'Los futbolísimos 2. El misterio del tesoro pirata', entre Ibáñez y el blockbuster USA
Los Futbolísimos 2 se estrena en cines españoles el viernes 8 de agosto.
En una memorable escena de Kiss Kiss Bang Bang, la explosiva actriz en ciernes que interpretaba Michelle Monaghan aprovechaba una fiesta en las colinas de Hollywood para practicar sexo. Solo que el placer para ese oscuro objeto de deseo no era carnal, sino la colección de novelas pulp y detectivescas que encontraba en la estantería del magnate, que leía con ánimo embebido y cuerpo enroscado. Algo parecido, igualmente puro y desprovisto de afectaciones, despreocupado de juicios externos, ha debido sentir Miguel Ángel Lamata ante la treintena de novelas ilustradas infantiles de Robert Santiago, Los Futbolísimos, verdadero trolebús de ventas editoriales que ha justificado una (tardía) secuela del éxito original de 2018.
Y entre los tebeos picarescos de la colección Olé, con su excusa asentada en la cultura del pelotazo netamente española, y los ritmos visuales del blockbuster de autor USA, Los Futbolísimos 2 sintoniza la energía de los libros de Santiago en clave de subterráneo homenaje visual y omnívoro a esos clásicos de los 80 -sí, Los Goonies en cabeza, pero también It- pero también lo que vino después, donde caben, sin cortapisas o pretensiones de reverencia intelectual, Brian De Palma, Sidney Lumet, McTiernan o Michael Bay. Lamata desenreda su film familiar prestando igual atención al reparto infantil que al adulto, y sobre todo, aportando una puesta en escena que distingue el trabajo de otros éxitos del cine patrio en el mismo género y del mismo espacio y tiempo sin dejar espacio a la parodia, solo al solapado homenaje.
Un giro argumental a por minuto, quizá demasiados, y una idea visual por plano parece ser, de nuevo, la máxima de una secuela quizá tardía pero en cuyo descaro reside su mayor atractivo. Film de travesuras soñado por los niños y tolerado por padres gracias a una mirada adulta pero apta para todos (por, más bien, llegar desprovista de esnobismos cinéfilos más que apuntar al mínimo común denominador) Los futbolísimos 2 tiene alma de pequeño pero enérgico film de acción ochentero, de argumento quizá aturullado (la primera era de trazo más limpio) pero personajes de una locura excéntrica heredada del desaparecido Ibáñez.
Toda la película es, en cierto modo, una "heist-movie" camuflada de film infantil por Lamata, cuyas escenas de atracos suceden en el campo de juego y en la que los clichés y virajes argumentales, desde traiciones a niñas fatales, villanos de slasher canadiense y sórdidos polis corruptos, se pulsan a ritmo del embrollado Shane Black de la citada Kiss Kiss Bang Bang. Los futbolísimos 2 demuestra que la adaptación de la nostalgia fílmica de la generación (medio) adulta actual se consigue traduciendo de manera no literal, simplemente mudándose de Smallville a Sevilla la Chica.
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