
De vez en cuando uno se encuentra con historias preciosas que caen en sus manos de casualidad o porque alguien, simple y llanamente, se las ha recomendado. No podemos estar a todo y menos con el ritmo de vida que llevamos y en ocasiones no nos fijamos lo suficiente en ciertas cosas perdiéndonos momentos maravillosos. Estas dos cosas se unen en este cómic europeo guionizado y dibujado por Jérémie Moreau, autor francés que ya brilló con luz propia en el Salón de Angoulême llevándose el premio a mejor obra con La saga de Grimr.
Este Penss y los pliegues del mundo trata precisamente sobre la belleza que hay en el mundo, a la cual se debe prestar atención, no simplemente darla por hecho. Estamos ante una historia preciosa de evolución personal y grupal que nos lleva a la prehistoria y a un tiempo en el que un joven humano cambiará su mundo y el de los demás para siempre porque, lejos de guiarse por lo establecido, se atreverá a romper todas las reglas.

Vamos con el apartado técnico del cómic: guion y dibujo por Jérémie Moreau, Norma Editorial, cartoné tamaño europeo de 19,4 x 25,5, 232 páginas y un precio de 35 euros.
Vamos con la reseña
Las maravillas del mundo, si te paras a mirarlas
En este cómic que nos trae Norma Editorial, el joven Penss será el protagonista casi absoluto de un historia que nos llevará a los primeros pasos del hombre en la tierra y todo lo que eso conlleva. Nos encontramos en un contexto salvaje y nómada para el ser humano. Sin capacidad para producir su propia comida y sobreviviendo a base de la caza y la pesca, las tribus se van moviendo durante todo el año para, llegado el invierno, poder resistir a las inclemencias meteorológicas con los pocos recursos que hayan podido conseguir durante el resto de estaciones.

Pero Penss no es como el resto de hombres, los cuales basan su vida en la caza y en el liderazgo. Nuestro joven protagonista prefiere observar el mundo con calma, detalle a detalle, hecho que le costará la antipatía del resto de la tribu y la desesperación de una madre mayor que cree que su hijo jamás se adaptará a la vida adulta. Pronto descubrirán que Penss, observando el mundo, logrará encontrar la fórmula para dejar la vida nómada atrás y encontrar elementos tan importantes en nuestra historia como las semillas, la agricultura, los cultivos... todo lo necesario para establecer en el futuro una existencia más cómoda para todo el mundo. Eso sí, por el camino prácticamente lo perderá todo defendiendo su visión de la vida. Incluso una gran y desgarradora pérdida le hará pensar que el mundo está en su contra y se convertirá en un ser egoísta y obsesionado con sus propias ambiciones.
Contado el argumento base de la historia, avanzamos en el análisis y pasamos al guion en sí. Estamos ante una obra que puede llegar a confundir al lector en su inicio pensando que el tono es más infantil que adulto. Esas primeras viñetas en las que se destaca la belleza del mundo a través de los ojos de Penss darán paso posteriormente a escenas totalmente opuestas. No se dejen engañar por los primeros momentos ya que lo que viene después no es apto para públicos sensibles. Veremos momentos terriblemente duros y llenos de crudeza en los que el autor no esconderá absolutamente nada. De hecho hay un momento durísimo al principio de la historia, en pleno invierno, que podría haberse dejado caer sin tanta crudeza, pero que Jérémie Moreau muestra en su totalidad para dejar claro que este cómic, para ser el canto a la vida que es, también debe mostrar la fuerza irremediable de la muerte.
Según avanza la narrativa, la cual no pierde ritmo en ningún momento, se irán incorporando personajes secundarios que enriquecerán la historia y sobre todo harán crecer a Penss. Sobre él gira todo en este cómic, pero sin lo que le rodea quizá no tendríamos la gran evolución del personaje que nos da aquí el bueno de Moreau. Evoluciona a Penss a través de lo que le rodea. Primero lo hace con la naturaleza y luego con las personas. Esa es otra parte a destacar de este cómic, la evolución dura, dificultosa y adulta de un personaje que roza los extremos del ser humano a lo largo de toda su vida.
Además de Penss iremos viendo cómo evoluciona su entorno a través de lo que él va descubriendo. Le tendrán miedo primero, odio después y por último cariño y respeto. Ese vaivén de sentimientos están mostrados perfectamente en las viñetas con momentos en los que Moreau ni siquiera necesita introducir diálogos. El uso del dibujo, del entorno natural y de los diferentes colores de las distintas estaciones serán más que suficientes para reflejar qué es lo que ocurre en cada momento. Por supuesto tendremos también dolor, amor, familia, pasión, momentos de tensión y enemigos que pondrán a prueba constantemente a Penss y a su entorno.
En cuanto al dibujo, Moureau tiene una gran sensibilidad para mostrar sensaciones a través de la naturaleza y lo deja patente viñeta a viñeta tanto en momentos llenos de luminosidad como en otros más oscuros y desgarradores. Os dejo varios ejemplos:


Conclusión: un canto a la vida que no duda en mostrar la dureza de la misma. ¿Qué sería del placer sin dolor o la vida sin la muerte? Eso es lo que traslada el autor gracias un personaje como Penss, perfectamente evolucionado a lo largo de la obra. Se lee con facilidad y rapidez y no necesita de muchos diálogos para mandar el mensaje que quiere mandar. El dibujo y el color dan sensibilidad a la historia y nos van guiando por todas las sensaciones y estaciones vitales que surca el personaje durante su viaje. Si gustan, disfruten de la lectura.

