El pasado 22 de febrero, la primera ministra italiana Giorgia Meloni intervino en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) 2025, un encuentro anual del conservadurismo estadounidense celebrado en Washington. Su intervención, a pesar de su brevedad, tuvo un notable eco internacional en su día y meses después se viralizado. El escritor Arturo Pérez-Reverte, retomó las palabras de Meloni a raíz de los recientes Congresos del PP y del PSOE del pasado fin de semana. Decía en la red social X: "Después de oír a Feijóo, Abascal y Sánchez, escuchar a esa señora rubia me da unas enormes ganas (momentáneas, pero enormes) de ser italiano".
Oigo a Feijoo, a Abascal, a Sánchez, a cualquier rascapuertas de los que tenemos aquí, luego comparo sus palabras, tono y contenido con los de esta señora rubia, y me entran unas enormes ganas (momentáneas, pero enormes) de ser italiano. https://t.co/zwjTFXDCuZ
— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) July 5, 2025
Es cierto que el PP se volvió a definir como un partido un "de centro reformista", los discursos hablaron más de gestión y se evitó entrar en cualquier asunto con fondo ideológico, a pesar de estar en un contexto político cada vez más marcado por la batalla cultural.
Sin embargo la intervención de Meloni ofreció una defensa explícita de lo que considera los pilares de la civilización occidental, algo que recordó al magnífico ensayo La rabia ey el orgullo de la periodista también italiana Orianna Fallaci .
Abría su intervención con estas palabras:
"Sigo creyendo en Occidente. No como un espacio geográfico, sino como civilización. Una civilización nacida de la fusión de la filosofía griega, el derecho romano y los valores cristianos".
Se centró en lo que define como una crisis de identidad colectiva en el mundo occidental. Según la mandataria italiana, nuestra civilización no sólo es un legado histórico, sino una estructura de pensamiento y valores que merece ser reafirmada.
Meloni insistió en que Occidente, tal y como lo conocemos, se construyó "por medio del genio, la energía y los sacrificios de muchas personas" y subrayó que "su estructura se basa en principios como la igualdad ante la ley, la centralidad del individuo y la libertad como valor superior.
"La vida es sagrada. Todos los hombres nacen iguales y libres. La ley se aplica a todos por igual, la soberanía pertenece al pueblo y la libertad se antepone a todo lo demás. Esta es nuestra herencia y no nos disculparemos por ello", afirmó.
Críticas al discurso cultural dominante
Su discurso no señala amenazas externas, sino un proceso de erosión interna que se ve en ese debilitamiento ideológico que promueve la cultura de la cancelación y la ideología woke. En sus palabras:
"Nunca nos avergonzaremos de quiénes somos. Afirmamos nuestra identidad. Trabajamos para fortalecerla. Porque sin una identidad profundamente arraigada, no podemos ser grandes de nuevo".
También lanzó una pregunta retórica al auditorio, que luego se respondió a sí misma:
"¿Puede esta civilización seguir defendiendo los principios y valores que la definen? ¿Puede seguir estando orgullosa de sí misma y consciente de su papel? Yo creo que sí".
El discurso finalizó con una advertencia: "La izquierda radical quiere borrar nuestra historia, socavar nuestra identidad, dividirnos por nacionalidad, género, ideología. Pero no nos dividiremos, porque somos fuertes". Una intervención breve, de tono firme y orientada claramente al terreno de las ideas, que fue recibida con una fuerte ovación por parte del público estadounidense. Habló durante diez minutos. Lo suficiente para situar el foco en una cuestión que, para una parte del electorado europeo, sigue siendo fundamental: qué significa hoy defender Occidente.