La pandemia del
coronavirus en el norte de
Italia ha dejado
Venecia más solitaria que nunca.
Sin turistas desde principios de marzo, ya casi no navegan barcos vaporetti por sus canales, las góndolas están paradas sin ningún turista o visitante que demande un paseo. Sólo permanece impertérrita su
impresionante arquitectura y sus majestuosas plazas y edificios.