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Pedro Fernández Barbadillo

Los Borbones que vistaron Cataluña

Los Borbones han tenido una predilección por Cataluña, sobre todo por Barcelona, que ya hubieran querido los extremeños o los gallegos.

Los Borbones han tenido una predilección por Cataluña, sobre todo por Barcelona, que ya hubieran querido los extremeños o los gallegos.
Carlos III tomando posesión de la canonjía de Barcelona en el año 1759 | Wikipedia

El primer Borbón, Felipe V (1700-1746), entró en su nuevo reino por Irún en enero de 1701 y llegó a Madrid el 18 de febrero. En mayo le juraron las Cortes de Castilla en el Monasterio de los Jerónimos.

El rey, que no había cumplido los 18 años y estaba soltero, necesitaba una esposa. La elegida fue María Luisa Gabriela de Saboya, de poco más de 12 años. Para halagar a los catalanes, que habían sufrido dos invasiones francesas en el siglo XVII (en la guerra hispano-francesa de 1635-1659 y en la guerra de los Nueve Años, de 1688-1697), se decidió que la niña llegase a España por el puerto de Barcelona, y allí se encaminó la corte, que salió de Madrid en septiembre.

El historiador Pedro Voltes escribe en su biografía de Felipe V que en las poblaciones catalanas que atravesaba el Rey recibía continuos agasajos, "más copiosos que en otros reinos, porque las poblaciones eran más numerosas y ricas". El 11 de octubre, el monarca entró a caballo por el portal de San Antonio.

Boda real en Figueras

Después de los agasajos y de la apertura de las Cortes, Felipe marchó a Figueras para reunirse con su esposa. Los votos se renovaron el 3 de noviembre de 1701, en la iglesia de San Pedro.

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Felipe V

Felipe V juró las Constituciones catalanas en el salón del Tinell el 14 de octubre de 1701. El 15 de enero de 1702, la ciudad de Barcelona celebró unas fiestas solemnísimas "por el feliz y perfecto recobro de la salud de Nuestro Rey y Señor Felipe". Ese mismo año zarpó de Barcelona para pacificar sus posesiones italianas. Regresó a Cataluña vencedor a finales de ese año.

Tan contentos estaban los catalanes con su nuevo rey que, comenzada ya la guerra de Sucesión, rechazaron en mayo de 1704 un desembarco de tropas invasoras. La flota anglo-holandesa bombardeó por primera vez en esa guerra Barcelona. De regreso a Lisboa, la flota ocupó Gibraltar. Un poco más tarde, un grupo de la oligarquía catalana, que se había comprometido con el archiduque Carlos en el Pacto de Génova (1705), se cambió de bando.

Cuando murió Felipe y ascendió al trono su segundogénito Fernando VI, las ciudades catalanes mostraron su pesar por el fallecimiento del rey que había abolido los fueros regionales y dictado varias medidas proteccionistas favorables a la industria local.

En su corto reinado, Fernando VI no visitó Cataluña (1746-1759). Acuñó monedas en que se titulaba príncipe de Cataluña. En 1755, se fundó la Real Compañía de Comercio de Barcelona, para comerciar con Puerto Rico, Santo Domingo y otras islas del Caribe. La empresa recibió los mismos privilegios que la Compañía de Caracas guipuzcoana.

Barcelona, un ‘paraíso’ por obra de Carlos III

Al haber muerto sin hijos, se llamó al reino a su hermanastro Carlos, desde 1734 rey de Nápoles y de Sicilia. Para desembarcar en España escogió el puerto de Barcelona, adonde llegó en octubre de 1759.

Las fiestas en la ciudad que habían sitiado las tropas de su padre entre 1713 y 1714 fueron apoteósicas. Para que no quedase duda de la adhesión de los catalanes al nuevo soberano, se gritaba "Viva Carlos Tercero, el verdadero". Un escritor aseguró que Barcelona se había convertido en "paraíso" durante los días de estancia del rey y de su familia. En su reinado, autorizó a los puertos de Barcelona y Tortosa a comerciar con las Indias y redobló las prohibiciones de introducir en España productos textiles extranjeros, en beneficio de la industria catalana.

