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Iván Vélez

Hollywood contra España

Lejos de constituir un asunto sobre el que especulan sesudos historiadores, la Leyenda Negra tiene un impacto decisivo en España y en toda la Hispanidad.

Espasa

Con el subtítulo "Cien años perpetuando la Leyenda Negra", Esteban Vicente Boisseau acaba de publicar un libro –Hollywood contra España– que supone una importante aportación a todas las obras que, desde hace aproximadamente una década y cada vez con mayor frecuencia, abordan ese constructo ideológico llamado Leyenda Negra, huelga decir que antiespañola.

Muchos son, en efecto, los libros que han orbitado sobre la negativa imagen de nuestro pasado y de nuestro presente. La mayor parte de los mismos han empleado fuentes clásicas tales como la Brevísima de Las Casas, la entrada "España" de la Enciclopedia perpetrada por Masson de Morvilliers o las exageraciones inquisitoriales del afrancesado Llorente. Junto a obras de este cariz, quienes recientemente han combatido la Leyenda Negra han estructurado sus obras alrededor de los habituales temas: Inquisición, presunto genocidio de los nativos americanos, expulsión de los judíos o el igualmente presunto atraso científico español. A todo ello se ha sumado, a menudo, el estudio del pintoresquismo decimonónico, que ofreció una nueva imagen, menos sombría pero igualmente excepcional, de España.

Todos estos temas, y aún otros, aparecen en el libro de Esteban Vicente Boisseau. Sin embargo, lo que añade interés a esta obra es el uso de un, nunca mejor dicho, nuevo enfoque: el que tiene que ver con las producciones cinematográficas, aunque no sólo. En efecto, el autor maneja una gran cantidad de referencias figurativas que cabría conectar con los célebres grabados de Teodoro de Bry, que tanto impacto tuvieron en su día en círculos muy concretos, forzosamente inferiores a los que alcanzan el cine, el videojuego, el cómic o la televisión, medios que desfilan por un Hollywood contra España cuyo título queda ampliamente desbordado, no sólo por pisar terrenos ajenos al cinematográfico, sino porque Vicente Boisseau también ha dedicado espacio a lugares ajenos a los famosos estudios alzados en California. Aunque en menor medida, las cinematografías inglesa o francesa, pero también la italiana, que ya en 1910 rodó una película dedicada al Cid, forman parte del libro que nos ocupa. A ellas se suma, naturalmente, la española, siempre dispuesta –véanse los disparates expelidos por el actor Álvaro Morte a propósito de Elcano– a incorporar componentes negrolegendarios a sus filmes.

Basado en unos sólidos conocimientos históricos, Esteban Vicente Boisseau abre y cierra su libro con dos conflictos bélicos que han dejado una profunda huella en el celuloide. Si el primero de ellos, la Guerra de Cuba, con el hundimiento del Maine como momento estelar, sirvió para un despliegue propagandístico y amarillista, con William Randolph Hearst a la cabeza, que ha constituido una referencia canónica; el segundo, la Guerra Civil Española, ha sido y sigue siendo un campo de batalla tan ideológico como maniqueo. Entre estos extremos bélicos, Hollywood contra España presenta numerosos ejemplos ajustados a la metodología negrolegendaria, aquella que omite y exagera en función de objetivos propagandísticos e ideológicos muy concretos ejemplos ajenos, en su gran mayoría, a la Academia, pero presentes en numerosos hogares y telepantallas. Son estos nuevos formatos, continuadores de las producciones hollywoodienses, a menudo desdeñadas por los analistas más exquisitos, los principales vehículos a través de los cuales llegan a las nuevas generaciones, más afectas a lo digital que a lo vegetal, los contenidos de una leyenda que, lejos de constituir un asunto sobre el que especulan sesudos historiadores, tiene un impacto decisivo en el presente y futuro, no sólo de España, sino de toda la Hispanidad.

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