
Remake de la francesa Bienvenidos al barrio (2019), la versión española Al otro barrio vuelve a utilizar los barrios de la periferia para formular una suave picaresca sobre el engaño a Hacienda, estereotipos raciales y sociales y, lo mejor y más desaprovechado, el paletismo contracultural de los nuevos pijos de agencia inmobiliaria, o publicitaria, convenientemente contrapuesto a la (innecesaria) dignificación de las clases de barrio.
La comedia de Mar Olid, sin embargo, apenas juega con el punto de vista de ambos extremos y se limita desde el principio a plantear un televisivo repaso de gags de Aída que se beneficia infinitamente del "timing" cómico de su protagonista, Quim Gutiérrez. La trama, que insiste en tomar infinitas desvíos para destacar otros personajes en la enésima licencia televisiva, pierde por tanto el hilo narrativo inicial para alargarse en subtramas románticas o familiares que limitan el alcance de la sátira.
El barrio de Los Caños es, en esta tesitura, más un polígono industrial abandonado que un verdadero barrio, una renuncia más en otra comedia española que amaga pero no da golpe alguno y que reduce las diferencias económicas a chistes de raza. Al final, ni reflexión social ni dignificación de la periferia, solo un mercadillo de chistes más o menos afortunados (hay alguno glorioso en manos de, sí, Quim Gutiérrez) que se pierde en subtramas de "sitcom" televisiva. Lo que ocurre es que los tópicos de identidad cultural siguen siendo divertidos, y el chiste, aunque nace viejo, acaba demostrando la eficacia de las viejas fórmulas. No hemos cambiado tanto, y a lo mejor tampoco pasa nada.