Carlos IV (1788-1808) y su esposa, María Luisa de Parma, realizaron una larga visita a Barcelona entre el 11 de septiembre de 1802 y el 8 de noviembre. El motivo era la boda del príncipe de Asturias, Fernando, con la princesa María Antonia, de la rama napolitana de los Borbones.

Entre los festejos, destacó un acto que hoy consideramos servil: los reyes entraron en Barcelona en un carro tirado por los pro-hombres de la ciudad condal. A Carlos IV le encantaban la caza y la pesca, pero como había poca caza en Pedralbes y Montjuich el rey se entretuvo con la pesca.

Por el rey absoluto y la Inquisición

Fernando VII (1814-1833) estuvo varias veces en Cataluña, aparte de para su primera boda. Cataluña fue la primera tierra española que pisó después del cómodo cautiverio en que le mantuvo Napoleón desde 1808. Entró en marzo de 1814 por Figueras y recorrió Gerona, Tarragona, Reus, Zaragoza, Daroca y Segorbe. Llegó a Valencia a mediados de abril y allí recibió a la regencia y derogó la Constitución.

Después de que la intervención francesa le repusiera en su trono, en 1823, Fernando reinó como monarca absoluto. Sin embargo, para algunos era blando con los liberales y en el verano de 1827 se alzaron partidas en el centro de Cataluña pidiendo, entre otras cosas, la restauración de la Inquisición.

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Isabel II

Fernando abandonó El Escorial el 22 de septiembre y el 28 entró en Tarragona. Una vez en tierra catalana, el rey aplastó a los ‘malcontents’, aunque defendieran su monarquía.

La hija de Fernando, Isabel, empezó a reinar en 1833, a los tres años de edad. Una vez pacificado el país, después de la guerra carlista y las agitaciones de los esparteristas, el Gobierno de O’Donnell llevó a la reina por toda España, salvo Canarias. En septiembre de 1860, Isabel II llegó a Barcelona desde Palma.

Cuando el general Martínez Campos le proclamó rey, el príncipe Alfonso (1874-1885) se encontraba en el exilio. De París partió para Marsella, donde el 8 de enero le recogió la fragata Navas de Tolosa. Al desembarcar en Barcelona al día siguiente, Alfonso dijo: "Si lograse hacer de toda España una Barcelona, estoy seguro de que habría hecho de mi patria una gran nación".

Después del Desastre de 1898, el catalanismo se convirtió en un problema político serio. En 1904, el presidente del Gobierno, el conservador Antonio Maura, persuadió a Alfonso XIII (1885-1931) para que viajase a Cataluña, con 18 años de edad.

La petición de privilegios a la Corona

El concejal catalanista Francesc Cambó pronunció un discurso en el Ayuntamiento de Barcelona en el que pidió la concesión de autonomía, apeló a los sentimientos y se atrevió a interpretar la conducta de sus paisanos:

"Esta ciudad, Señor, no se siente feliz. Se engañaría Vuestra Majestad si creyese que el contento que manifiesta, desde que os tiene en su seno, indica que están satisfechas sus aspiraciones, que los graves problemas que tiene planteados y las hondas preocupaciones de su espíritu han desaparecido".

La otra nota desagradable correspondió a un intento de asesinato de Maura por un anarquista.

El primer viaje oficial de Juan Carlos I a Cataluña se desarrolló en febrero de 1976 y comprendió las cuatro provincias. Los reportajes de La Vanguardia las llamaron "jornadas de apoteosis". El presidente de la Diputación de Barcelona, Juan Antonio Samaranch, aprovechó la ocasión para pedir "un régimen especial" para Cataluña. Sus deseos se cumplirían.

El rey en su discurso en Berga dijo: "La transformación que España ha tenido en estos últimos años del mandato de Franco, no puede detenerse y se pondrán todos los medios para que este proceso continúe".

Aparte de los viajes de los Borbones a Cataluña, podemos mencionar las quince visitas que realizó a la región Francisco Franco: para asistir al Congreso Eucarístico, para inaugurar la SEAT, por las inundaciones del Vallés… Las multitudes que le recibieron se contemplan en los reportajes del NO-DO y, por supuesto, de La Vanguardia, siempre con el poder.

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