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Muere Anouk Aimée, la elegante actriz de 'Un hombre y una mujer'

Un hombre y una mujer fue un exitazo comercial en todo el mundo, aunque la crítica no fuera en su totalidad tan entusiasta.

Un hombre y una mujer fue un exitazo comercial en todo el mundo, aunque la crítica no fuera en su totalidad tan entusiasta.
Anouk Aimée | Cordon Press

Se nos van yendo los mitos, a quienes ya tenemos unos años a cuestas. Y si hace pocos días nos dejaba Françoise Hardy, este último martes Francia ha vuelto a estar de luto por la desaparición de una de sus más brillantes actrices, Anouk Aimée, la maravillosa protagonista de Un hombre y una mujer. Muy activa en la gran pantalla entre la década de los 50 y los 60. Luego, entre un retiro por amor y su reaparición, acabó su vida artística en el teatro y la televisión. En su vida privada no tuvo la misma suerte, se casó cuatro veces y tuvo una hija, que es quien en su cuenta de Instagram daba la noticia de su muerte: "Mamá nos ha dejado", al mediodía del 18 de este junio pre veraniego.

Hay en la biografía de Anouk Aimée un vaivén en su identidad. Porque inicialmente fue inscrita como Françoise Sorya Dreyfus, nacida en 1932 pero en la frontera de la niñez y la adolescencia cambió su apelativo o su apellido, según. ¿Capricho de sus padres? No, en absoluto. Su progenitor era judío y para preservarla del odio nazi, de acuerdo con su esposa, la enviaron a un lugar del Sudoeste francés y luego a otro cercano a Suiza, a una pensión donde por cierto también estaba el futuro gran realizador Roger Vadim. Una protección la de los padres de Anouk, que eran actores. Y combinaron otros nombres ajenos al propio, como Françoise Durand. Y en ese tiempo, por la terrible guerra, puede que por imperativos de sus progenitores con el trabajo, el caso es que la futura gran actriz estuvo en una granja criada por sus padrinos.

De manera fortuita, sin que ella eligiera ser actriz puesto que hubiera preferido triunfar como bailarina, debutó en el cine a la edad de trece años. La película se tituló La maison sur la mer, que nunca llegó a estrenarse. El personaje de nuestra protagonista se llamaba Anouk, y ella lo eligió para su carrera artística. Lo del apellido, vino luego, rodando La fleur de l´age, dirigida por Marcel Carné, con un soberbio reparto encabezado por Arletty, Serge Reggiani y Martine Carol. Que, por cierto, quedó inacabada. Como si Anouk fuera gafe. El caso es que durante la filmación acertó acercarse el escritor, poeta y autor de canciones Jacques Prevert, quien nada más conocer a Anouk, le dijo que no le convenía anunciarse solo con ese nombre. Le propuso un apellido, que ella aceptó, encantada. El de Aimée, amada, querida.

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Un hombre y una mujer | Cordon Press

Y continuó ya en películas sin problemas, en una lista que según investigamos fluctúa entre las setenta y cuatro que cifra un diario francés, o las noventa y dos de otro. Hay en su filmografía muy notables títulos, el principal por cuanto le significó en su carrera, Un hombre y una mujer, de Claude Lelouch, fechado en 1966. Lelouch se inspiró en una mujer que conoció, solitaria, en una playa. Luego, aderezó el argumento: dos viudos que se encuentran los fines de semana en Deauville, donde coinciden para ver al hijo de cada uno de ellos. Y en una ocasión, van, vienen desde aquella hermosa ciudad del Noroeste galo hasta París. Y se enamoran. Él, piloto de carreras, interpretado por Jean Louis Trintignant. En una entrevista que le hice en Madrid, donde vino a rodar una película y la prensa no le hizo caso alguno, me confesó que lo de conducir un bólido de alta competición fue sugerencia que le hizo al director: Lelouch había pensado en un médico. Él y Anouk se llevaron estupendamente en el rodaje, dándose la circunstancia de que ésta era muy amiga de Nadine, la esposa de Trintignant. Para Anouk Aimée Un hombre y una mujer es una película sensual "pero no sexual, porque en ella existe una ternura real". Les desvelamos algo que estaba en el secreto de Claude Lelouch: antes de pensar en Anouk, había ofrecido el papel de Romy Schneider. Las razones por las que esta última no figuró en ese reparto, las desconocemos.

Un hombre y una mujer fue un exitazo comercial en todo el mundo, aunque la crítica no fuera en su totalidad tan entusiasta. El caso es que ganó la Palma de Oro en Cannes. Y Anouk Aimée salió disparada en adelante como una actriz elegante, sugerente en la pantalla, de enigmática sonrisa, muy diferente a lo que podrían simbolizar otras glorias del cinema francés, como la voluptuosa Brigitte Bardot o la algo misteriosa Catherine Deneuve.

