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El joven Dickens

La Editorial Periférica publica unos relatos que publicó el escritor en la revista Bentley’s Miscellany, de la que era editor, entre 1837 y 1839.

Los Libros: El joven Dickens

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La Editorial Periférica publica unos relatos que publicó el escritor en la revista Bentley’s Miscellany, de la que era editor, entre 1837 y 1839.
Retrato de Charles Dickens | Wikipedia

Nadie discute hoy la grandeza de Dickens: su capacidad narrativa, su humanidad, su sentido del humor, su compasión por los débiles. (Los españoles no debemos olvidar su lectura del Quijote, que tanto le influyó). Por eso, es lógico recuperar también sus textos menores.

La Editorial Periférica publica ahora unos relatos que publicó Dickens en la revista Bentley’s Miscellany, de la que era editor, entre 1837 y 1839, cuando él firmaba con el seudónimo Boz. Tenía entonces unos 25 años. En esa etapa escribe ya obras maestras como Oliver Twist y Los papeles secretos del club Pickwick.

Recoge este volumen siete textos. Los tres primeros, los más interesantes, son los que dan título al volumen: Los papeles de Mudfog (una pequeña ciudad inglesa cuyo imaginario nombre une el 'barro' con la 'niebla'). En el primero se cuenta la aventura del señor Tulrumble, famoso por su capacidad para dormirse en cualquier reunión, que llega a alcalde de su ciudad y organiza un fastuoso desfile. Sus arbitrarias decisiones tienen el común denominador de "ir contra los pequeños placeres con los que una vez se deleitaron", algo que merece un severo castigo: convertirse en "objeto de desprecio y burla".

Los mejores relatos del libro son los que recogen los informes de las reuniones de la Sociedad Mulfog para el Avance de Todo: una parodia de la Sociedad Británica para el Avance de la Ciencia, que se había fundado pocos años antes. Este grupo de sabios quieren controlar el trabajo de las pulgas, descubren que el gran defecto de las novelas consiste que son mentira y utilizan un misterioso aparato cuyo único problema es que se descompone totalmente... Cuando deciden hacer cosas prácticas, útiles para la sociedad, inventan una máquina de robar carteras, unos autómatas que sirven para recibir puñetazos y un aparato tan ingenioso que nadie sabe cómo ponerlo en marcha: "Ahí radica su belleza".

El ingenio de Dickens se ceba en el ingenuo progresismo de esta "abrumadora aglomeración de intelecto". El lector recordará, probablemente, la sistemática locura de Bouvard y Pécuchet, los grotescos protagonistas de la genial novela de Flaubert.

Menos importancia tienen los otros relatos, aunque sea curiosa la burla de dos tipos vanidosos: el "león literario" (es decir, el escritor que sólo sirve para amenizar veladas) y el personaje que presume de tener misteriosos "contactos con la prensa". Todo desemboca en una visión general de la vida como una pantomima tragicómica.

No es éste el mejor Dickens pero sí es un excelente escritor. El que no haya leído nada de Dickens, será mejor que descubra alguna de sus grandes novelas. Los que ya las conozcan, disfrutarán con el inteligente sentido del humor de estos relatos.

Charles Dickens: Los papeles de Mudfog, Cáceres, ed. Periférica, 2014, 189 págs, 16’75 euros. ISBN: 978-84-16291-01-4.

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