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Aznar presenta 'Lerroux. La República liberal'

El expresidente del Gobierno ha hablado de la actual situación del país durante la presentación de Lerroux. La República liberal

El expresidente del Gobierno, José María Aznar | Europa Press

La biografía que se presentaba en la Fundación FAES era Lerroux. La República liberal (FAES), y teniendo en cuenta la candente actualidad política, la vida del dirigente republicano no hizo sino facilitar la posibilidad a los contertulios de analizar algunas similitudes históricas. Precisamente por eso, quizás, el último en intervenir no fue el autor de la obra, como suele ser habitual en estos casos, sino el expresidente del Gobierno y anfitrión en el acto, José María Aznar, que quiso comenzar su discurso tratando de contextualizar al biografiado, para salvar su figura de la oscuridad memorialística a la que se le ha condenado tradicionalmente: "Todavía en los libros de texto en los que se aproximó nuestra generación por primera vez a la época de la Segunda República, se pintaba a Lerroux como un demagogo; y sin embargo nunca se comentaba su evolución política del republicanismo de izquierdas hacia un liberalismo moderado y posibilista".

"Lerroux fue un político en toda la extensión y profundidad del término", prosiguió Aznar. "Fue un éxito suyo mantener la templanza durante los primeros compases de la Segunda República; y durante todo el tiempo que duró el régimen republicano, él encarnó como pocos ese espíritu de consenso que, mucho tiempo después, hizo que todos los españoles pudiésemos pactar en 1978". En ese sentido, Aznar destacó las convicciones que acabó defendiendo el político republicano: "Su defensa del liberalismo económico y de la propiedad privada, compatibles siempre con un cierto intervencionismo del Estado en materias sociales"; y su conquista de la idea de consenso y convivencia, que se vio reflejada en su "atemperamiento paulatino de su anticlericalismo demagogo, cuando decidió abogar definitivamente por la libertad de culto". Lerroux es un ejemplo, en su opinión, de político de altas miras, "más avanzado que la mayoría de sus contemporáneos", y malentendido y maltratado tradicionalmente por la historia.

Alejandro Lerroux / Cordon Press

Como no podía ser de otra manera, el expresidente quiso también hablar de los grandes retos a los que se tuvo que enfrentar el líder del Partido Radical durante su mandato: "En 1934 se enfrentó a la insurrección más violenta en varias décadas, sin que por ello el Estado de derecho pagara el precio", comentó. "Y aunque tuvo que combatir la autoproclamación del Estado Catalán, siempre abogó por las autonomías". "Lerroux es una figura clave de un momento esencial de nuestra historia: La gran tragedia, por lo que tuvo de carencia cívica y de preponderancia del sectarismo, de la que nos salvó la Transición". Por ello, comentó, "hoy es lamentable que tengamos que preguntarnos acerca del valor real que tuvo ese esfuerzo de reconciliación".

Aznar achacó el mal político actual de España a las "personas que no quieren superar el pasado, sino que buscan recrearlo"; aunque, pese a todo, dijo "seguir confiando en la estabilidad de España". En su opinión, "el futuro se juega ahora en Cataluña", y lanzó al aire una pregunta: "¿Cómo es posible que en Cataluña se repita el mismo fracaso una y otra vez? Ya hemos vivido en otras ocasiones situaciones como la actual, en las que la deslealtad es recibida entre aplausos. Por eso, yo sólo quiero advertir que la campaña del indulto ya se hizo en 1934 con los antecesores de los que ahora se sientan en el banquillo". Su solución, por tanto, pasa por que "el Estado ponga fin a este desafío constante de manera rotunda. Esa es la responsabilidad más grave del futuro gobierno, sea del signo que sea, y por cómo la afronte deberá ser juzgado". Para terminar, se despidió con una reflexión: "Tenemos ante nosotros situaciones que no son menos cruciales que a las que tuvieron que enfrentarse nuestros antecesores. Todas las generaciones, nos guste o no, deben hacer frente a los retos de su tiempo. Y nosotros no somos la excepción".

Alejandro Lerroux, el político malentendido

Por su parte Roberto Villa García, profesor de Historia Política de la Universidad Rey Juan Carlos y autor de la biografía, quiso centrar su intervención en aclarar "principalmente dos imágenes típicas que nos han llegado de Lerroux y que son muy matizables". "Por un lado, la de demagogo y populista anticlerical de su primera época en Barcelona", dijo. "Si bien es cierto que lo fue, hay que decir que el republicanismo en aquella época era así. El discurso del ideal republicano promovía una lucha entre la sociedad republicana y el régimen oligarca y religioso. Esas son varias cuestiones que deben conocerse, porque son claves a la hora de comprender la biografía política de una persona tan relevante como Lerroux".

"Por otro lado", continuó, "la imagen del Lerroux oportunista y sin convicciones reales, capaz de todo por llegar al poder: En realidad eso es algo tremendamente matizable, por no decir, directamente, falso. Lerroux era un republicano muy sincero, lo que pasa es que pese a que era republicano de convicción, no era un dogmático". De esa manera explicó las diferentes decisiones que tomó el político a lo largo de su trayectoria. "Es curioso que, siguiendo ese razonamiento, a Azaña no se le considere un oportunista, teniendo en cuenta que pasó de ser republicano a monárquico y viceversa en varias ocasiones".

Profundizó después en su postura, explicando que "si Lerroux quería tanto el poder, es difícil entender por qué se mantuvo en la oposición durante el primer bienio de la Segunda República, cuando todos sus antiguos compañeros republicanos de izquierdas eran los que lo ostentaban". Y analizó que "en realidad, él defendía ante todo una República liberal y tolerante. Era constitucionalista y antirrevolucionario, y por eso acabó enemistado con sus antaño colegas socialistas. De hecho, no hay que olvidar que fue el PSOE el que, en 1934, protagonizó el levantamiento contra el Gobierno que él presidía".

"Lerroux es uno de los políticos más relevantes de la Segunda República", prosiguió, "y sin embargo todavía no tenía una biografía política completa. Este libro viene a rellenar esa laguna".

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