Otros filmes importantes en su filmografía, fueron: La dolce vita, de Fellini, al que siempre estuvo agradecido por sus consejos. Conducía un "Cadillac" por Vía Véneto e intimaba con el reportero que interpretó muy bien Marcello Mastroianni: "Lo consideré como un hermano y nunca se insinuó conmigo. Pasamos unas vacaciones él con su hija Bárbara y yo con la mía", confesaba Anouk. Coincidió otra vez a las órdenes de Federico Fellini en Ocho y medio.

En ese listado de filmes protagonizados por ella figuran, además como destacados: Los amantes de Montparnasse, de Jacques Becker; y desde luego Lola, de Jacques Demy. Anouk pensó siempre que fue su gran película, en el papel de una mujer que se obsesiona por encontrar su primer amor. Tuvo allí ocasión de bailar en algunas secuencias, lo que la llevaba a recordar sus sueños infantiles, cuando pensaba dedicarse a la danza.

Resumiendo su importante carrera en el cine europeo y norteamericano, recordemos que estuvo dirigida por los muy prestigiosos George Cukor, Sidney Lumet, Robert Altman, Bernardo Bertolucci, Marco Belocchio, Agnés Varda…

Si en el cine fue muy admirada, no lo era menos en su vida personal. El primero de sus maridos fue Edouard Zimmermann, a partir de 1949, pero sólo duró un año su convivencia. Segundo esposo fue el cineasta griego Nikos Papatakis, con quien tuvo su única hija, Manuela. Contaba él que, para conquistarla, la impresionó presentándole un día a Pablo Picasso y otro a Jean Genet. Celebraron su boda en 1955, divorciándose en 1955. El tercero de sus enlaces fue con Pierre Barouh, actor y cantante, que fue quien compuso la banda sonora de Un hombre y una mujer, con aquel estribillo del "dabadá, badá…", que tenía una bonita letra aunque esa onomatopeya hizo fortuna. Tres años fue el tiempo de ese matrimonio, a partir de 1966. Por último, Anouk se desposó con un brillante actor británico, Albert Finney, en 1970, lo que la obligó a residir en Londres. Lo hizo muy convencida, y aceptando también que eso llevaría consigo su retirada del cine. Y así acaeció hasta que en 1978 se dijeron adiós, porque Albert estaba interesado en otras mujeres.

Al margen de esos matrimonios, Anouk vivió varios idilios, mientras intervenía en algunos rodajes, como en Le rendez vous, donde se enamoró del protagonista, el muy seductor Omar Shariff. Y en Hollywood cayó en las redes de Warren Beatty, quien no dejaba escapar a mujer alguna que llamara su atención. El director Éle Chouraqui convivió una temporada con ella.

Tras su larga experiencia en Londres, Anouk Aimé regresó a París, reanudando su actividad cinematográfica, ya desde luego más dispersa. No obstante seguía luciendo un atractivo físico al punto que la revista Empire la declaró en 1995 una de las actrices más "sexy" de toda la historia del cine. En adelante fue más reclamada por las productoras de televisión y en 2002 fue Letizia Bonaparte en una serie sobre el Emperador de los franceses. En 2012 se apartó de su profesión para vivir ya más tranquila, sin que tampoco se conocieran otros amores.

Un largo periodo muy interesante fue el que vivió entre 1990 y 2014, en temporadas teatrales distanciadas, representando una obra de dos personajes, Cartas de amor. Tuvo, en el transcurso de esos años, la satisfacción de compartir escenario, cronológicamente, con Bruno Cremer, Jean Louis Trintingnant, Alain Delon, Philippe Noiret y Gérard Depardieu.

Y, cuando menos se lo esperaba, en 2019, le llegó una propuesta a la que no pudo negarse: la segunda secuela de Un hombre y una mujer, tercera parte por tanto, donde volvía a ser, cincuenta y tres años más tarde, aquella sensual Anne Gauthier con su mismo enamorado, el ya envejecido Jean Louis Trintignant. Se estrenó fuera de concurso en el Festival de Cannes. La nostalgia, la emoción, muchísimos recuerdos, estuvieron presentes aquella velada ante un público conmovido con la presencia de los muy maduros protagonistas de aquella romántica historia.

Nada más se supo después de Anouk Aimée, ya sí definitivamente retirada. Por resumir cuantos elogios se han producido a la hora de su muerte, a los noventa y dos años, recogemos este comentario del diario Le Monde: "Fue una inmensa actriz francesa".

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