

Maite R. Ochotorena (San Sebastián, 1970), comenzó su carrera como escritora con un carrito lleno de libros que trataba de vender puerta a puerta. Sus historias gustaban y daban de qué hablar, de modo que la editorial Planeta le echó el lazo. Cuando mira atrás, confiesa sentirse "sorprendida, satisfecha y orgullosa de haber llegado hasta aquí". "Me he construido a mí misma", dice. Publica Un desierto de hielo (Planeta), un thriller ambientado en los fríos y violentos parajes de la Antártida, donde los habitantes de una base científica deberán sobrevivir a un enemigo invisible.
"En esta novela hablo de la vida, de su fragilidad y su fuerza. La vida y la muerte tienen mucha presencia en la historia", explica a Libertad Digital. "La Antártida es un lugar tan inhóspito. Parece imposible que allí sobreviva nada y sin embargo hay mucha vida, tanto por encima como por debajo del hielo. Muchas cosas que no conocemos", añade.
La novela trascurre en una base científica, unas instalaciones que protegen a los personajes de las condiciones extremas del continente austral pero que, a la vez, es un entorno claustrofóbico que les pone a prueba. "Tienes que tener una preparación psicológica muy importante porque estás aislado, lejos de la familia, y la convivencia es difícil. Es el refugio que te separa del hielo, pero se vuelve despiadado si estás incomunicado y hay un peligro de muerte. Los personajes estarán al límite de su resistencia física y psicológica", avanza Ochotorena.
Hasta allí viaja el donostiarra Mikel Ibarra, un antiguo investigador criminal que ya trabajó como guía para los científicos de la base noruega Nytt Håp. "Conocía a una persona de mi pueblo que había sido guía para los científicos en una de estas bases. He tenido asesoramiento de primera mano y eso aporta un valor increíble a la novela. Me ha contado cómo son, cómo es la vida allí y qué se hace. Aparte, me he documentado y he leído mucho", defiende la autora. "A través de este personaje, exploro el tema del tiempo que tenemos en la vida y la necesidad de preservarla. Mikel está atravesando una crisis muy profunda que le pone al borde del precipicio".
La presencia de Mikel en este complejo es requerida tras la aparición del cadáver del geólogo Björg Stutgard. Su cuerpo desnudo fue depositado en la nieve, con una enorme herida abierta desde el esternón hasta el pubis. Sobre su vientre alguien escribió la palabra "Kripos". Los habitantes de la base saben mucho más de lo que dicen. "Hay un puntazo que deberá descubrir el lector", indica misteriosa Ochotorena.
‘Ecothriller’
En esa base, hay un plantel de personajes con distintas ambiciones y propósitos que le sirve para indagar acerca de la codicia humana. "La avaricia nos lleva a destruir entornos que ni siquiera conocemos. No sabemos ni el 1% de lo que se esconde bajo el hielo de la Antártida y por el camino estamos perdiendo criaturas que no sabemos ni que existen. Es muy temerario, aunque creo que las cosas están comenzando a cambiar. Soy optimista".
La inclusión de estos asuntos como esqueleto de la novela es lo que hace a la autora clasificarla como "ecothriller": "No me ciño a las normas de cada género, lo que me importa es contar la historia y que los elementos que utilizo hagan que el mensaje que yo quiero trasladar tenga más impacto. Si necesito un punto de ciencia ficción o fantasía, lo uso".
Maite R. Ochotorena. Un desierto de hielo. Editorial Planeta. 480 páginas. ISBN-10 8408267930.

