Es Robin y Batman, no Batman y Robin. ¿Eso qué quiere decir? Que estamos ante un cómic de orígenes que va a centrar el tiro más hacia el pupilo que hacia el maestro y ese, aparte de su increíble dibujo, es uno de los grandes puntos a favor de esta historia sencilla y entretenida de una de las parejas más archiconocidas del universo DC.
Antes de entrar en materia, análisis técnico de la obra: contiene Robin & Batman núms. 1-3 USA, editorial ECC, 136 páginas, guion de Jeff Lemire, dibujo de Dustin Nguyen, cartoné tapa dura y un precio de 18,95 euros.
Vamos con la reseña
Padre e hijo en sus primeros días
Jeff Lemire nos trae en este Robin y Batman una serie de historias cortas que forman un tomo autoconclusivo que gustará mucho a aquellos amantes de esta pareja de superhéroes que más que amigos, son familia. Aquí veremos a un Robin tan joven que hablamos de una relación paternofilial en toda regla entre Bruce Wayne y Dick Grayson. Lemire nos sitúa en un contexto muy cercano a la muerte de los padres de Dick y a través de pequeñas aventuras de un Robin aún verde e infantil, Jeff nos cuenta cómo fueron esos primeros días de este joven héroe en la casa de uno de los superhéroes más atormentados e infelices de este maravilloso mundo de los cómics.
Batman, como sabe todo el mundo, aparece por el odio, la ira y la tristeza de un Bruce Wayne que quiere vengar la muerte de sus padres, por lo tanto, hablamos de un hombre criado en la oscuridad y no en la luz. Por eso, Lemire ofrece una narración muy realista y efectiva cuando vemos los problemas de convivencia de Robin y Batman. Uno es un niño repleto de energía que pese a la muerte de sus padres quiere afrontar la vida con más luminosidad que el hombre que le acaba de adoptar, hecho que los enfrentará en más de una ocasión. De hecho, esa diferencia de luz entre ambos personajes se ve a través de un demoledor y brillante dibujo a cargo de Dustin Nguyen. El rojo, verde y amarillo de Robin iluminan las viñetas. El gris y negro de Batman las oscurecen. Esa diferencia queda patente durante toda la obra y es un detalle destacado que sirve para contraponer a ambos personajes.
Con ese duelo entre el hijo rebelde y ese padre que le pide a un niño ser un hombre demasiado pronto, la historia se mueve con velocidad y efectividad. Lemire se mueve como pez en el agua en este cómic y sin ofrecer hechos nunca vistos antes en esta relación entre Robin y Batman, sí ofrece más detalles a tener en cuenta y sobre todo mucha verdad en ese duelo paternofilial que, altibajos de por medio, siempre acabará con un fuerte vínculo entre dos personas diferentes, pero que buscan sacar lo mejor del otro.
Secundarios que completan la narración
Si a Batman le cuesta ejercer de padre y maestro con Robin alguien deberá cuidar, no solo de él joven Dick, sino también del propio Bruce Wayne. ¿Quién ocupa ese papel? Como no, Alfred Pennyworth, el mayordomo más importante de la historia de los superhéroes. Cuando Batman se pasa de exigente, Alfred pone una mano sobre el hombro de Robin y si hay que llamar "malnacido" a Batman por no entender que delante de él tiene a un niño huérfano y no a un soldado, Alfred no se corta un pelo. Es el tercer protagonista de esta historia y Lemire le da el tratamiento que merece ya que es, sin duda, el verdadero padre de ambos héroes.
Aparte de Alfred, el enemigo de la historia será Killer Croc, el cual tendrá una relación anterior con Robin que ninguno de los dos recordaba al inicio de esta historia. Tanto el guion como el dibujo componen un enemigo que lógicamente no es el Joker o el Pingüino, pero sí cumple su función en esta narración. Además, completarán el elenco de secundarios, la Liga de la Justicia y también los Jóvenes Titanes, el filial del primer equipo, por así decirlo.
En conclusión, estamos ante un cómic que cumple con lo que promete y que sin ofrecer grandes sorpresas o elementos de la relación entre Robin y Batman que no se hayan tratado ya, sí sirve para conocer más capas de la misma y para homenajearla. ¡Y el dibujo! ¡Qué pasada de dibujo! Disfruten.