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'El último Late Night', la espléndida película de terror que imita un programa televisivo

El último late night se estrena en cines. Una película de terror que adopta la forma de programa televisivo... y triunfa.

El último late night se estrena en cines. Una película de terror que adopta la forma de programa televisivo... y triunfa.
El último late night | Filmin

Como el invitado escéptico dice en algún momento de El último Late Night, los fenómenos paranormales vistos en pantalla se deben a una puesta en escena impecable. La película de bajo presupuesto de los hermanos Cairnes demuestra que algo tendrá el terror cuando, siendo el género probablemente más copioso y estandarizado (y probablemente menospreciado) se las arregla para vestirse de gala cada poco tiempo con películas como la aquí presente, un fenómeno de festivales fantásticos que logra una razonable difusión gracias al buen nombre logrado en circuitos de nicho.

La película, con vibras televisivas de totems inevitables como el televisivo Serling y el cinematográfico Carpenter, adquiere toda ella la forma de un programa televisivo especial de la noche de Halloween de 1977. Naturalmente, todo sale mal en el programa, pero lo importante es que los Cairnes utilizan la plantilla televisiva no solo como una bromita "meta" o una sobada muestra más de artificioso "found footage" sino como un legítimo recurso para causar inquietud. Nada mejor que imitar la puesta en escena de un programa televisivo de otro tiempo para persuadir al espectador de que hay alguien detrás de las cámaras (y en otra dimensión) moviendo los hilos; de que algo efectivamente está ocurriendo al margen del escenario donde transcurre un guion que pronto va a desbarrar.

El último late night utiliza esa textura catódica vieja para sugerir la presencia de un incómodo observador, invocar una presencia extraña y sintonizar otras ondas de existencia. Forma y fondo comulgan, por tanto, en una película que probablemente haya tenido el más bajo presupuesto posible pero que no necesita más para lucir de fábula. Los directores y guionistas encuentran la manera de que la información necesaria para un largometraje fluya a lo largo del programa de televisión, pero que el conjunto sepa a cualquier difamada pero maravillosa película de serie B. No se necesitan, por tanto, más excusas en su razonamiento, solo -quizá- algo más de disparate sangriento en la orgía final.

Una última mención para un film donde el humor surge del propio absurdo. Todo lo aglutina al final el actor David Dastmalchian, habitual secundario y rostro lynchiano, inquietante pero herido, capaz de canalizar la agenda oculta de un personaje con un pasado perfectamente articulado en la hora y media que dura el aquí y ahora del programa/película. En suma, El último late night (traducción del más negro y divertido Late Night with the Devil) es desde ya mismo un pequeño y nuevo clásico para ver cada noche de Halloween.

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