser de otra manera. Colecciones de trajes imperiales, cascos de buenos y villanos, espadas laser, maquetas... todo lo que podía soñar un fanático de la saga de Lucas.

Con todo, para mi lo mejor ha sido el debido homenaje a los 40 años de Alien. Pudimos ver la presentacion piloto de Memory una película que explora las influencias de Dan O’Bannon, principal guionista de Alien. También pudimos charlar animadamente con su viuda. Lo peor, que por enésima vez le imploré a Sandy Carpenter, la mujer del gran John Carpenter, que saquen ya la continuación de La Cosa, cuyo final quedó abierto hace ya 40 años y mi paciencia tiene un límite. El año pasado me regaló un libro con láminas de su marido sobre esa gran película; este año, nada. El arte es muy desagradecido para quienes lo sabemos apreciar. Lo digo en broma, que todo hay que explicarlo estos días de aburrimiento solemne en los que vivimos.

El Cómic-Con es siempre una locura, de gente, de cosas, de novedades. Sin embargo, en este 50 aniversario he echado en falta un punto de imaginación. Apenas ha habido verdaderas novedades. Tal vez por la confusión generalizada en la que estamos. Aunque sí quiero destacar el esfuerzo que ha realizado la NASA por estar en San Diego. Ya los hizo el año pasado y en esta edición, sus paneles se han abarrotado, hasta el punto de tener que dejar a muchos interesados fuera. No en vano Cómic-Con ha coincidido con el también 50 aniversario de la llegada a la Luna. No en vano la ciencia ficción tiene esa vertiente científica, no es pura fantasía.

En fin, ahora que ya ha acabado, empieza la cuenta atrás para la edición del 2020.

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